Condenado a cuatro años de prisión y a indemnizar con más de 100.000 euros a diez agricultores a los que estafó
Se quedó con el dinero obtenido con las ventas y nunca llegó a pagar a los productores los importes íntegros de las cosechas. Foto: EP.

Condenado a cuatro años de prisión y a indemnizar con más de 100.000 euros a diez agricultores a los que estafó

Tendrá que pagar una cuota mensual de 2.275,48 euros durante cuatro años
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10/4/2021 06:47
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Actualizado: 09/4/2021 20:17
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La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a tres años y medio de prisión por un delito continuado de estafa y a seis meses de cárcel por un delito de hurto a un mayorista del sector de la fruta que engañó a diez agricultores en operaciones de compraventa de cosechas y se quedó con 220 cajones de plástico de uno de los perjudicados

En la sentencia 160/2021, 16 de marzo, que es firme, también le impone el pago de una multa de 1.080 euros y le obliga a indemnizar con un total de más de 100.000 euros a las víctimas.

En concreto, el acusado, tras un acuerdo de conformidad, se ha comprometido al pago de los 109.223,00 euros en concepto de la responsabilidad civil en el plazo de cuatro años, a razón de 27.305,65 euros al año, lo que supone una cuota mensual de 2.275,48 euros.

El tribunal, integrado por Beatriz Goded Herrero -presidenta-, Regina Marrades Gómez -ponente- y Sandra Schuller Ramos, declara probado que las estafas ocurrieron durante la campaña de recolección de cítricos y frutas 2017 y 2018.

Durante aquella época el acusado era gerente de una empresa dedicada a la comercialización al por mayor de frutas y verduras y concertó directamente con una decena de agricultores la compra de sus cosechas de naranjas y otras frutas mediante contratos verbales.

Tras esos acuerdos, el encausado actuó «guiado por el ámbito de enriquecerse injustamente a costa del patrimonio ajeno» y «utilizando como ardid el pago anticipado en metálico de una pequeña cantidad de la cantidad total a la que ascendía el importe de la cosecha que en cada caso procedía a recolectar directamente del campo de los agricultores».

A continuación, vendía esa mercancía en el Mercado de Abastos de Valencia, en la zona habilitada para la venta directa por los agricultores, conocida como la ‘Tira de contar’.

Posteriormente, se quedaba con el dinero obtenido con esas ventas y nunca llegaba a pagar a los productores los importes íntegros de las cosechas, como se había comprometido.

A uno de ellos, que le había permitido el uso de un almacén que tenía en su finca, en la localidad de Rafelguaraf, para guardar las frutas, le sustrajo 220 cajones de plástico de los usados para la recolección de cítricos, valorados en 1.620 euros.

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