El presidente del CIAM, José Antonio Caínzos, identifica ocho tendencias claves en el futuro del arbitraje internacional
La pandemia precipitó un nuevo escenario en el mundo del arbitraje y unas tendencias que José Antonio Caínzos describe en este artículo.

El presidente del CIAM, José Antonio Caínzos, identifica ocho tendencias claves en el futuro del arbitraje internacional

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07/12/2021 06:50
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Actualizado: 07/12/2021 15:34
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Desde hace dos años, José Antonio Caínzos lidera el Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM), la alternativa española a los grandes centros de arbitraje internacionales como París, Londres o Estocolmo.

Abogado del Estado en excedencia y muchos años responsable de la práctica procesal y de arbitraje de Clifford Chance, Caínzos que estos dos años no han sido fáciles, al verse inmerso de lleno en la pandemia del COVID-19.

Pero “no hemos estado parados ningún día, gracias a la tecnología hemos podido gestionar los casos que ya han llegado a esta corte arbitral. La actividad ‘online’ ha sido intensa”, asegura.

En este escenario, el soporte tecnológico ha sido clave para CIAM: “Se impulso una tecnología que permite trabajar sin papel, de forma electrónica. Que permite celebrar reuniones y audiencias a distancia. Al mismo tiempo, cada usuario y árbitro tienen acceso al expediente, sin intermediarios. Todo eso lo precipitó la pandemia”.  

Caínzos reconoce que los escenarios se han trastocado, que las cosas se mueven por caminos insospechados antes de la pandemia. Desde su atalaya privilegiada, identifica las tendencias que se están asentando en el campo del arbitraje internacional y que van a repercutir tanto en la comunidad arbitral como en las empresas usuarias de este método extrajudicial.

Son estas:

1. Apuesta por lo digital: Ser más eficiente

“Entidades como la nuestra han puesto en marcha plataformas digitales sofisticadas que ahora se utilizan en muchos procedimientos arbitrales.  ¡Ya con anterioridad el acto oficinal de presentación de CIAM fue por videoconferencia, en junio del 2020. Se conectaron 1300 profesionales de 40 países distintos”, explica.

Caínzos reconoce que se ha sacado todo el partido posible a la situación. “Es evidente que el mundo del arbitraje no ha parado un solo día. Se han utilizado las ‘conference call’ sin ningún problema».

A su juicio, el arbitraje ha estado a la altura y ha demostrado una capacidad de adaptación notable y una flexibilidad en todos los aspectos. Creo que se ha mantenido la calidad del servicio. Los procedimientos no se han demorado, las audiencias no han dejado de celebrarse y los laudos no se han retrasado. Las audiencias han sido virtuales y se han resuelto de forma eficiente».

En un arbitraje del que fue presidente, recuerda, «éramos cuarenta personas, entre árbitros, abogados y las partes. Durante dos semanas se hizo de modo virtual. Todo funcionó bien, lo que ha supuesto celebrar esa audiencia con una economía de medios y gestión del tiempo en la fecha prevista”.

2. Las empresas ante una crisis dan prioridad al factor coste

Otro elemento que subraya este experto en arbitraje, tiene que ver con el factor coste: “En toda crisis económica lo que ves es que las empresas le dan más valor al factor tiempo, coste y resultado del arbitraje”

“Si estás en crisis, en ese escenario el resultado de dicho conflicto puede ser importante para las cuentas de la compañía”, explica.

Por ese motivo las empresas están muy encima de los casos. Pendientes de obtener una decisión rápida que les permita encontrar una solución a su asunto. Igual pasó en 2008. Los conflictos cobran mayor importancia ante una situación de crisis”.

3. Infraestructuras, energías renovables copan gran parte de los asuntos

A nivel de asuntos, Caínzos nos destaca que “hay asuntos que ya estaban, con o sin crisis, y esos, en cuanto a origen, no han cambiado mucho. El sector de las infraestructuras, todo lo que tiene que ver con construcción e ingeniería genera un numero importante de casos. Todo está muy especializado”.

Al mismo tiempo, señala que “el mundo de la energía es otro sector prioritario. Ahora, a raíz de todos los problemas derivados del COVID-19, hay muchos contratos vinculados al mundo de la energía que han acabado en la vía arbitral. Son contratos de largo plazo que se han visto alterados. Eso hace que se genere conflictividad”.

Caínzos opina que “los contratos mercantiles típicos también están produciendo muchos casos, por la misma razón que antes comentábamos. Igual en las operaciones de fusiones y adquisiciones, que acaban en arbitraje. Al igual que contratos de compra, ventas internacionales, distribución, donde estas consecuencias de la pandemia, por los retrasos de suministros o incrementos de precio, afecta a muchos de estos contratos que se ven alterados”.

El presidente de la CIAM señala que “es previsible que muchos de estos asuntos se hayan resuelto de común acuerdo entre las partes, de lo contrario hubiéramos visto mayor litigiosidad en las cortes arbitrales”.

El autor de estas declaraciones en una foto tomada en el XV Congreso Internacional del CEA.

4. Nuevos negocios que se arbitran, como las criptomonedas

Es evidente que el auge de las nuevas tecnologías en general, y de las criptomonedas, en particular, van a generar en el futuro que el arbitraje irrumpa en esa actividad. “Es un mundo muy incipiente en desarrollo pero que no hay que perder de vista”.

En nuestro caso, desde CIAM se ha puesto en marcha un grupo de trabajo sobre economía digital, con empresas interesadas. «Queremos saber realmente qué necesitan para que tengan un buen sistema de resolución de conflictos. Es previsible que en el año 2022 demos un empujón a dicha práctica como entidad arbitral de referencia para esta actividad económica”.

5. La importancia del arbitraje de inversión

“Nuestra entidad está más centrada en el arbitraje internacional que en esta práctica. Dicho esto, es evidente que el arbitraje de inversiones tiene que existir. Es un elemento imprescindible para atraer inversiones a cualquier país. Atraer inversiones extranjeras es clave en cualquier país y hay mucha competencia en ello”, subraya.

Como herramienta, el arbitraje de inversiones es esencial porque ofrece seguridad jurídica, que pasa por muchas cosas, pero sobre todo que se pueda hacer este tipo de reclamaciones.

“Es mejor acudir a entidades arbitrales como CIAM que a los tribunales de ese país. Tiene que existir, debe ser eficiente y contar con el respeto y reconocimiento de todos”, comenta Caínzos.

Desde su punto de vista, este arbitraje “ha funcionado bien, porque no siempre los inversores han ganado sus pretensiones, la propia CIADI permite la publicidad de los laudos, como entidad de referencia del mundo arbitral. Estos tribunales arbitrales hacen un gran trabajo e intentan ser justos y razonables. Es un elemento motivador para que lleguen las inversiones extranjeras».

6. Cambio en el perfil del árbitro que asume estos asuntos

Caínzos nota una evolución en el perfil de los árbitros que acometen estos procedimientos arbitrales “está cambiando mucho, no solo por el factor tecnológico. En primer lugar, hay que darse cuenta que se ha ampliado de forma notable el abanico de profesionales. Ya no es un grupo pequeño y elitista”.

A este respecto, señala que “el numero de árbitros ha crecido de forma notable a nivel nacional e internacional. Hay mucho donde elegir. El mundo del arbitraje, en estos años, ha evolucionado en muchos campos, incluido en el formativo. Ahora es más sencillo formarse en arbitraje que hace veinte años”.

La llegada del Club Español del Arbitraje, del que Caínzos fue uno de sus presidentes y el papel de los despachos nacionales e internacionales, “ayudó a esa mejora en el conocimiento del arbitraje a todos los niveles. La gente joven aprieta mucho porque está mejor formada que antaño y muchos son nativos digitales”.

7. Desarrollo de boutiques de arbitraje internacional

Esta es otra tendencia que ha llegado a España en los últimos años. Los casos de Antonio Hierro, ex responsable de la práctica en Cuatrecasas, Gonzalo Stampa o Miguel Ángel Fernández, con el propio Caínzos son paradigmáticos

“Este fenómeno es visible ahora en España, quien empezó esta línea de actuación fue Juan Fernández-Armesto, expresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, al que luego le hemos seguido otros profesionales desde ‘boutiques’ en las que trabajamos como abogados de parte o árbitros en cualquier procedimiento arbitral que nos asignan”, revela.

Caínzos cree que son compatibles con las grandes firmas. “Ellas son imprescindibles. Ya se ha pasado de la gran firma a firmas intermedias. Ya hay profesionales en cualquier despacho que hace arbitraje y ‘la boutique’ es el complemento perfeto que permite contar con profesionales muy experimentados en la práctica arbitral”.

8. Problemática controlada sobre el control judicial de los laudos

Para el presidente de CIAM, esta cuestión, que ha tenido repercusión fuera de nuestras fronteras por la anulación de algunos laudos en nuestro país, parece ya resuelta.

“La posición del Tribunal Constitucional es nítida, no lo ha podido decir más claro. Hay cuatro sentencias de junio del 2020”.

Son sentencias rotundas sobre la posición del Constitucional sobre las limitaciones de las anulaciones. «Lo razonable es esperar que no haya problemas. Si alguien se sale de esos criterios del Tribunal Constitucional habrá que volver a recordarlo”, explica.

Recuerda que “las sentencias del Constitucional no son una guía interpretativa, son criterios jurisprudenciales que los tribunales españoles tienen obligación de cumplir. A partir de ahí creo que el problema está resuelto”.

Para finalizar, afirma que “el nivel de nuestros árbitros es notable. En CIAM tenemos una comisión de escrutinio del laudo previo a su notificación, como control de calidad. Esto supone que hay que elegir bien a los árbitros. Al mismo tiempo deben ser autoexigentes. Tienen que darle la importancia que tiene y hacer su trabajo con la imparcialidad que se les pide”.

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