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El mal también existe

El mal también existe
María José Garrido y Ricardo Rodríguez ratifican en su columna la existencia del mal. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
24/1/2022 06:47
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Actualizado: 23/1/2022 22:52
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A veces, quizás con cierta frecuencia, la opinión pública, la sociedad justifica -o, al menos, excusa o disculpa-, de alguna manera, comportamientos delictivos como la violencia hacia menores, lesiones o hechos más o menos violentos con expresiones del tipo siguiente: “esa/e debe estar desprovista de sus facultades mentales”, “es un/a auténtico/a psicópata”, “está loco/a” o “es un/a enfermo/a mental”.

Esta actuación social estigmatiza a los que verdaderamente sufren de una etiqueta diagnóstica relacionada con la salud mental, llegando a provocar que quienes verdaderamente la padecen se hayan atrevido a salir a la calle para manifestarse contra estos ataques indirectos hacia un grupo social que nada tiene que ver con la violencia y el crimen[1].

La mayoría de los que violan, matan, hieren o, simplemente, hacen el mal a los demás, saben y son conscientes de lo que están haciendo y, en algunas ocasiones llegan a jactarse de sus hechos, riéndose de las víctimas y de sus allegados.

Debemos recordar las diferentes variantes de las circunstancias que modifican la responsabilidad criminal, eximiendo o atenuando la pena a sus autores:

Eximentes que exoneran de la responsabilidad penal, por no ser conscientes sus autores de lo que hacen ni lo quieren hacer, esto es, les falta conciencia y voluntad… aunque lo hagan. No se les impone una pena de prisión, pero sí una medida de seguridad para el tratamiento de la enfermedad que padecen, con la limitación de que si esta medida fuere de internamiento no podría durar más que la pena de prisión que le fuere impuesta si no concurriere esta eximente.

Eximente incompleta, que permite la rebaja de la pena en uno o dos grados cuando la conciencia y voluntad del autor del tipo delictivo no hubiere perdido completamente sus facultades mentales.

Atenuante cualificada, cuando aún conservando tales facultades estuviere gravemente afectado, imponiéndoles la pena rebajada en un grado, obligatoriamente, y en dos potestativamente. Y

Atenuante simple, si fuere el caso de que, conservando tales facultades las tuviere levemente disminuidas (fuere por la ingesta de alcohol, sustancias estupefacientes, la no toma de su medicación o similares), a quienes se les impone la pena en su mitad inferior.

SALUD MENTAL

Desde el plano de la salud mental, las actuaciones de los enfermos que pueden ver modificada su responsabilidad criminal están vinculados con comportamientos relacionados con la desconexión con la realidad: esquizofrenia, trastornos psicóticos y/o trastornos delirantes.

Así, si de repente una persona oye voces que le dicen lo que tiene que hacer, la persona cree sentirse perseguida por el demonio (“sus demonios”) o, por algún monstruo creado en su imaginación, esa imaginación es percibida por él como su verdadera realidad y es, precisamente, en estos casos cuando la persona afectada actúa, como propio mecanismo de defensa, violentamente, llegando a herir, incluso matar, o dañando a “los productos” de su imaginación, que pueden llegar a ser sus seres más queridos.

Solo es en estos casos es cuando se puede hablar de eximentes o atenuantes de la pena, pero -insistimos- cuando el sujeto sabe lo que hace, es consciente y lo quiere hacer, incluso se jacta de ello, es indiferente para el legislador y, en suma, para los tribunales, rebajar la pena; más al contrario, puede agravarla si concurre, por ejemplo, ensañamiento. 

TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD

La psicopatía está recogida en el Manual de Trastornos Mentales DSM-V como un trastorno antisocial de la personalidad caracterizado, entre otras conductas, por un patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás.

De manera informal se podría decir que sería el extremo discontinuo del polo del psicoticismo, un vector imaginario de un rasgo de personalidad que va de la empatía pura hasta la frialdad afectiva más absoluta, el psicoticismo.

Vamos a profundizar en este rasgo.

El psicoticismo -o ausencia total de empatía- es un rasgo de personalidad caracterizado por la frialdad de afectos. La persona que presenta este rasgo suele ser gélida sentimentalmente, le cuesta vincularse con los demás.

Los que lo padecen se caracterizan por ser personas solitarias porque realmente no necesitan a los otros y, cuando sí los necesitan, los instrumentalizan para conseguir sus objetivos. 

Cuando la persona presenta este tipo de tendencia en su comportamiento, se puede llegar a predecir que tiene más probabilidad para hacer actos o hechos relacionados con esa frialdad (mentir, robar, zaherir, violentar….), además no sentirá remordimientos ni tampoco culpa. Sabe y quiere lo que hace… y le gusta.

Se puede afirmar que el psicoticismo puede ser contemplado como un factor de riesgo, una predisposición para la psicopatía.

TIPOS DE PSICÓPATAS

De manera no oficial se podría diferenciar entre varios tipos de psicópatas.

Así, los civilizados, que suelen llevar una vida normal, saben comportarse de manera socialmente deseable, especialmente en función de su inteligencia (variable moduladora del comportamiento humano) y que -probable y afortunadamente- no matarán nunca ni harán el mal alguno…, pero tienen la sangre fría para poder llegar a hacerlo.

Existen también los psicópatas criminales, de los que suele decirse que “tienen sed de sangre”.

Pocos en España, más en otros países, pero también existen (¡cuántas películas hemos visto sobre ellos!, ¿quién no recuerda a Hannibal Lecter en “el Silencio de los corderos”?).

Robert Hare, prestigioso psicólogo (Canadá, 1934)[2], estudioso de la psicopatía, y que se dedicó a estudiar la personalidad psicopática, destaca la superficialidad del comportamiento, las protoemociones, las miradas desafiantes dentro de un listado de indicadores que marcan y señalan a los psicópatas.

Aún recordamos un caso, durante el interrogatorio al asesino de una prostituta, y pensamos como proyectaba, en una entrevista de no más de media hora, todo el listado de indicadores de la psicopatía (PCL-R).

La manera cómo miraba desafiante, cómo se acercaba, como se relamía, cómo intentaba manipular y estimular.

Aquello era la psicopatía pura: Acababa de matar y se mostraba implacable, desafiante, satisfecho, orgulloso… y sin rasgo alguno de arrepentimiento, necesitaba más y se mostraba como un verdadero escultor en frente de su obra.

El mal también existe y hay individuos que cometen acciones criminales -y, por tanto, delictivas- para tener sus propios refuerzos, a veces emocionales, otras veces afectivos, la mayoría económicos o relacionados con bienes materiales.

También, ahora, lamentablemente, sabemos y conocemos por los medios de comunicación casos de violencia vicaria.

Hacer el mal a menores al objeto de zaherir a la pareja o ex pareja. En el último año, 2021, 7 menores fueron asesinados por sus padres; 6 no habían cumplido los 8 años de edad, más del doble que en el año 2020, cuando “solo” fueron 3; 40 desde 2013.

¿Quién no recuerda la pequeña Olivia, de 6 años, y Anna de 11, asesinadas por su padre, tirándolas al mar desde una lancha en la isla de Tenerife?

Sólo se encontró el cuerpo de la pequeña Olivia a más de mil metros de profundidad; el cuerpo de su hermana, Anna, no se localizó y, es difícil que se localicen nunca.

Más dolor para la madre que siempre tendrá la incertidumbre de dónde está su hija… y que nunca podrá dejar un ramo de flores en su tumba, y con ello, empezar a elaborar su duelo.

EDUCAR A LA OPINIÓN PÚBLICA

Concluimos como siempre. Es necesario formar a la opinión pública, “educar” a los profesionales y a los medios de comunicación que son los que informan a la sociedad. Se debe sensibilizar y enseñar a desvincular el crimen y la violencia -las conductas delictivas, en suma- con la salud mental.

Obvio es decir que hay más victimas con sintomatología y/o trastorno mental que autores que cometen el mal. Si llegásemos a concienciar a la sociedad se dejaría de estigmatizar a este importante grupo social. Los que padecen enfermedades mentales merecen todo el cariño y atención de la sociedad por cuanto son más débiles.

Recientemente se ha aprobado la Ley Orgánica 8/2021, de protección integral de la infancia y la adolescencia frente a la violencia, para introducir en nuestro ordenamiento jurídico los compromisos internacionales asumidos por España…

Ley confusa y controvertida, que suprime la figura de la incapacitación y subsiguiente tutela. Motivo, sin duda, de otra columna.

Hay personas sanas y “malas”, que hacen mucho daño y este comportamiento puede explicarse por decenas de hipótesis, pero en muy reducido porcentaje estará asociado al trastorno mental.

Solo hay un 1 % de psicópatas y de ese 1 % sólo un 1 % de ese porcentaje se conocen como psicópatas criminales, aquellos que necesitan herir, agredir, incluso matar para encontrar su equilibrio.

Un equilibrio perturbado sin duda alguna pero real en su cabeza, que saben (conocimiento) y quieren (voluntad) lo que hacen y, por tanto, se les impondrá la pena correspondiente al hecho delictivo realizado sin concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal derivadas de su enfermedad mental.

Y si quien padeciese una enfermedad mental, con una merma completa o incompleta de sus facultades volitivas o cognitivas, cometiese un hecho delictivo deberán aplicársele aquellas circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal expuestas, con una disminución considerable de la pena a imponer o, en su caso, con la imposición de una medida de seguridad conforme a la enfermedad padecida.

Para matar no hace falta ser un psicópata, pero a los psicópatas criminales todo el peso de la ley.

El mal también existe.


[1] Para más información pueden ustedes visitar la siguiente página https://www.somospacientes.com/noticias/asociaciones/campana-para-acabar-con-el-estigma-asociado-a-los-trastornos-mentales/

[2] Doctor en psicología, profesor emérito de la Universidad de Columbia Británica, es un investigador de renombre en el el campo de la psicología criminal, centrando sus estudios en psicopatología y psicofisiología. Desarrolló la PCL (Psychopathy CheckList o lista de verificación en psicopatías) y la PCL-R (Psychopathy CheckList Revised o lista revisada de verificación en psicopatías), usadas para diagnosticar casos de psicopatía y útil en la predicción de posibles comportamientos violentos. Hare estima que el 1% de la población humana mundial es psicópata (https://www.youtube.com/watch?v=UF4-Dfwt5ho)

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