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Cartas desde Londres: Toma el dinero y corre, el asunto ‘Therium contra Guy Brooke’

Cartas desde Londres: Toma el dinero y corre, el asunto ‘Therium contra Guy Brooke’
El caso "Therium contra Guy Brooke", que aquí relata Josep Gálvez, es digno de una película o de una serie de televisión.
05/4/2022 06:48
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Actualizado: 11/4/2022 11:20
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En alguna otra carta ya he hablado del ‘heist’, ese género que responde a la fascinación que sienten los británicos por los robos sesudos. “Palos” en los que astutos ladrones consiguen entrar en inexpugnables cámaras acorazadas de bancos o encasas de empeño, para así arrambar con diamantes, joyas, dinero o lo que sea, para luego, darse a la fuga y sencillamente, desaparecer.

Siguiendo esa tradición, durante los últimos años se están estrenando algunas películas que tratan de recuperar este género un tanto olvidado. Pero al contrario de aquellos clásicos de los años 60 y 70, ahora los criminales son señores de provecta edad, obligados a delinquir por las bajas pensiones, los impuestos y sobre todo, por el tedio que conlleva la jubilación.

Algo parecido es lo que sucedió hace unos pocos años entre uno de los más reputados fondos de financiación de pleitos británico y su cliente. Esta es una historia que difícilmente alguien le contará, ya que parece como sacada de un tebeo de Mortadelo y Filemón. Acomódese, porque lo que hoy voy a contar aquí le va a costar creerlo, pero son hechos ciertos y judicialmente probados.

Así que vamos con ello.

EL PROTAGONISTA ABSOLUTO DE ESTA HISTORIA, GUY BROOKE

Guy Brooke sería un personaje perfecto para cualquier película de Guy Ritchie.

Un tipo duro, ex-paracaidista reconvertido en empresario, Brooke continuaba echando caladas a su cigarrillo electrónico a pesar de sus casi ochenta tacos y sufrir una enfermedad pulmonar crónica. Desde hacía años estaba condenado a ir en silla de ruedas, lo que no le impedía para nada disfrutar su vida al límite, como veremos.

La cuestión es que, entre sus negocios, Brooke era el único accionista y adminstrador de la sociedad Cable Plus (Netherlands) BV, una empresa holandesa en la que había invertido mucho dinero en el sector de las telecomunicaciones y ahora se encontraba con un grave obstáculo. 

Según parece, la compañía había perdido la licencia de banda ancha en el país y por este motivo Brooke decidió iniciar las acciones judiciales que fueran necesarias para oponerse a decisión adoptada por las autoridades neerlandesas.

Para ello, Brooke contrató al conocido bufete del país, Brauw Blackstone Westbroek, quienes interpusieron las demandas contra el gobierno holandés con intención de que se devolviera la licencia a Cable Plus. El problema es que, con posterioridad, los abogados decidieron desistir de las reclamaciones y retiraron las demandas interpuestas.

Al no poder operar sin la licencia y sin visos de conseguir recuperarla, en enero de 2002 Cable Plus fue declarada en concurso voluntario, nombrándose a un administrador concursal, quien al ver cómo estaba el percal decidió iniciar una reclamación contra el bufete y el socio responsable del caso por haber retirado las demandas, alegando que había existido una grave negligencia profesional.

Total, que tras varias instancia, finalmente el 25 de mayo de 2010, el Tribunal de Apelación de La Haya dictó sentencia declarando que el bufete y su socio habían cometido una negligencia profesional debiendo responder ante Cable Plus por los daños causados a su cliente.

En otras palabras, para cobrar la indemnización por negligencia profesional de sus antiguos abogados, Brooke necesitaba seguir adelante con la reclamación contra el bufete, un proceso donde se determinaría la cantidad concreta a cobrar.  Pero para ello necesitaba pasta.

Como la lamentable situación financiera de Cable Plus impedía seguir con el proceso, Brooke contactó con una entonces joven empresa del Reino Unido que se dedicaba a unos servicios prohibidos en Inglaterra hasta muy recientemente: la financiación de pleitos.

La empresa era, ya lo habrán adivinado, Therium Capital Management.

EL ACUERDO DE FINANCIACIÓN CON THERIUM

Pues sí, tras realizar el exhaustivo examen del caso y las probabilidades de éxito (la ‘due diligence’), el caso fue valorado por un total de 32.8 millones de euros y Therium accedió a financiar el caso.

Felices por la previsión de semejante lluvia de millones, Brooke y Cable Plus celebraron un acuerdo con Therium el día 1 de abril de 2011, donde se establecía que el fondo proporcionaría financiación para los gastos del pleito por un total de 1 millón de libras esterlinas en dos tramos de 600.000 y 400.000 libras.

A cambio y, únicamente en caso de obtener una sentencia favorable de los tribunales holandeses, Brooke debería devolver a Therium el millón de libras, más una comisión de 3 millones de libras, quedándose con el resto de las ganancias.

Ojo porque esto también es importante: según la cláusula 13.2 del acuerdo, cualquier cantidad que se obtuviera en la reclamación contra los antiguos abogados, se pagaría al bufete inglés, que defendía a Cable Plus en el pleito holandés. Para ello, esos ingresos serían retenidospor los abogados ingleses hasta que se distribuyeran según lo acordado en el acuerdo de financiación.

Así que, con la ayuda financiera del fondo, el pleito siguió adelante durante unos años más, hasta que el 24 de junio de 2015, el tribunal holandés notificó a Brooke una sentencia a favor de Cable Plus otorgándole un total de 3,4 millones de euros.

Como se imaginarán, el bajón fue monumental ya que el tribunal había otorgado 29.4 millones menos  de lo esperado. Una auténtica victoria pírrica.

Y aquí es donde empieza la diversión.

MANIOBRAS ORQUESTALES EN LA OSCURIDAD

Al ver el panorama y que la cantidad otorgada era muy inferior a la esperada, Brooke hizo números rápidamente y se dio cuenta que, una vez Therium cobrara en virtud del contrato de financiación, sencillamente no quedaría nada para Cable Plus. “Rien de rien”.

Así que, sin que el fondo ni sus propios abogados lo supieran, Brooke contactó sibilinamente con su antiguo bufete, Brauw Blackstone Westbroe y les propuso un acuerdo extrajudicial.

Según este pacto, el bufete le pagaría 400.000 euros más de indemnizacion, llegando así a los 3.8 millones. Y, a cambio, Brooke renunciaría a recurrir la sentencia.

El acuerdo además establecía que se efectuaría el pago de la cantidad millonaria a una cuenta bancaria de Cable Plus en Curaçao en un plazo no superior a los diez días de su firma.

Y así fue cómo Guy Brooke engañó al fondo, a sus abogados, se hizo con todo el dinero de la indemnización … y tomó las de Villadiego.

Tal como lo leeen.

CON SILLA DE RUEDAS Y A LO LOCO

Con el dinero ingresado en la cuenta de la compañía en la isla de Curaça, con casi ochenta añazos, graves problemas para respirar, Brooke se las piró del Reino Unido a toda prisa.

Quemando rueda, junto con su novia y cuidadora, Emmy Ettema, el amigo Guy Brooke inició a partir de entonces una auténtica tournée por toda Europa para evitar pagar a Therium y a los abogados, ya que además les debía una parte de sus honorarios, a éxito.

Enterados de la fuga y, me imagino que tras las correspondientes apelaciones vocativas a la ascendiente por línea directa de consanguinidad de Brooke, Therium y sus muchachos iniciaron de inmediato varias acciones judiciales para darle caza, judiciamente hablando, claro está.

La investigación reveló que, cuando accedieron a la cuenta bancaria de Cable Plus en Curaçao tenía menos de 150.000 euros, por lo que instaron unas medidas cautelares de identificación y embargo mundial de bienes (‘worldwide freezing and asset disclosure orders”), emplazando a Brooke para comparecer ante los tribunales ingleses  de inmediato.

Brooke hizo caso omiso, prefiriendo en cambio, que lo entrevistaran en la edición dominical de The Times, “The Sunday Times”, con foto incluida, por cierto.

En sus declaraciones al periódico británico, -les recomiendo que no se las pierdan- Brooke tildaba su situación de auténtico “exilio” y que “por cuatro millones de euros valía la pena soportar algunas incomodidades”.

No es una mala compensación, [los de Therium] tendrán que aguantarse.”

Además, advirtió que las ganancias del caso las había trasladado a otro lugar: [Therium] “necesitará un buen sabueso para encontrar los millones”, y añadió, con sorna:

“O a Sherlock Holmes”.

Lo dicho, un auténtico crack.

ANTE LA ‘HIGH COURT’: THERIUM (UK) HOLDINGS LIMITED V MR GUY BROOKE


Tras ser demandados por Therium, en 2016 Guy Brooke, su novia Emmy Ettema y la sociedad Cable Plus acabaron siendo juzgados ante la ‘High Court’de Londres, sección mercantil, entre otros motivos, por incumplimiento de contrato y por desacato al tribunal  (‘comptent of court’).

Un  proceso al que… ¿Lo adivinan?

Exacto, Brooke tampoco se presentó alegando que, debido a su delicada salud, le era imposible acudir.  Y que, oiga, qué mal me sabe no ir.

Así que fueron todos ellos juzgados en rebeldía procesal.

Finalmente, el día 7 de octubre de 2016 fue dictada sentencia por el Juez, Mr Justice Popplewell en Therium (UK) Holdings Ltd v Brooke & Ors, [2016] EWHC 2477 (Comm), condenando a Brooke a 21 meses de cárcel por el desacato, así como al pago de los honorarios pactados y las costas de los procesos.

Por lo que sé, Guy Brooke sigue en paradero desconocido, aunque probablemente estará pegándose la vida padre a cuenta de Therium y de los abogados. Pero lo cierto es que su caso representó un antes y un después en la práctica de la financiación de litigación.

Y es que, en honor al caso Brooke, actualmente los fondos tratan de prevenir este tipo de riesgos, por ejemplo mediante un contrato anexo al de financiación, por el cual, cualquier cantidad derivada del procedimiento financiado se ingresa directamente en un depósito tipo “escrow”, es decir, con acceso limitado.

No sea que a alguien más se le ocurra hacer “un Guy Brooke”.

Hasta la semana que viene.

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