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¿Quiénes han sido los presidentes asturianos del Tribunal Supremo?

¿Quiénes han sido los presidentes asturianos del Tribunal Supremo?
Javier Junceda, jurista y escritor, aborda en esta columna la historia de los presidentes asturianos del Tribunal Supremo.
22/12/2021 06:47
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Actualizado: 21/12/2021 12:28
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De los cuarenta y siete presidentes que ha tenido el Tribunal Supremo, tres eran asturianos. O quizá cuatro, como veremos.

De hecho, el primer presidente del tribunal fue precisamente un asturiano, don Ramón de Posada y Soto, natural de la pequeña aldea de Onao, en Cangas de Onís, nacido el 3 de enero de 1746.

Licenciado en Derecho, ocupó la secretaría del claustro de la Universidad de Valladolid y a los veintiocho años logra convertirse en miembro de honor y mérito de la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Accedió luego a la Carrera Judicial, ingresando como oidor en la Audiencia de Guatemala (1774) y siendo fiscal de la Hacienda de México (1779) y de negocios de la Nueva España en el Consejo Superior de Indias (1793).

Ministro togado (1802), en 1808 se traslada a Cádiz al producirse la invasión francesa. Las Cortes le nombraron en 1812 presidente del recién creado Tribunal Supremo, cargo que ocuparía durante dos años hasta la supresión del Alto Tribunal al producirse la restauración absolutista.

Fue autor de varias obras, entre ellas «Sobre el comercio libre de harinas»; «Sobre exención de alcabalas a los utensilios y géneros que consumen las minas de Nueva España»; o del «Discurso pronunciado con motivo de la instalación del Supremo Tribunal de Justicia», fechado en Cádiz en 1812.

Por sus innumerables méritos le fue concedida la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. Murió en Toledo, en enero de 1815.

También era asturiano el tercer presidente del Supremo, don José Hevia y Noriega.

Nacido en Oviedo el 31 de julio de 1776, moriría en Madrid el 23 de julio de 1834. Accedió a la judicatura como oidor en el Consejo de Castilla. Se convirtió en miembro del Tribunal Supremo, ocupando la presidencia desde que éste fue restablecido el 24 de marzo de 1834 por el Gobierno de Francisco Martínez de la Rosa, durante la regencia de María Cristina de Borbón, hasta su muerte, que se produjo el 23 de julio del mismo año.

También fue senador.

Desde 1973 a 1977 presidió el Tribunal Supremo don Valentín Silva Melero (Oviedo 1905-1982).

Estudió Derecho en la Universidad ovetense. Obtuvo el doctorado por la Universidad Central y amplió luego estudios en Alemania, Francia e Italia.

Fue catedrático de Derecho Procesal en Sevilla y Murcia y de Derecho Penal en Oviedo desde 1943. Fundó el Seminario de Estudios Sociales de la Facultad de Derecho ovetense, elevado de rango en 1944 para convertirse en Escuela Social.

Entre 1954 y 1960, Silva Melero fue rector de la Universidad de Oviedo, y en tal calidad fue nombrado procurador en Cortes y director del Instituto de Estudios Asturianos. Fue nombrado presidente del Tribunal Supremo en 1973, tras haberse incorporado a él en 1961 y ser destinado a la Sala Tercera, de lo Contencioso-Administrativo. En 1977, fue nombrado senador por designación Real en las primeras Cortes de la restauración democrática, y dimitió del cargo de presidente del Tribunal Supremo por la incompatibilidad en la que incurría..

Entre sus obras destacan «La prueba procesal», en dos tomos, «Tecnicismo Jurídico Civilista en el Derecho Pena»l, o las voces incluidas en «Nueva Enciclopedia Jurídica», de Seix Barral, en 1942. Fue Académico de Honor de la Asturiana de Jurisprudencia, sucediéndole en la medalla otro fiscal, don Odón Colmenero González.

A esta nómina de presidentes cabría sumar al que lo fuera de forma accidental al producirse el levantamiento militar de 1936 siendo titular de su Sala de Vacaciones, el magistrado don Jesús Arias de Velasco y Lúgigo.

Nació en Sama de Grado en 1868. Licenciado en derecho civil y cánones en 1890 por la Universidad de Oviedo, se trasladó a Madrid al terminar la carrera para doctorarse dos años después en la Universidad Central. De vuelta a Asturias, ejerce la abogacía en la capital del Principado en su propio despacho, desempeñando al mismo tiempo funciones como letrado consultor de la Compañía de Ferrocarriles Económicos de Asturias.

Columnista de prensa, en asuntos de carácter jurídico y sociológico, publicó asiduamente en los diarios ovetenses Las Libertades, La Voz de Asturias y El Correo de Asturias, así como en la «Revista General de Legislación y Jurisprudencia», «Revista de Derecho Público» y «La España Moderna», de Madrid y en «Revista Quincenal», de Barcelona.

En 1902, se convierte en profesor auxiliar numerario de derecho natural de la Universidad de Oviedo, en cuya cátedra había impartido docencia Leopoldo Alas, Clarín. En 1911, es nombrado catedrático de Derecho Administrativo de Oviedo, que ocupa durante veinte años. Entre 1911 y 1913 se desplaza a Toulouse, para trabajar con Maurice Hauriou, padre de la Escuela del Servicio Público, del que fue discípulo.

Había viajado becado por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Tras regresar a Oviedo, es nombrado vicerrector y desde 1918 a 1932, rector.

En 1931, es nombrado presidente de la Sala Quinta del Tribunal Supremo y en 1934 de la Tercera, de lo contencioso-administrativo. Es autor, entre otras, de la obra Jurisdicción objetiva. El recurso por exceso de poder. La admisibilidad y el fondo.

Fue asesinado en Madrid a comienzos de la Guerra Civil, en 1936, junto con dos de sus hijos.

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