Firmas
2023: «Masacre judicial perfecta»
Miguel del Castillo del Olmo es magistrado.
26/7/2023 06:30
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Actualizado: 25/7/2023 21:41
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Como extraído de un guión de “La Unidad : Kabul”, una tras otra se van sucediendo acciones dinamitadoras y explosivas sobre el erial de la Justicia que es España, que lentamente pero con predecible e implacable efectividad van a desencadenar, en el año que da título a esta carta desesperada, la consecuencia que aquel también prevé: la masacre judicial.
Kabul.
En un estado judicial que, más que descentralizado, está absolutamente descentrado, la mayoría de los reinos judiciales propenden irremisiblemente a la anarquía, y nadie hace nada por solucionarlo.
En el Gobierno del Poder Judicial ya hace un lustro que desde la Política se dejó de cumplir con el deber constitucional de su renovación, sin que a nadie parezca importarle que la derivación de lo anterior es una desertización paulatina del Tribunal Supremo, donde más de una de cada cuatro plazas se han dejado vacantes por la irresponsabilidad de nuestros representantes políticos.
De seguir este ritmo, esta inoperancia hostil hacia el Poder Judicial en lo que a su más alta instancia respecta, el país se podría ver paralizado, de facto, en lo que concierne a uno de sus tres poderes.
Pero hay muchos más signos de esta «masacre judicial perfecta» propiciada y/o admitida por la Política. En el Ministerio Fiscal muchos claman asombrados por una política de ascensos y nombramientos basada en todo aquello que pueda parecerse lo menos posible al mérito.
Algo similar ocurre en el Tribunal Constitucional, la más Alta aspiración de cualquier jurista español, para acceder al cual parece ser necesario haber sido parte de un partido político, o desempeñado alguna función, directa o indirecta, para el mismo.
Ser previsible, luego manejable.
Muy triste.
MEDIOS MANIFIESTAMENTE INSUFICIENTES
La devastación es generalizada. Los medios al servicio de la Administración de Justicia son manifiestamente insuficientes. El mapa español está colmado de sedes tercermundistas, con inversiones ridículas en mantenimiento y ausencia manifiesta de planificación, salvo honrosas excepciones, normalmente en regiones con mayor capacidad de recaudación, pero no necesariamente.
Y todo ello, en un contexto de recaudación récord por todas las administraciones, que miran hacia otro lado.
Los sistemas informáticos no son compatibles entre sí. La inversión en este ámbito ha sido mil millonaria en los últimos lustros, y el panorama es desastroso.
Un juzgado se comunica con el Fiscal sin que a través del ordenador sea posible hacerlo. Las averías siguen siendo constantes.
El juez no dirige nada de aquello de lo que es responsable, y existe una pluralidad absurda e inaceptable de centros de poder que también es parte de la posible estrategia para dejar asolada y desolada a la Justicia.
No se puede hacer peor.
Suben los impuestos, los gastos, las hipotecas, los ingresos del estado y comunidades autónomas, los de los Ayuntamientos, y todos los cuerpos de la administración de Justicia reivindican una mínima y lógica actualización retributiva en prevención de un empobrecimiento que es patente. No es tan difícil de comprender.
Este fenómeno es previsible, natural y entendible, porque la capacidad adquisitiva se ha reducido en todo caso más del 10 por ciento, mas no se sabe gestionar, y el efecto es que las a mi juicio legítimas y fundamentadas huelgas están provocando que el paisaje judicial parezca afgano.
Como en la serie de Movistar. Todo bombardeado, desértico. Violento. Al borde del colapso, si no estamos ya en él.
Sin embargo, no parece interesar resolver el conflicto. A nadie. Inaudito.
ABOGADOS Y PROCURADORES DEBEN SOPORTARLO TODO
Mientras, los «estrujados» profesionales de la abogacía y procuraduría deben soportarlo todo, pacientes, viendo restringidos su caudal y prosperidad hasta extremos insoportables, asumiendo muchos, aparte, una reducción importante de sus eventuales y seguramente bochornosas pensiones de jubilación, ante la desidia y desdén de quienes debieran proveer y saber gestionar lo ajeno con mejor criterio.
En todos los ámbitos de la gestión de la Justicia, en todos salvo muy lejanas excepciones, aquella es, sencillamente, un desastre. Lamentable.
Y no es responsabilidad ni de funcionarios, ni de jueces, ni fiscales, ni letrados, ni abogados, ni procuradores…
De quienes pertenecemos a este maravilloso mundo inventado para garantizar la libertad y derechos de los ciudadanos. No.
Es de quienes no saben gobernar. Sea cual sea su territorio, sea cual sea su afinidad política. Son demasiados los que no saben. Los que olvidando la dimensión social de la Justicia, pueden conducir a la nación hacia la debacle, si no actúan ya.
Reivindico por ello a través de esta misiva de alerta, para la Justicia, la Virtud, el Saber Hacer en Política, transmito mi pena e insalvable impotencia, y suplico expresamente, por este cauce, a quienes tienen el deber constitucional de hacerlo, que nos hagan salir de esta maldita pesadilla de 2023.
El año en que todos se pusieron de acuerdo para masacrarnos.
Mi máximo apoyo a todos los gremios de la Justicia, mis disculpas al justiciable, y mi deseo de más unión en el futuro para prevenirnos ante otro año como éste.
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