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Carta al fiscal Ignacio Stampa: Usted y yo ni nos conocemos ni hemos tenido relación alguna

Carta al fiscal Ignacio Stampa: Usted y yo ni nos conocemos ni hemos tenido relación alguna
María Montero dirige esta carta al fiscal Ignacio Stampa después de enterarse de que "amigos" o "admiradores" suyos están fabricando una historia atribuyendo a ambos un falso lío sentimental, que estaría en el origen de las informaciones publicadas por la periodista que han contribuido al cambio de destino del fiscal.
21/2/2021 06:50
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Actualizado: 22/2/2021 12:58
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Soy muy consciente de que, desde las páginas digitales de Confilegal, he contribuido, con mi información, a poner negro sobre blanco la historia personal del exfiscal anticorrupción, Ignacio Stampa, y la abogada de Podemos, Marta Flor, a raiz de las denuncias de José Manuel Calvente, destapando este escándalo.

Una información que ha contribuido a su desplazamiento del fiscal, al nuevo destino en el que se encuentra.

Lo que nunca me podía imaginar es que se fuera a aplicar sobre mi persona una estrategia que no sé si definirla de desinformación o de difamación, o las dos cosas.

Me explico: En los últimos días me han llegado, por varias fuentes, la «noticia» de que Ignacio Stampa y yo hemos tenido un lío.

Un lío sentimental, carnal, pasional, se entiende.

Según el relato de esta «fake news», Stampa se cansó de mí o rompimos nuestra «relación». Razón por la cual le puse la proa para acabar profesionalmente con él.

Es decir, la motivación detrás de mis informaciones fue la misma que la de Edmundo Dantés, el conde de Montecristo: la venganza.

O visto de otra forma, el despecho femenino contra un hombre.

Además, al parecer, «alguien» de la Secretaría de Estado del Ministerio del Interior, habría estado –o está– tratando imágenes de Stampa y de mi persona para darle verosimilitud a esa mentira. Imágenes «comprometidas» que, presumiblemente, pronto podrían estar circulando.

Algún amigo, o admirador, de Stampa, quizás, se podría deducir.

SOY RUBIA, PERO PIENSO

Advierto que soy rubia, pero pienso. Y mucho, y me da mucha risa de los que están urdiendo este montaje. Porque tienen tres cosas evidentes: mucho tiempo libre, mucha osadía y muy poca imaginación.

Según me han contado, ya se han producido «filtraciones» a diversos medios de comunicación. Incluso en algún «dossier» constan ‘imágenes super exclusivas’, de mi supuesta relación íntima con el fiscal Stampa.

¿O sea que, al final, la cosa va de salvar al «soldado Stampa»? Al “machote”. El «soldado Stampa» es el único responsable de su destino.

Es evidente que me han investigado en la red, que se han podido descargar fotos mías. Y mi apariencia no les disgusta, de ahí esta invención.

Pero verdad no hay más que una: Stampa y yo no nos conocemos ni hemos tenido relación alguna.

Tengo que confesar que, me invade una cierta ironía femenina con esta cuestión, pero agradezco infinitamente al hacedor –o hacedores– de esta historia de pasión, la oportunidad de despejar esta ecuación.

Dicho esto, me dirijo al fiscal Stampa, a través de esta columna, para que les diga a sus amigos –o admiradores– que cesen en el intento.

María Montero, directora del programa «La Ventana Indiscreta», que se emite a través de la Inter.

SOY UNA PROFESIONAL DE LA INFORMACIÓN

Si Ignacio Stampa, me conociera, me conociera de verdad, ya sabría que, como mujer, cuanto menos como profesional, no habría vivido una leyenda farragosa conmigo.

Por una cuestión muy sencilla, pero evidente, para todo aquel que comparte las diferentes áreas de mi vida: soy una mujer real, auténtica.

Por ello, no me relaciono con círculos tóxicos en los que se mercadea en conversaciones de chats, sobre cuestiones profesionales ni íntimas, muy al contrario, de otras personas que sí conocen al fiscal Stampa.

La versión con la que tratan de involucrarme es falsa, e imposible, por otra sencilla cuestión: Porque jamás, me prestaría a escribir un capítulo tan feo en mi vida.

No es mi estilo como mujer, ni como periodista. Y, por otra parte, intuyo que, el fiscal Stampa quizá, a estas alturas, también lo haya percibido.

Pero si es significativo que, cuando alguien pretende desprestigiar a una mujer, acuda con recurrencia a vejar con el despecho sobre las relaciones personales o profesionales.

Parece que nos ‘inculcan’ una sociedad de mujeres despechadas, pero no de hombres tan despechados.

Parece que nos inculcan que es la mujer la ‘oculta’ en las pasiones, la que se revira cuando se expresa públicamente, pero parece que, el hombre público es intocable, si lo dice un hombre, ‘cierto es’, mientras la mujer, puede quedar salpicada por las suspicacias de relaciones sexuales que no ha mantenido, pero que podrían dañar su imagen profesional.

JAMÁS CRUZAMOS UNA MIRADA, NI UNA PALABRA, NI NOS ROZAMOS EN UN ENCUENTRO FURTIVO

Como me consta que, desde el Ministerio del Interior, se me tiene en alta estima, por mi permanente búsqueda de la verdad, mi trabajo incansable apoyando a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no he dudado, ni por un segundo, en hacer público, con el respaldo de mis amigos, que mejor que nadie, conocen todos mis desvelos en mi profesión como periodista, la verdad sobre mi relación con el fiscal Ignacio Stampa.

La verdad es que jamás cruzamos una mirada, ni una palabra, ni nos rozamos en un encuentro furtivo.

Dicho esto, espero que el fiscal Stampa, cuando lea esta carta –que la leerá– practique conmigo la caballerosidad, pues, si comparte la empatía conmigo, será consecuente consigo mismo como hombre, ni creo que fuera capaz de refrendar semejante teoría sobre nuestra relación. Espero firmemente que, defienda mi honor, tanto como su honor.

No se si alguna vez les ha ocurrido, alguien con quien no tuviste ni media palabra, pero que, por extrañas circunstancias de la vida, mantienes una relación intensa a través de la vida pública, -sin contacto privado-, porque vivimos en tiempos donde la gente destapa conversaciones, relaciones íntimas, medias verdades…

Quizá, sea un símil, con el ‘vínculo’ que rodea las circunstancias entre el fiscal Stampa y yo, que es el ‘vínculo’ del caso ‘Tándem’ o caso ‘Villarejo’, donde jamás coincidimos en el palacio de justicia, pero sobre el que ambos, escribimos ríos de tinta, como diría la sociedad.

Solo que, el fiscal Ignacio Stampa, obtuvo un destino muy diferente en el caso ‘Tándem’.

Tras los escándalos de los chats de Podemos, que pusieron en entredicho su contacto con miembros de este partido político, más las declaraciones del entonces teniente fiscal Luis Navajas, muy contrarias al supuesto ‘compadreo’ en estas situaciones, Stampa no renovó su plaza como fiscal anticorrupción.

En este sentido, he de realizar un ejercicio de honestidad. Reconocer que fueron situaciones muy complicadas. Pero igualmente, es complicado comprender cómo fue posible tanto ‘bocazas’ en Podemos, en los chats en relación al fiscal Stampa.

O cómo fue posible que Stampa pudiera llegar a ‘creer’ que había una conspiración exterior contra su trabajo.

Quizá, en relación a alguna ‘conspiración personal’, este fiscal hubiera debido ‘vigilar’ a los ‘lumbreras’ de Podemos, pues el tiempo ha levantado lo que son capaces de hacer o decir, sin calibrar las consecuencias.

Esta reflexión sobre Stampa me lleva a preguntarme si en algún momento, realizó algún esfuerzo en conocerme, entender mi prisma de trabajo en el “caso Tándem”.

Mi respeto a la justicia.

Si de verdad, le interesaban las investigaciones que publicamos en su día, o si por el contrario, tenía un patrón de mujer prefabricado sobre mí, que le impedía ver la realidad.

La realidad era sencilla, la verdad es siempre fácil de entrever, la verdad es como la mirada de un niño, o como acertadamente, reza la ‘navaja de Ockham’, pocos elementos hubieran sido suficientes, para apreciar lo evidente.

Si el fiscal Stampa, me conociera de verdad, advertiría con detenimiento, que no se encontraría ante una mujer a derribar, codiciar, o ligar furtivamente, sino, probablemente, tomaría en consideración, a una mujer real, que jamás, hubiera expuesto su imagen, como hicieron otros, de una manera tan burda.

Por ende, en cuanto a mi imagen, no consiento que nadie perjudique mi credibilidad.

Si el fiscal Stampa, me invita alguna vez a tomar un café –soy una profesional, si tengo que verme con Iglesias, con Echenique o con Pablo Hasel no tengo ningún inconveniente–, podrá comprobar que estoy hecha de la misma materia que el resto de los seres humanos y que lo único que me mueve es la búsqueda de la verdad y hacer justicia.

Lo mismo que él, ¿o no?

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