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La esperada sentencia del caso Gürtel tiene un serio problema

La esperada sentencia del caso Gürtel tiene un serio problema
El magistrado Julio de Diego, en actitud "comprometida", junto al presidente del tribunal, José Antonio Mora Alarcón, y su compañera, María Fernanda García Pérez, en un momento del juicio del caso Gürtel, visita del Papa, tomada el 20 de julio pasado.
10/9/2020 13:13
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Actualizado: 10/9/2020 20:34
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El más serio de todos los problemas: El de la credibilidad. ¿Por qué? Porque su último ponente, el magistrado Julio de Diego, se pasó buena parte de las sesiones dormido.

Puede ser que el Tribunal Constitucional inadmita el recurso de amparo contra la sentencia de casación del Tribunal Supremo, cuyo ponente es el magistrado Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre –cuando se produzca–y que se va a conocer en breve.

Y será comprensible, porque en España el caldo de cultivo está más que cultivado en lo que a Gürtel se refiere. Además, el tribunal del caso en el Alto Tribunal tiene que trabajar con los mimbres que le han tocado. No hay otros.

Sin embargo, cuando esa sentencia desemboque finalmente en Estrasburgo, los jueces del Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo verán con ojos nuevos.

Diferentes.

Se preguntarán, ¿cómo es posible que una sentencia de este calado, en la que uno de los tres magistrados se pasó buena parte del juicio dormido, y que después sentó las bases para que el Gobierno de España sucumbiera ante una improbable moción de censura, no fuera invalidada y el juicio repetido, con otros magistrados?

Porque ese solo hecho, el de un magistrado durmiente en muchas de las sesiones del juicio Gürtel primera época (1995-2005), hizo añicos el juego limpio representado en el artículo 24 de la Constitución, el de la tutela judicial efectiva.

Es mi opinión.

Para que nos entendamos en términos futbolísticos, es como si en un partido Real Madrid-FC Barcelona Ansu Fati le hubiera pasado un balón, que hubiera salido medio metro fuera del campo, a Leo Messi y este hubiera marcado un gol decisivo.

Un gol que, además, el VAR dio después por bueno.

El «VAR judicial», en este caso fue el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ante el que los abogados defensores presentaron una queja tras el juicio.

Fueron un total de 35 vídeos y sus minutados en los que el magistrado De Diego aparecía dormido o consultando el móvil, es decir, ausente.

El presidente del tribunal, Ángel Hurtado, le despertó varias veces con la técnica del «rodillazo».

“El Ilmo. Sr. Magistrado D. Julio de Diego no se ha dormido solamente en 2 o 3 sesiones de las 126 celebradas sino en su práctica totalidad. El Sr. De Diego ha presentado signos de hallarse en estado de reposo y en suspensión de los sentidos de todo movimiento voluntario quedando en largos intervalos de tiempo sus facultades intelectivas y volitivas en suspenso por haber pasado de la vigilia al sueño”, escribió Miguel Durán, uno de los abogados, al que sus compañeros le relataron lo que habían sido testigos día tras día, a lo largo del año que duró el juicio.

Los abogados solicitaron al promotor de la Acción Disciplinaria (pAD) del CGPJ, en nombre de sus clientes, que se analizaran las 500 horas que duró el juicio para determinar qué tanto por ciento De Diego estuvo «ausente».

Propusieron, además –una magnífica idea– que el CGPJ creara una comisión para «estudiar que haya siempre, en todas las salas de vistas de España, una cámara operativa que grabe al tribunal o al juez cuyo y que, evidentemente, esa grabación quede registrada en el soporte oportuno mediante fe pública del Letrado de la Administración de Justicia correspondiente». 

Una propuesta que no obtuvo contestación alguna de una institución –el CGPJ– que en 2018 recibió el premio de Transparencia Internacional.

Es verdad que el magistrado Hurtado le echó un capote corporativo a De Diego en su informe ante el pAD al decir que en una sola ocasión le llamó la atención sobre lo que le pareció una actitud de «escasa atención».

«Le insistí en que no debía mantener esa actitud y compostura», aclaró Hurtado.

El magistrado de la Audiencia Nacional, Julio de Diego, en una foto tomada en los momentos precedentes al acto de apertura de tribunales de 2018, celebrado en el Tribunal Supremo. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

EL «VAR» DEL CGPJ

Al final, el «VAR» del CGPJ, ante el que los abogados presentaron una queja, después de visionar las grabaciones de las vistas, dio por bueno el gol de De Diego.

Si bien constató que “determinados modos de estar en la Sala por parte del denunciado podrían ser constitutivas de un demérito profesional”.

Algunas de las conductas referidas, prosiguió, podrían ser compatibles con la aparición de cansancio y fatiga, añadió.

Lo que excluía, «de conformidad con el principio de tipifidad, la existencia de una falta grave o muy grave».

El «VAR» del CGPJ consideró relevante, además, que ninguno de los abogados de los acusados manifestaran protesta alguna durante el juicio.

¿Cómo íbamos a manifestar ninguna protesta cuando, sobre la mesa, estaban en juego una porrada de años de cárcel de nuestros clientes? Lo hicimos cuando había que hacerse, es su contestación.

Para demostrar que lo que decían tenía una seria base abrieron un canal en Youtube, «La verdad de Gürtel», con todas las dormidas de De Diego.

Pinchando sobre la imagen se accede a la pagina de Youtube donde se recogen todos los momentos en que De Diego estuvo dormido o entretenido con el móvil.

JULIO DE DIEGO, SU PONENTE FINAL

Julio de Diego fue, además, el ponente final de la sentencia, después de que Hurtado renunciara debido a las «discrepancias» con José Ricardo de Prada y con él. 

«Dadas las discrepancias habidas sobre algunos puntos sometidos a debate en el curso de la deliberación (…) encargo la redacción a mis compañeros para que redacten la resolución en la parte que cada uno discrepe«, explicó Hurtado en un escrito.

José Ricardo de Prada –y no lo ha desmentido– fue el autor del párrafo sobre la existencia de la supuesta caja B del PP, la semilla de la mencionada moción de censura al gobierno de Mariano Rajoy. 

Una referencia que el Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional –sus pares, sus iguales, en ese órgano judicial– consideró  que no era «absolutamente necesaria», lo que comprometió su imparcialidad para juzgar la supuesta contabilidad opaca del partido en otro caso. 

Hurtado emitió un voto particular en esa misma sentencia declarando su desacuerdo con ese pronunciamiento.

JULIO DE DIEGO SIGUE DURMIÉNDOSE A DÍA DE HOY

El magistrado Julio de Diego ha seguido, después de aquello, sirviendo en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

Y ha seguido durmiéndose.

Sus últimas «evasiones» se han producido durante las sesiones del juicio sobre la visita del Papa a Valencia, también de la serie Gürtel, sobre la que ha informado el diario El Mundo.

A esto se añade también otro factor de relevancia inexplorado: el papel del comisario jubilado, en prisión preventiva, José Manuel Villarejo Pérez, en la gestación del caso Gürtel.

Villarejo ha solicitado al magistrado Manuel García-Castellón, titular del Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional, que instruye el caso Tándem, y las 25 piezas diferentes en que ha sido subdividido, declarar voluntariamente sobre el caso Gürtel.

Tiene, al parecer, pruebas y testimonios de relevancia que aclararían la verdad del origen de este caso.

El tribunal del que formó parte Julio de Diego condenó a 351 años de cárcel a 29 de los 37 acusados por la primera época del caso Gürtel.  

La pena más alta –51 años y 11 meses– fue para Francisco Correa. A su «número dos», Pablo Crespo, se le impusieron 37 años y medio. Luis Bárcenas, ex tesorero del PP, se llevo 33 años y cuatro meses de prisión más una multa de más de 44 millones de euros. Su mujer, Rosalía Iglesias, recibió 15 años y un mes y Carmen Rodríguez Quijano, ex mujer de Correa, 14 años y 8 meses de cárcel.

Otras de las condenas más elevadas fueron las del exalcalde de Majadahonda Guillermo Ortega, penado con 38 años y 3 meses de cárcel; la del exconsejero madrileño Alberto López Viejo, con 31 años y 9 meses; la del contable del entramado, José Luis Izquierdo, de 17 años y 7 meses; o la del exalcalde de Pozuelo Jesús Sepúlveda, de 14 años y 4 meses, entre otras.

Estas son palabras mayores.

El magistrado Berdugo lleva desde el pasado mes de febrero elaborando la sentencia de casación de este caso. Su publicidad se considera inminente.

Entiendo  su complejidad.

Pero desde el Palacio de las Salesas tienen que tener muy presente que aunque el «VAR» del CGPJ dio por bueno el gol, todo el mundo vio que el balón había salido del campo. 

Lo lógico habría sido la repetición del juicio, en su momento, como solicitaron la mayoría de las defensas. Y que se celebrara con un tribunal imparcial en el que ninguno de sus miembros se duerma.

Ya sé que eso, a día de hoy, es imposible.

No se va a producir.

Eso queda para Estrasburgo. Y no soy la bruja Lola. 

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