José María Alonso: “El arbitraje en Madrid tiene la misma calidad jurídica que en Miami, Ginebra, Londres o París y es más asequible”
Asumió la presidencia del CIAM el pasado 1 de enero tras 5 años al frente del Colegio de la Abogacía de Madrid. La valía, para este cargo, no se le puede suponer, como se solía decir en las antiguas cartillas de los soldados españoles, está contrastada. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

José María Alonso: “El arbitraje en Madrid tiene la misma calidad jurídica que en Miami, Ginebra, Londres o París y es más asequible”

El presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid explica sus planes para convertir a Madrid en un referente internacional en esta materia
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27/2/2023 01:00
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Actualizado: 27/2/2023 10:19
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El pasado mes de septiembre José María Alonso Puig, de 69 años, tomó la decisión de no presentarse a la reelección como decano del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM). Fue una decisión meditada y dolorosa. Durante la entrevista que le hice la víspera de su anuncio, percibí en su persona el peso de la decisión y de la responsabilidad.

Ahora, cinco meses más tarde me he encontrado un José María Alonso rejuvenecido, imbuido de una energía positiva muy especial, ilusionado con el reto que tiene entre manos, como presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM): poner a Madrid en el mapa internacional de los arbitrajes.

Alonso fue elegido por el Pleno de CIAM para esta «misión» el 13 de octubre de 2022 y tomó posesión del cargo de presidente el pasado 1 de enero.

Había que dejar pasar un poco de tiempo para sentarse a hablar con él de esta, su nueva vida, que no es tan nueva porque la especialidad de José María Alonso ha sido el arbitraje nacional e internacional, en el que es una figura respetada y prestigiosa.

Si tuviera que hacer una comparación futbolística en términos de jugadores, es como si el CIAM, como club futbolístico, hubiera fichado a un Cristiano Ronaldo en sus buenos tiempos o a un Messi. O a una mezcla de Cristiano Ronaldo y del «Cholo» Simeone, que es lo que realmente es.

Alonso está feliz, se puede constatar. Y confiado. Sabe lo que tiene que hacer y cómo. En esta entrevista explica todos planes y los pasos que va a dar.

¿Cuáles son sus objetivos, como presidente, al frente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid?

Muy simples: Convertir a CIAM y a Madrid en una referencia mundial en el mundo del arbitraje internacional en español y en portugués.

La mayor parte de los contratos internacionales están sometidos a arbitraje. La Unión Europea es el primer inversor en América Latina. Y, sin embargo, en Madrid solo se ven un 5 % de esos arbitrajes.

«Por mi experiencia internacional, puedo decir que, como árbitros, somos tan buenos –o mejores– que los anglosajones o que el resto de los europeos. Nuestra calidad está fuera de toda duda»

Un competidor directo de Madrid es Miami, ¿no?

Así es. En Miami se pueden hacer arbitrajes con la ley peruana, por ejemplo. Con dos compañías, una peruana y otra española. Pero en el momento en el que te vas a Miami necesitas de un despacho estadounidense que lo apoye.

Porque el sistema jurídico que allí rige es el norteamericano. Muchas veces tienes que funcionar en un idioma que no es el tuyo. Con una ley de arbitraje diferente a la tuya y con unos costos infinitamente mayores. La minuta en Miami es el doble que la de Madrid.

Nosotros, en Madrid, tenemos un sistema jurídico similar al peruano, por poner un ejemplo que es extensible a otros países latinoamericanos. Compartimos el mismo idioma. Por mi experiencia internacional, puedo decir que, como árbitros, somos tan buenos –o mejores– que los anglosajones o que el resto de los europeos. Nuestra calidad está fuera de toda duda. Y los costes son mucho más razonables que los de todos ellos.

Y sí, el arbitraje de CIAM en Madrid tiene la misma calidad jurídica que los que se pueden encontrar en Miami, Ginebra, Londres o París y es más asequible, un tercio menor que en todas esas ciudades, poniendo las cosas en unos términos en los que todos nos entendemos.

Además, contamos con Madrid, una capital mundial con ventajas, desde todos los puntos de vista.

Tenemos que poner en valor a CIAM y a Madrid, por todo esto. Yo, por ejemplo, soy árbitro ahora en un arbitraje entre dos compañías, una argentina y otra colombiana. En Ginebra, en Suiza.  

josé maría alonso
Alonso tiene ante sí un buen número de reuniones para asegurar que la oferta española no solo va a ser escuchada sino valorada y adoptada. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿Con qué ley sobre la mesa?

La colombiana.

¿En español?

En inglés. En Ginebra no habla ninguno español. Y tenemos que ir con traductores. Esto hace que todo se encarezca.

¿Cómo va a hacer que cambie este estado de cosas?

El viejo dicho español de que el buen paño en el arca se vende ha dejado de tener ningún sentido. Hoy en día hay que vender lo que tenemos. Esto que le estoy contando. Y convencer a las compañías españolas y latinoamericanas de que suscriban nuestra cláusula de sumisión a nuestro centro.

Esta es la clave.

De esa forma, en el momento en el que surja un conflicto entre compañías, el lugar del arbitraje sería Madrid.

¿Y cómo lo va a conseguir?

Tenemos que hacer que nos conozcan, que sepan que somos una institución sólida y confiable. Aquí contamos con la Corte de Arbitraje de Madrid, con la Corte Civil y Mercantil de Arbitraje y con la Corte Española de Arbitraje, nuestros socios fundadores, más el Colegio de la Abogacía de Madrid.

Tenemos el apoyo público, del Gobierno y de la Comunidad de Madrid. He creado unas comisiones que, junto a las que ya existían, sobre designación de árbitros que están integradas por primeros espadas internacionales. De recusación, de supervisión de los laudos. Antes de que el laudo se notifique, la Corte lo revisa para ver si hay algún tipo de problema.

Y una comisión de buenas prácticas. Yo quiero tener la garantía de que esta corte es puntera en todas las áreas y que tiene las mejores prácticas internacionales en todo, en los reglamentos, en las webs, en las tarifas, en los árbitros.

Es la única manera. El arbitraje, al final, es confianza y credibilidad. O la gente confía en que esto es mejor que un juzgado y que la Corte de Madrid es mejor que irte a París o a Miami o estás muerto.

Es cuestión de decirlo claro y en alto a las compañías latinoamericanas: soy mejor, opero en su lengua, conozco su sistema jurídico, porque es muy parecido al nuestro. La Ley española de arbitraje es la misma que tienen todos ustedes.

Conozco su cultura y, además, lo hacemos en una ciudad que es fantástica. Aunque lo podemos hacer en cualquier otra ciudad. La que ustedes deseen.

Lo importante es meter la cláusula de sumisión en los contratos que las compañías vayan a suscribir.

«El arbitraje al final es confianza y credibilidad. O la gente confía en que esto es mejor que un juzgado y que la Corte de Madrid es mejor que irte a París o que irte a Miami o estás muerto»

Para tenerlo claro, negro sobre blanco: ¿Sus estándares de calidad profesional son homologables a los de Londres, Ginebra, París o Miami?

O a los de Corte Internacional de Arbitraje, la CCI, que es la más importante del mundo. Sin duda alguna.

Quiero reconocer la gran labor, excepcional, que ha hecho Antonio Cainzos, mi antecesor, durante estos dos años y pico.

Porque me he encontrado una corte dotada de unos instrumentos y una calidad enorme.

¿Qué es lo que me toca a mí? Con todo el trabajo que se ha hecho, conseguir que todo esto se conozca.

Tengo que hablar, tengo que convencer a los despachos de abogados para que sus clientes se adhieran a nuestra cláusula de sumisión en los contratos que suscriban.

Para ello cuento con el apoyo del Club Español de Arbitraje. Cuando las cortes me propusieron asumir la Presidencia lo primero que hice fue irme a hablar con Alfonso Iglesias, de Cuatrecasas.

Le dije, yo no asumo esto si los despachos no estáis alineados. Por supuesto, me dijeron que sí. Me lo pidieron el pasado martes formalmente.

Quiero hablar con las compañías, con las empresas, para que en sus cláusulas arbitrales metan a CIAM.

Con este objetivo, estoy haciendo unos “road shows” en Hispanoamérica, también en Estados Unidos y en Europa. Me veo con los despachos más importantes.

En España en estos momentos están invirtiendo, fundamentalmente, compañías mexicanas y algunas colombianas y venezolanas.

José María Alonso
El CIAM ha arbitrado asuntos por un volumen de 50 millones de euros en estos dos años y medio de existencia, según Alonso. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿Sobre qué sectores plantean ustedes operar?

En general, los sectores donde hay más conflictos son la construcción, ingeniería y energía. Los tres forman la parte del león. También el sector inmobiliario.

Hay mucho conflicto en temas de M&A (fusiones y adquisiciones), compra-venta de sociedades, conflictos entre socios.  

De hecho, desde que se permitió que en los estatutos de las sociedades se puedan dirimir estas diferencias mediante el arbitraje se están incrementando mucho los arbitrajes societarios.

Sin olvidar el sector marítimo.

Ayer (por el pasado martes) estuve trabajando con el grupo de marítimo. España, que en el fondo tiene muy buenos armadores, fletadores, la construcción naval tampoco es pequeña, sin embargo, tenemos poquísimos arbitrajes.

Tenemos que llegar a un acuerdo con la Asociación Española de Derecho Marítimo. Porque casi todos esos arbitrajes se van a Londres.

Quiero convencerlos para que se queden aquí.

Por lo que respecta a los seguros, tenemos una comisión donde están todos los especialistas de seguros de España, más los jefes de asesorías jurídicas de las compañías de seguros, para meter a CIAM en las cláusulas, en los contratos, o cuando se produzca el siniestro, si se ponen de acuerdo para que seamos nosotros.

O sea, están en el proceso de lo que los estadounidenses llaman la «evangelización».

Estamos en el proceso de que esto, de verdad, se conozca. Puede llevar tiempo.

En los dos años y medio de existencia hemos hecho 22 arbitrajes, que no está mal. Porque dese cuenta de que puede poner la cláusula en el contrato, pero puede acabar en discusión o no, ahora mismo, o dentro de cinco años.

Todo esto requiere un proceso de maduración que puede llevar su tiempo. A pesar de todo estoy muy contento. Cuento con el apoyo absoluto de las cortes, de las cámaras y del ICAM.

Es una de las cosas que hablé con el nuevo decano, con mi sucesor. Eugenio necesito que el Colegio se vuelque en esto porque esto es un proyecto de país. Es un proyecto que nos viene bien a todos. No solo a los abogados, también a los hoteles, a los restaurantes, a los peritos, a las líneas aéreas. A todo el mundo.

En los últimos años ha habido grandes arbitrajes con empresas españolas en el mundo. Sacyr con la Autoridad del Canal de Panamá, por ejemplo. Millonario.

O el del AVE de La Meca-Medina, sí.

¿Cuál es el volumen de asuntos arbitrados por ustedes desde su nacimiento, en los dos años y medio pasados?

En torno a los 50 millones de euros.

En Confilegal contamos con un columnista, Josep Gálvez, abogado español y “barrister” en Londres, que en su última colaboración hablaba de una cláusula inglesa, la “anti-suit-injuntion”…

Yo la he sufrido.

Esta clásula que suelen incluir las compañías británicas en sus contratos impide que sean los tribunales del país donde ha sucedido el conflicto los que lo diriman y obliga a que sea la corte de arbitraje –normalmente con sede en Londres– la que lo resuelva. El contrato de seguro del Prestige tenía esta cláusula. Por ese motivo todavía no se ha resuelto. Nosotros no tenemos este tipo de cláusulas, ¿verdad?

No, no las tenemos.

¿Y puede suponer un hándicap para la CEIM?

En absoluto. Primero, una “anti-suit-injuntion” en España no sería admitido. Esta cláusula impide que uno pueda iniciar una acción fuera del lugar previsto. Si está previsto Londres tiene que ser Londres.

Si hay una cláusula de revisión de competencia de los ingleses, que es como se denomina en español, eso sería respetado por los españoles. El juez español debería abstenerse de continuar.

Lo mismo pasa con las cláusulas arbitrales. Si existe una cláusula de ese tipo no la puede conocer un juez. Pero no es porque sea una “anti-suit”, es porque es una declinatoria de justicia.

Yo, personalmente, viví una “anti-suit” en un pleito contra Nike. Yo les demandé aquí por el distribuidor. Ellos me demandaron en Estados Unidos y le pidieron a la juez de allí que me prohibiera seguir con el pleito aquí.

«En España hay una seguridad jurídica absoluta. Lo que criticaban desde fuera era la falta de seguridad jurídica. Decían: No se vayan ustedes a Madrid porque les dictan un laudo que ustedes ganan y se lo anulan. Todo eso lo ha despejado, de una vez por todas, el Constitucional»

¿Y qué pasó?

Yo le contesté a la juez estadounidense que no era una decisión mía. Porque el requerimiento era para mí y para el procurador. Me contestó que tenía 15 días para asumir eso o me declaraba en desacato en Estados Unidos.

Me fui a ver a esa juez. Le conté el problema. Me contestó que no podía hacer nada. En esa situación le planteé: me está pidiendo que desista. Si yo desisto y le cuento por qué, ¿se podría aplicar el derecho procesal lo mismo que pasa en el derecho de los contratos, que yo resolvería el contrato por intimidación, con lo que habría un vicio de consentimiento?

¿Y qué le contestó?

Inténtelo. Entonces presenté un escrito en el que puse: ‘me veo obligado a desistir por la existencia de la cláusula ‘anti-suit-injuntion’ de la jurisdicción norteamericana’. La juez me rechazó el desistimiento.

Continuamos en Madrid. Fue un caso difícil. Le di la vuelta.

¿Cuántos árbitros son ustedes en el CIAM?

No tenemos listas cerradas, pero le aseguro que un buen número.

¿Cuando se hace un arbitraje, piden mujeres o piden hombres?

El problema es que en el arbitraje, contrariamente a lo que sucede en la judicatura, es al revés.

La mujer todavía no ha conseguido la cuota de participación que tiene el hombre. Esa es una realidad. La inmensa mayoría de los árbitros son varones.   

Estamos intentando incorporar mujeres en todas las comisiones, en todas las que he creado hay paridad absoluta. En la de nombramientos, en la de recusaciones, en la de revisión de laudos y en la de buenas prácticas.  

Porque es importantísimo que la mujer entre ahí. Pero al final tú tienes que convencer al cliente, tu abogado, de que designe a una mujer. Hay muy pocas que sean veteranas en esto. Van llegando.

En la judicatura han llegado de golpe.

El mundo del arbitraje es mayormente masculino. Alonso explica que en CIAM todas las comisiones que ha creado son paritarias. Las empresas, por ahora, prefieren árbitros maduritos y con contrastada experiencia. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Bueno, la cosa es diferente. Se entra en la judicatura por oposición. No es el caso del arbitraje.

Aquí es un tema de veteranía. Al final, la gente quiere árbitros maduritos, con larga experiencia. Además, dese cuenta de que el arbitraje no tiene recursos. Solo tiene la acción de anulación, causas muy tasadas. Te lo juegas, como dicen los ingleses, en un solo tiro. Hay que tener mucho cuidado de a quién se pone de árbitro.

¿La última sentencia del Tribunal Constitucional ayuda para conseguir los objetivos los objetivos que se propone?

Sin duda alguna. Las últimas sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid nos habían creado un gran problema. Había hecho correr la idea de que a Madrid no se podía venir a arbitrar.

La sentencia del Constitucional corrige eso de una vez por todas. Porque les ha dicho a los señores magistrados del TSJM: no pueden entrar en el fondo del asunto.  

Ustedes se tienen que asegurar que los árbitros no tenían un problema de independencia, que la cláusula arbitral era válida, que en el procedimiento se ha preservado el principio de igualdad de armas y que la sentencia es congruente con lo que se ha dictado y que está motivada.

En España hay una seguridad jurídica absoluta. Lo que criticaban desde fuera era la falta de seguridad jurídica. Decían: No se vayan ustedes a Madrid porque les dictan un laudo que ustedes ganan y se lo anulan. Todo eso lo ha despejado, de una vez por todas, el Constitucional.

Ya no es así. Todos los elementos que negativos que había han desaparecido. Por eso estoy muy motivado y muy confiado en que esto tiene que salir bien.

¿Cómo va a ser el apoyo del Gobierno?

He hablado con Exteriores, con el ministro José Manuel Albares. El apoyo ha sido completo. Me ha puesto a nuestra disposición a todos los embajadores, a los que les ha dado instrucciones expresas. Están volcados.

Estoy hablando con “Invest in Madrid”, que forma parte de la Comunidad de Madrid, cuyo apoyo es completo.

El hecho de que haya sido usted antes director de dos grandes despachos, como Garrigues y Baker McKenzie y cinco años decano del Colegio de la Abogacía de Madrid, le confiere a usted una “auctoritas” contrastada. Es consciente de ello, ¿verdad?

Bueno, pensaron en mí porque llevo muchos años en esto. Soy una persona suficientemente conocida en el mundo del arbitraje. A mí no me cuenta nada hablar con unos y con otros y pedirles cosas. Además, tengo muy claro que esta causa contribuye a hacer España. Esa es una motivación que estimula mucho, se lo aseguro.

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