Francisco Cuenca en una foto que hasta hace poco figuraba en la web de la Diócesis de Málaga y que ha sido retirada. Corresponde a su paso por Melilla, donde estuvo destinado. Foto: Diócesis de Málaga.
La Diócesis de Málaga será acusación particular en el caso del cura que usaba éxtasis líquido para supuestamente abusar de mujeres
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30/9/2023 06:30
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Actualizado: 29/9/2023 21:36
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La Diócesis de Málaga ha anunciado que será acusación particular en la causa en la que se investiga al sacerdote Francisco Javier Cuenca, de 34 años, por la presunta comisión de cuatro delitos de agresión sexual bajo sumisión química y cinco delitos contra la intimidad perpetrados sobre cinco mujeres, a las que habría sedado previamente y a las que habría grabado después.
Por ello se haya en prisión preventiva, en la cárcel de Alhaurín de la Torre, Málaga, desde el pasado 12 de septiembre.
Desde la Diócesis malagueña han expresado su «condena más profunda y contundente a toda forma de abuso a la mujer», así como su disposición a seguir colaborando con la justicia «para cuantas gestiones sean necesarias con el fin de facilitar la investigación».
El Obispado ha tomado esa decisión, según un comunicado, «con el propósito de permanecer al lado de las víctimas y de continuar poniendo todos los medios a su alcance para contribuir al esclarecimiento de los hechos» y después de «un estudio en el que se ha valorado el grave perjuicio causado»,
INICIADO EL PROCESO PARA DESPOJARLO DE SU CONDICIÓN DE SACERDOTE
Además, informa el Obispado, se ha iniciado el procedimiento para despojarle de su condición de sacerdote, lo que se denomina «laicización» o «dispensa clerical», según la normativa de la Iglesias.
«Esperamos que estas acciones contribuyan a la investigación y al bien de los fieles cristianos, al tiempo que se esclarece la verdad de los hechos», señala el Obispado, que reitera el «dolor por el daño cometido» y la «cercanía a las víctimas» del sacerdote.
El caso fue conocido el pasado lunes, cuando el sacerdote fue detenido por supuestamente agredir a las cuatro mujeres haciendo uso de GHB o éxtasis líquido, conocida como la droga de las violaciones, que anula la voluntad de las mujeres, a las que grababa después, y que tiene la cualidad de no dejar rastro en el cuerpo a las pocas horas.
La investigación se inició a principios de este mes cuando el sacerdote fue a la comisaría del municipio de Vélez-Málaga, donde residía, para denunciar que una mujer con la que había mantenido una relación en Melilla meses antes le había robado de su domicilio material informático y 3.000 euros. Declaró a la Policía Nacional que le había robado por despecho.
A principios de año dicha mujer había revelado a los responsables de la vicaría melillense, donde el cura estaba destinado entonces, la existencia de un disco duro con grabaciones audiovisuales en las que aparecían varias mujeres semidesnudas, dormidas o bajo los efectos de algún sedante y a las que este hombre les realizaba todo tipo de prácticas sexuales.
LA IGLESIA ANIMÓ A DENUNCIARLO PERO NO TOMÓ MEDIDAS INTERNAS
La Iglesia animó a la mujer a denunciarlo ante las autoridades civiles, si bien internamente se limitó a trasladarlo a la Península, para servir en las parroquias de El Burgo y Yunquera, en Málaga.
La mujer, sin embargo, no hizo nada hasta el mes de julio. Volvió a acudir a la Iglesia. De nuevo fue animada a denunciarlo ante la Policía Nacional. Pocos días después, entrado agosto, entregó una copia de las carpetas informáticas que tenían fotos y vídeos del disco duro. Lo hizo a los miembros de la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de Melilla.
El sacerdote se encontraba entonces asistiendo a la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa.
Poco menos de una semana después de presentar la denuncia, el padre Cuenca fue detenido en su domicilio por la Policía Nacional. El titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Velez-Málaga, competente en esta causa, lo envió después a prisión.
Durante el registro que realizaron después en su casa encontraron más vídeos de contenido sexual. En la causa se han identificado a cuatro mujeres de Málaga, Madrid y Córdoba, ciudades en las que residió, pero no se descarta que haya más victimas.
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