Movimiento contra la Intolerancia se persona como acusación popular en la causa por torturas a un joven con discapacidad en Manacor (Mallorca)
Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, denuncia que existe una cifra sumergia elevada de delitos de odio por disfobia.

Movimiento contra la Intolerancia se persona como acusación popular en la causa por torturas a un joven con discapacidad en Manacor (Mallorca)

Acusará de delito de odio por disfobia a los presuntos responsables de los hechos y pedirá el inmediato ingreso en prisión de los investigados
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10/3/2021 13:11
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Actualizado: 10/3/2021 13:22
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La asociación Movimiento contra la Intolerancia se ha personado como acusación popular en la causa que se sigue contra siete detenidos -cuatro hombres y tres mujeres de entre 20 y 30 años- por vejar, humillar y torturar a un hombre con discapacidad psíquica en Manacor (Mallorca).

Hoy han pasado a disposición judicial.

Mediante su personación, Movimiento contra la Intolerancia acusará de delito de odio por disfobia -fobia a las personas con discapacidad- a los responsables de los hechos.

Solicita el ingreso inmediato en prisión de los investigados ante la «extraordinaria crueldad mostrada».

Además, pide la intervención de la Fiscalía de Delitos de Odio.

Según ha informado la Policía, la víctima, un joven de 34 años y con discapacidad psíquica del 38%, convocó un concurso por redes sociales para lograr un cambio de look a través de una serie de pruebas puntuables con sus correspondientes castigos, siempre y cuando no consistieran en agresiones violentas o sexuales.

A partir de ese momento, contactó con siete personas y, entre todos ellos, establecieron las bases y reglas del supuesto concurso. Dos de las investigadas citaron el pasado viernes a la víctima y, con los ojos vendados, la condujeron hasta un piso donde le esperaban otras cinco personas.

Una vez en el lugar, le retiraron y fotografiaron el DNI amenazándole con que si no cumplía con los términos y condiciones del concurso, lo denunciarían.

A partir de entonces comenzaron las pruebas, entre las que se incluían numerosos ejercicios físicos que no era capaz de realizar y por la que recibió diferentes castigos.

Entre otras pruebas, los arrestados lo desnudaron y lo subieron a la azotea del edificio, donde, tras arrojarle una botella de agua fría, lo obligaron a permanecer durante 30 minutos a la intemperie.

Además, le tatuaron penes, pezones y sujetadores en cara y cuerpo, y le cosieron los dedos de los pies.

También, según ha trascendido, le ataron con bridas mientras el afectado imploraba por que pusieran fin a su sufrimiento, y le hicieron caminar sobre chinchetas.

Las pruebas y castigos continuaron durante todo el fin de semana hasta que el domingo por la mañana, la víctima quiso marcharse al no encontrase bien, pero no lo hizo por miedo a represalias.

Finalmente y tras contactar con una amiga por teléfono, abandonó el piso.

La amiga fue quien llamó a la Policía, que trasladó a la víctima al Hospital, donde ha estado ingresado hasta hoy que ha recibido el alta.

Movimiento contra la Intolerancia recuerda que la disfobia está contemplada como circunstancia agravante el artículo 22.4 del Código Penal, y en el 510 como delitos cometidos contra el ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas garantizados por la Constitución.

El presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, señala que «los delitos de odio motivados por disfobia son numerosos» y que «según las estadísticas del Ministerio del Interior, en diferentes años, se sitúan en tercer y quinto lugar entre los incidentes de odio reconocidos por el Ministerio».

Dice que reconocidos puesto que estima que «estamos ante una realidad donde las víctimas no suelen denunciar», y que «los actos de humillación, odio, discriminación y violencia configuran un mapa de intolerancia por disfobia presente en todo el país, desconociéndose la cifra sumergida, que la asociación estima en cerca de mil al año».

Ibarra señala que «las personas con discapacidad sufren en silencio numerosos actos de disfobia, que son actos contra la dignidad humana, sus libertades y derechos, actos de intolerancia que conllevan rechazo, desprecio y ausencia de respeto hacia estas personas y se concretan en estigmatizaciones, vejaciones, discriminación, odio, hostilidad y violencia».

Asimismo, indica que los menores con discapacidad «tienen cuatro veces más posibilidades de ser víctimas de actos violentos, la misma proporción que los adultos con discapacidad psíquica».

Esteban Ibarra subraya que «el acoso en el ámbito escolar hacia los discapacitados es un hecho a erradicar».

Apunta que en las redes sociales e Internet se han desarrollado en los últimos años números hechos de incitación directa e indirecta de intolerancia por motivos de discapacidad.

«La disfobia, por desgracia, tiene una larga trayectoria histórica de crueldad. Hay que recordar que en los años 40 del siglo XX, el Instituto para la Higiene Racial del régimen nazi, lo primero que hizo fue eliminar a 300.000 alemanes con discapacidad porque eran una carga para el Estado y a los que consideraban vidas sin valor, vidas “no merecedoras de ser vividas”», recuerda Movimiento contra la Intolerancia.

Y vuelve a exiger la protección universal de todas las víctimas de delitos de odio mediante una «ampliación y mejora» del Código Penal que, según afirma, «aún presenta numerosas insuficiencias».

También pide a la ciudadanía que denuncie este tipo de actos de disfobia que están ocultos y más extendidos de lo que conocemos.

«Estamos ante un delito grave que daña directamente la condición humana y nos retrotrae a los peores episodios de la historia de la humanidad, no puede quedar impune», concluye.

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