De izquierda a derecha, Juan Carlos Estévez, presdiente del CGPE, Carlos Lesmes, presidente del CGPJ y del Supremo, Carlos Lesmes, Gabriel María de Diego Quevedo, el homenajeado, y Alberto García Barrenechea, decano del ICPM. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
Gabriel María de Diego Quevedo, decano de honor del ICPM en un acto en loor de multitudes amigas
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08/7/2022 06:52
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Actualizado: 09/7/2022 21:22
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Al exdecano del Colegio de Procuradores de Madrid (ICPM), Gabriel María de Diego Quevedo, ayer por la tarde se le rompió varias veces la voz de la emoción. Y no era para menos. Su colegio, que capitaneó durante los últimos siete años, le nombró «decano de honor», y le entregó la Medalla de Honor, en su categoría oro, la máxima distinción que otorga esta organización colegial.
En el «patio de butacas» del Club Financiero Génova, buenos amigos, como los presidentes de las Salas de lo Civil, Penal y Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, Francisco Marín Castán, Manuel Marchena y César Tolosa, el también magistrado del Supremo, Julián Sánchez Melgar, el magistrado del Tribunal Constitucional, Enrique Arnaldo, el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Celso Rodríguez Padrón, la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, la fiscal de Madrid, Pilar Fernández, el presidente de la Audiencia Provincial de Madrid, Juan Pablo González, o la decana de los Juzgados de Madrid, María Jesús del Barco.
También el consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Enrique López, la viceconsejera, Yolanda Ibarrola, el exministro de Justicia y magistrado de la Audiencia Nacional, Juan Carlos Campo, el decano del Colegio de Abogados de Madrid, José María Alonso, el socio director de Blanco & Asociados, Fernando Blanco, los abogados José Manuel Maza y Paloma Díaz Lorente.
Sobre la tarima, el presidente del Consejo General de Procuradores de España, Juan Carlos Estévez, el decano del ICPM, Alberto García Barrenechea, el propio Gabriel María de Diego Quevedo, y el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes.
A éste le correspondió entregar la Medalla de Honor a nuevo decano de honor del ICPM, al que le costó mantener el control de la emoción.
UN HOMBRE BUENO
Lesmes hizo un elogio de la persona de Gabriel María de Diego Quevedo.
«Gabi, que es como le llamamos los amigos, ha actuado siempre con ejemplariedad, con honestidad, con transparencia, con eficacia, implementando las innovaciones importantes, desde el punto de vista tecnológico», reconoció Lesmes.
El presidente del CGPJ y del TS añadió que el homenajeado era una persona honesta, empática y con don de gentes. «El acto que celebramos hoy es un triple homenaje: al decano, al profesional y al hombre. A Gabriel María de Diego Quevedo le viene como anillo al dedo aquel fragmento del poema ‘Retrato’, de Antonio Machado: Decía, soy, en este caso, es, en el mejor sentido de la palabra bueno. No puedo encontrar mejor definición para Gabi«, concluyó.
Antes que Lesmes intervino Juan Carlos Estévez, que recordó su trayectoria profesional, su gran papel como tesorero en el CGPE y después en el ICPM, donde después asumió la máxima responsabilidad.
Estévez, como Lesmes antes, elogió su capacidad para el diálogo y para hacer equipo.
Y, sobre todo, su gran humanidad.
Su sucesor al frente del ICPM, Alberto García Barrenechea, definió ese homenaje, decidido por la Junta de Gobierno que preside, como «un acto de justicia, nunca mejor dicho. Condecorar a la persona que ha dirigido durante siete años al Colegio –los otros anteriores estuvo en distintas Juntas de Gobierno– es la forma de reconocer nuestro agradecimiento y sus méritos. Porque Gabriel de Diego tiene méritos para recibir esta medalla y cinco más que pudiéramos darle».
UN HOMBRE DE HONOR
Añadió: «Fui a la RAE para buscar una palabra que te hiciera honor. Y busqué honor. Una de las muchas acepciones que tiene la palabra honor es esta que dice que «honor es una cualidad moral que lleva al cumplimiento de los deberes propios respecto del prójimo y de uno mismo. Cuando leí esa definición ví también las palabras moral, deberes y prójimo. Y dije, Gabi es un hombre de honor».
«Tú eres un hombre de honor. Yo te he visto tomar decisiones muy importantes que te perjudicaban a ti, personalmente, pero que beneficiaban a un grupo que tú estabas dirigiendo. Te vi afrontarlas incluso en tu propio perjuicio. Para mí eso es ser una persona de honor», subrayó el decano del ICPM.
Gabriel María de Diego Quevedo respondió visiblemente emocionado.
«Siempre he hablado desde el corazón. Si no, no sería yo», dijo. Y recordando al desaparecido periodista Gaspar Rosety, cuya hermana, Patricia se encontraba presente. agregó: «Mi amigo Gaspar decía que de los lejanos hay que hablar mucho, de los cercanos poco, y de uno mismo, lo justo. Yo no voy a hablar de mí».
A continuación tuvo un recuerdo a la Junta de Gobierno del ICPM, que lideró, y de los retos a los que tuvo que hacer frente: «Nos tocó todo. Nos tocó la entrada de LexNet, la anulación de unas elecciones, la anulación del Estatuto, modernizar el Colegio, el confinamiento y la pandemia».
«Una persona que está aquí me dijo que nunca una mar en calma hizo buen marinero. Yo creo que fuimos como ‘Capitanes intrépidos’, la famosa película de Spencer Tracy. Hicimos lo que teníamos que hacer. Lo hicimos con honestidad, con trabajo y con respeto. Y no fue mérito mío sino de ese grupo de personas que formó la Junta de Gobierno. Y un personal que siempre ha sido admirable. Por eso quiero agradecer a esa Junta de Gobierno lo que hicieron por la procura y por sus compañeros», afirmó.
El homenajeado agradeció la colaboración de jueces y fiscales y la cantidad de amigos que hizo en el proceso. Recordó a su familia, a su gente, y con gran esfuerzo pudo dominar la emoción. Cuando terminó, un sonoro aplauso, con sonido de mucho cariño, premió sus palabras.
Su hermano, Joaquín de Diego Quevedo, secretario en la Junta de Gobierno actual, hizo de presentador de la ceremonia.
Cuando leyó el acuerdo de concesión del título de decano de Honor y de la concesión de la medalla dejó muy claro que había sido por mayoría y que el único que no lo había votado había sido él, por razones obvias.
En la Sala del Homenaje, como se podría definir al salón donde tuvo lugar, con vistas al Supremo y a la Audiencia Nacional, estuvieron todos los que habían aprobado ese acuerdo. La Junta en pleno: la vicedecana, Carmen Giménez Cardona, el vicesecretario, Noel de Dorremochea, la tesorera, Natalia Martín de Vidales, el contador, Angel L. Mesas Peiró y todo los restantes vocales: Antonio A. Sánchez-Jáuregui Alcaide, María Pardillo Landeta, Arturo Romero Ballester, María Soledad Castañeda González, J. Manzanos Llorente, Marta Franch Martínez, Delia León Alonso, Francisco Montalvo Barragán, María Luisa Montero Correal y Leonor María Guillén Casado.
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