María Emilia Adán, decana de los Registradores: «La pandemia nos ha obligado a reinventarnos»
La decana, que ha ganado las elecciones por segunda vez, explica en su entrevista que los cuatro años pasados han tenido que hacer frente al cambio de cuatro ministros de Justicia y a una pandemia, escenarios inesperados; la buena gestión dio la victoria a su candidatura para seguir al frente de esta institución. Foto: Daniel García Mata.

María Emilia Adán, decana de los Registradores: «La pandemia nos ha obligado a reinventarnos»

|
19/12/2021 01:00
|
Actualizado: 26/9/2023 17:43
|

Por primera vez en los últimos 25 años de historia del Colegio de Registradores de la Propiedad, Mercantiles y de Bienes Muebles de España, un decano saliente –en este caso María Emilia Adán– y su candidatura, la Junta de Gobierno, han ganado las siguientes elecciones. Además, por una mayoría holgada. El 71,4 % de los votos frente al 28,6 % de sus competidores. Ocurrió el pasado 25 de noviembre.

Una victoria que ha hecho historia por partida doble. Porque María Emilia Adán es la primera mujer decana de la historia.

Los registradores consideran que no lo ha hecho mal, considerando las turbulencias políticas, los cambios de gobierno, el «cisne negro» en forma de pandemia. Nada de esos estaba escrito cuando su equipo y ella ganaron en 2017.

Como dice el Eclesiastés, «Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo», «un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar…». Este es un tiempo para hacer balance de lo que se ha plantado y cosechado. Y también para levantar la mirada hacia el horizonte y verificar el rumbo establecido.

De esto trata esta entrevista a la decana María Emilia Adán, una persona que, salvando las grandes distancias, siempre me ha recordado a la excanciller alemana Angela Merkel. Por esa calma que desprende. Una calma firme. No tengo más remedio que empezar por ahí.

Angela Merkel solía decir que “la fuerza está en la calma”. Le confieso que cuando la leí, me hizo pensar en usted. De ahí mi pregunta: ¿Comparte usted esa idea?

Creo que esa idea tiene su base en la realización de un proyecto, que no puede estar sujeto a los vaivenes de los momentos externos e internos. Porque tienes en muchos momentos, tus inquietudes, tus dudas, tus enfados, tus entusiasmos.

Y si no eres capaz de neutralizarlos, que eso cuesta mucho, el proyecto se puede dañar. La fuerza del proyecto está en que se mantenga pro encima de los vaivenes. Lo que no quiere decir que no sea revisado en los vaivenes.

Aunque no lo parezca, soy una persona muy pasional. Lo que ha venido a decir Angela Merkel es lo mismo que dijo en su momento Ignacio de Loyola, “en tiempo de tribulación no hacer mudanza”.

Es verdad que estamos en tiempos muy convulsos. Socialmente, políticamente, y en todos los sentidos. Repercute en la vida familiar de todos nosotros.

No sabes cómo orientar tu futuro vital. Y en esos momentos lo único que te agarra es la fuerza en tu proyecto. Ya sea un proyecto profesional, un proyecto vital.

Es verdad que Merkel supo mantener la calma y supo mantener el proyecto a pesar de las vicisitudes políticas. Ha mantenido Europa, ha mantenido la integración de los inmigrantes… Y ha hecho oídos sordos a los cantos de sirena.

¿Ese ha sido el espíritu con que usted y su equipo han encarado estos cuatro años pasados?

Sí, pero si quieres mantener la calma y el rumbo en un colectivo profesional lo que tienes que tener es un proyecto lo suficientemente integrador como para que todo el mundo se sienta razonablemente cómodo en él. 

Eso quiere decir que nadie está satisfecho del todo. Pero todo el mundo puede verse identificado en algo de ese proyecto.

Nosotros, cuando llegamos aquí, nos dimos cuenta de que la única forma de unir y de avanzar era renunciando a los maximalismos. Se trataba de no dejar a nadie demasiado detrás. Siempre vas a dejar a alguien atrás. Hay que asumir eso.

No puedes ir con el último. Tampoco con el primero. Siempre vas a dejar gente descontenta de los extremos. Cualquier proyecto que quiera perdurar tiene que contar con un consenso mayoritario.

Yo, que soy de la generación de la Constitución, he entendido que los consensos es lo que da a la gente posibilidad de entenderse.

La participación en sus últimas elecciones, celebradas recientemente, ha sido de un 97 por ciento sobre un censo de 1.100 registradores. Su equipo y usted han ganado por una mayoría de 400 votos. Pero la cara fue usted…

La marca, el logo [se ríe abiertamente]. Lo hemos interpretado como un apoyo con un aviso. El apoyo es a esa política de consenso. Y un aviso: “seguid por ahí. No pretendáis otra cosa”.

Más que un aviso, un consejo…

Un consejo, sí. Para mí la campaña electoral ha sido muy importante. Nosotros llevábamos cuatro años y teníamos que rendir cuentas. No habíamos podido hacerlo de forma personal por culpa de la pandemia. Hemos podido hacer reuniones telemáticas con los compañeros.

Yo me había desplazado a algún sitio, pero luego, nadie venía porque el miedo a la COVID hacía que no pudiéramos encontrarnos.

Hemos tenido la suerte de que este mes de noviembre ha sido un oasis en la COVID. Yo me he desplazado a todos los decanatos territoriales y a varias delegaciones provinciales.

Con lo cual, he podido estar con mis compañeros. Eso te da mucha energía al ver que la gente está y quiere y te exige y te pide y está viva.

Porque lo importante de un cuerpo profesional es que la gente esté viva. Y este cuerpo está vivo.

Fui como candidata, sí, pero también con otro discurso diferente: «esto es lo que os dije que iba a hacer y es lo que he hecho».

Su candidatura entiende que la victoria conseguida en las últimas elecciones a la Junta de Gobierno contiene un aviso: “seguid por ahí. No pretendáis otra cosa”. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿Qué grado de cumplimiento tuvo de su primer programa?

La esencia se ha cumplido. Es cierto que no hemos podido rematar algunas cosas porque hemos tenido que hacer frente a una situación de gran inestabilidad.

No solamente por la pandemia, que nos obligó a reinventarnos como profesión para seguir dando el servicio público de una manera diferente. También ha sido un periodo de gran inestabilidad política. Porque hemos tenido cuatro ministros de justicia. Para los cuatro no tenemos más que palabras de agradecimiento.

Lo digo de corazón. Pero son cuatro proyectos más o menos parecidos, porque la justicia es un proyecto bastante monolítico, pero cada uno ha tenido su estilo, su forma… Nosotros, mi Junta de Gobierno, entramos en una situación y salimos en otra situación. Ha habido que adaptarse.

Puedo decir que, todos juntos, nos hemos sabido adaptar y eso es lo importante.

Sí he sentido que los compañeros sí creían tenían el convencimiento de que habíamos cumplido.

¿Que todavía lo podemos hacer mejor? Pues claro. ¿Que nos han dicho cosas que podíamos mejorar? Por supuesto, ¿que hemos tomado nota de todo ello? Indudablemente. Porque para eso estamos.

Si hubiéramos perdido las elecciones, habríamos dado las gracias. Y si ganábamos, abríamos una nueva etapa.

Hace unos meses usted declaró, en el marco de una entrevista al periódico valenciano La Provincia: “He dudado de mis capacidades, se llama síndrome del impostor”. ¿Lo sigue sintiendo?

[Se ríe] Siempre. Al ser decana me he rodeado de gente muy preparada, que sabe lo que quiere, que sabe donde está. Que conoce el mundo, la realidad de donde nos movemos.

Llegas aquí y te sientes más pequeño. Uno debe ser capaz de identificar sus debilidades. De esforzarse por superarlas.

A veces, hay momentos en los que piensas si estaré o no a la altura de los compañeros. Porque mis compañeros son gente que merece mucho. Y la institución registral lo merece todo. En ocasiones estar a la altura es difícil. Es una reflexión que me hago día a día.

¿Cuál es el antídoto contra el síndrome del impostor, que te inocula cuando menos te lo esperas? Mi equipo.

Cuando me asalta, miro a las personas que me rodean, que están conmigo, si es que igual lo que una piense. Esta Junta de Gobierno es la potencia y la fuerza.

Yo simplemente soy la cara de un motor de trabajo.

La tecnología no puede ser un obstáculo para que los ciudadanos accedan a los servicios públicos, como ya empieza a ocurrir en algunos sectores

Usted se ha pronunciado a favor de una sociedad más justa y más igualitaria.

Así es. Pero debe ser una tarea conjunta de hombres y mujeres. Porque si no, no lo vamos a conseguir. Si no vamos de la mano, esto no tiene futuro.

Y no lo olvidemos nunca. El artículo 10 de la Constitución [sobre la dignidad de la persona] está por delante del 14 [los españoles somos iguales ante la ley]. Que el artículo 14 solo tiene sentido en la dignidad humana. Y que al final lo que tenemos que ver es el hombre en su dignidad.

Entonces ya no miras ni edad, ni sexo, ni religión, ni creencias políticas. Porque el artículo 10 dice que es la dignidad lo que debe de imperar por encima de todo.

Las leyes sobre la igualdad que se hagan tienen que construirse sobre la perspectiva de la dignidad. Y en la dignidad estamos todos. Eso es lo importante.

Si hubiera que definir su pasado mandato de alguna forma, sin duda sería por su apuesta por las nuevas tecnologías, por el “blockchain”. Por llevar a cabo la transformación digital que demandaban los tiempos. ¿Está de acuerdo?

Nosotros creemos en la transformación digital, sin lugar a dudas. Pero también creemos en la persona. Somos un servicio público y tenemos que dar al ciudadano el servicio como él quiere.

Lo que no puede ser es que la tecnología sea un obstáculo para acceder a los servicios públicos, como ya empieza a ocurrir en algunos sectores.

Nosotros creemos que la tecnología tiene que ayudar y no puede impedir. En estos momentos, gracias a la tecnología, nuestra colaboración con las administraciones públicas es muy fluida.

El ciudadano debe poder acceder a los servicios telemáticamente. Pero siempre debe de permitirse que, si el ciudadano quiere acceder presencialmente a hablar con el registrador, a que se le explique, esa vía tiene que estar siempre abierta.

Nosotros apostamos por las tecnologías como modo de mejora del servicio público. El “blockchain” tiene que ser, siempre y cuando se controle por las personas. Lo que no se puede hacer es una cadena de bloques donde al final no tengas el control de tus propiedades. Que eso lo hagan las máquinas.

El control de mis propiedades lo quiero tener yo. Por lo tanto, el registrador tiene que estar determinando que eslabón engarza con qué eslabón. Porque si los eslabones se engarzan solos llegaremos a la desprotección de los derechos. Y se despojará a las gentes de sus titularidades.

¿Qué ha sido desde el siglo XIX el Registro de la Propiedad? El engarce de los eslabones. El registrador es que decía si esa propiedad pasaba o no a otra persona. Si eso se lo dejas a la máquina, ¿qué recurso queda?

Nuevas tecnologías sí, pero al servicio del ciudadano siempre. Y siempre con el control sobre la tecnología.

Es algo que ustedes no se pueden permitir.

No, en absoluto. Porque la vida jurídica del ciudadano tiene muchos matices. Los documentos que nosotros analizamos, que son nacionales y extranjeros, notariales, judiciales, administrativos e, incluso, privados, lo tenemos que coordinar. Tiene que ser una mente humana.

De momento, todavía no ha salido el robot de conciliar todos los intereses en juego.

Atrincherarse en el pasado es una forma de dejar de prestar el servicio, pero ir demasiado deprisa y despreciar la historia de una institución como la nuestra es, también, una forma de fracaso.

Las instituciones nacen siempre para dar satisfacción a una necesidad humana. Es la propia historia del derecho que ha ido evolucionando la forma de encontrar soluciones de acuerdo con los tiempos.

El derecho de propiedad es algo que va consustancial al hombre. Hasta en los países comunistas existía un pequeño reducto para la propiedad. Esa propiedad no tiene sentido si no se puede ejercer frente a todos.

Esto pasó en el derecho romano, en el derecho germánico, y la evolución hizo que, a finales del siglo XIX, eclosionaran todos los sistemas registrales en Europa.

Un catedrático decía el otro día que esto se debió por el proceso de descolonización. Otros, como en España, pasó por el proceso de desamortización. ¿Qué pasó? Que, de repente, accedieron a la propiedad un montón de personas que antes no habían tenido posibilidades.

Necesitaban unos mecanismos para defender sus derechos.

No olvidemos que el realmente poderoso no necesita nada porque él solo tiene las herramientas para defenderse. Cuando hablamos de las instituciones jurídicas estamos pensando en el ciudadano medio. Es importante no perder esta idea de vista.

María Emilia Adán tiene muy claro que el Registro español tiene un papel muy claro en la lucha contra el blanqueo de capitales.

Durante los últimos tres años ustedes, además, se han comprometido en una guerra a muerte contra el blanqueo de capitales, contra la corrupción. Han firmado convenios prácticamente con todas las instituciones relevantes. Es evidente que ustedes son muy conscientes de que las redes criminales pasan por ustedes, por los registros de la propiedad y mercantiles, ¿no es así?

Sí, y además esto se ha estudiado en congresos internacionales. En nuestro pasado mandato tuvimos el Congreso Internacional de Derecho Registral, el CINDER, en Colombia, y allí nos explicaron cómo empezaron ellos a luchar contra el terrorismo y el narcotráfico a través de los bienes, del blanqueo de capitales.

Eso era importante. Y para eso hay que estar armados internacionalmente. A través del Registro Mercantil se pueden conocer muchísimos datos de las sociedades que, además, estoy convencida de que los empresarios –siempre y cuando se permita respetar su situación– pueden ayudar mucho a acabar con estas lacras y dar seguridad jurídica a las transacciones.

Cuando nosotros llegamos en 2017 ya estábamos interconectados con el resto de registros mercantiles de Europa porque Europa está avanzando mucho en el tema registral, sobre todo en el ámbito mercantil, pero también en la propiedad.

Veíamos que ahí había un vacío. Porque a finales de los 90 se acabó con una práctica que era muy buena, que era que la transmisión de participaciones sociales se inscribía en el Registro Mercantil. Con lo cual, tenías la trazabilidad. Si no eras considerado como socio no podías ejercer esos derechos.

Esto que sigue, en algunos países europeos, en España se derogó. Y nos encontrábamos con que era muy difícil saber quién era el titular real que hay detrás de la sociedad.

¿Por qué?

Porque las transacciones se pueden hacer en documento público, pero también en documento privado. Se puede hacer en documento nacional, pero también en documento extranjero. ¿Cómo controlas quién está detrás? Porque se van a Andorra, o a San Juan de Luz o a la notaría de Perpiñán, en Francia, y se compran las acciones.

Con lo cual, el único que sabe quién es el titular real es el que tiene el libro de socio. Si no, no puedes ejercer los derechos de socio.

Todo ese sistema hizo que en el Ministerio de Justicia se creara el Registro de Titularidades Reales. En la lucha contra el blanqueo de capitales todos sumamos.

Nosotros hemos venido a rellenar algunos huecos que había y a sumar.

Este sistema, que permite saber qué sociedades están en la cadena de control, en el que el administrador firma la hoja que se deposita en el Registro Mercantil, lo hace bajo su responsabilidad, con lo cual hay un delito en el que puede incurrir.

La falsedad ideológica no es delito, pero la mercantil sí. El administrador que firma si no ha puesto quiénes son, bien, está respondiendo.

Ya nos conoce el GAFI. Se ha ido perfeccionando y tenemos que seguir trabajando todos en esa mejora.

Con la policía y la guardia civil.

Con la Fiscalía, con el Tribunal de Cuentas, con la Comisión nacional del Mercado de Valores, con el Consejo General del Poder Judicial, la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, la Policía, la Guardia Civil…

Son instituciones. No podíamos firmar con cualquiera porque estos son datos protegidos. Las instituciones públicas acceden libremente. No podemos dejar que acceda ningún ciudadano particular mientras el Ministerio de Justicia no lo autorice.

¿Cuáles son los tres principales objetivos marcados para este mandato que acaban de comenzar?

En camino tenemos la reforma de las sociedades, porque viene desde Europa. Ahí creemos que tenemos mucho que decir. Ahora mismo está en marcha la ley de “start ups” [empresas emergentes], de creación de empresas… El tema mercantil está muy trabajado en Europa y nosotros tenemos que ponernos al día.

Ya en la reforma de la ley de jurisdicción voluntaria apuntaron tanto el Ministerio, el CGPJ, distintas instancias, que había que seguir desarrollando las funciones de jurisdicción voluntaria de los registrados mercantiles.

Porque tienen mucho margen de actuación. Ya se van viendo frutos. Convocan las Juntas, nombrar auditores… Pero hay muchas más posibilidades de darles más funciones. En el tema concursal, en el de las “start ups”. El registrador mercantil podría ayudar a desbloquear y a agilizar la tramitación.

Esta es el primero. ¿El segundo?

Hemos hecho un ambiciosísimo proyecto de protección de datos. Queremos que el ciudadano, que confía en nosotros, esté tranquilo. Y en eso seguimos profundizando.

El símbolo de los registradores es un libro abierto. Es publicidad. Nosotros proporcionamos esa información para que la gente pueda confiar en las personas con las que contrata. Pero hay datos que son sensibles y que no son necesarios.

¿Por ejemplo?

Datos personales. En el caso de las herencias, por ejemplo, puede haber datos sobre los hijos. En el asiento registral puede decir que este señor tuvo tres mujeres y tantos hijos… A la gente lo que le interesa es que fulano ha fallecido y que se han adjudicado los bienes a estas dos personas. Hay cosas que se tienen que mantener con discreción.

Por no mencionar todos los temas de discapacidad. Nosotros protegemos los datos sensibles de los ciudadanos. Saben qué datos se van a publicar y cuáles no. Eso no todas las instituciones pueden decirlo.

¿Y el tercero?

Por último, el frente tecnológico. Tenemos que seguir trabajando para que sea más fácil todo.

No quiero terminar esta entrevista sin referirme al trabajo que ustedes han llevado a cabo en La Palma, con la erupción del volcán de Cumbre Vieja. Un trabajo de perfil bajo pero muy efectivo.

Había que ayudar a los ciudadanos. Hicimos un geoportal en Internet para que pudieran identificar, por medio del proyecto Copernicus, sus propiedades.

Aquí ahora se plantean muchos problemas jurídicos. Queríamos impedir que pasara lo mismo que en la anterior ocasión, en la que se apropiaron determinadas personas que tenían conocimientos jurídicos, de los terrenos.

Tengo pendiente un viaje a La Palma, para ver a Paco Palacios y a la gente del Registro. Se han portado de un modo ejemplar. Allí no ha habido horas.

La gente necesitaba un certificado para acreditar que la lava se había comido su casa y lo tenía instantáneo. Y el asesoramiento que se dio.

En esto de La Palma ha habido, además, mucho de escuchar a los ciudadanos por parte del registrador y de los empleados del registro. Han sido ejemplares, y eso hay que decirlo alto y claro.

Noticias Relacionadas:
Lo último en Mundo Judicial