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Bolaños, ministro de Justicia: ¿Un sopapo en toda la cara del mundo jurídico?

Bolaños, ministro de Justicia: ¿Un sopapo en toda la cara del mundo jurídico?
Félix Bolaños en una foto tomada el pasado 16 de noviembre, en los Premios Pelayo. A su izquierda, el presidente por sustitución del CGPJ, Vicente Guilarte, y a la derecha la presidenta del Tribunal de Cuentas, Enriqueta Chicano. Foto: Confilegal.
20/11/2023 13:26
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Actualizado: 20/11/2023 23:29
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Esa es la percepción generalizada entre los operadores del mundo jurídico. Sobre lo que no hay unanimidad es si el sopapo ha sido simple o doble. Pero que se ha producido, no hay duda alguna. Y duele.

El nuevo biministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática y de Justicia, Félix Bolaños (47 años), fue el autor de la divulgada firma del acuerdo PSOE-ERC con Oriol Junqueras para facilitar un gobierno presidido por Pedro Sánchez.

Junqueras, nadie lo olvida, fue condenado por el Tribunal Supremo por sedición y malversación de fondos públicos por impulsar el referéndum de secesión de Cataluña del 1-0 en 2017. Después fue indultado, como todos sabemos, por el Gobierno. La amnistía le posibilitará el regreso a la política remunerada, lo que es ahora es imposible con la inhabilitación que pende sobre su persona y sobre el resto de sus compañeros.

El acuerdo PSOE-ERC es una de las piezas centrales para materializar ese proyecto de ley de amnistía que se aplicará a todos los independentistas condenados y en proceso de enjuiciamiento entre 2014 y 2023. Lo que provocó la respuesta unánime de este mundo jurídico.

El Consejo General del Poder Judicial, buena parte de las Salas de Gobierno de los Tribunales Superiores de Justicia, la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional, los 52 presidentes de Audiencias Provinciales, todas las asociaciones de jueces, de fiscales, de letrados judiciales, de abogados del Estado, de inspectores de Hacienda, muchos colegios de abogados –con el de Madrid a la vanguardia–, grandes, medianos y pequeños despachos de abogados… respondieron de forma unánime contra esa ley, como si se tratara de un nuevo, y moderno, episodio de la celebérrima obra teatral de Lope de Vega, «El Alcalde de Zalamea».

«¡Fuenteovejuna, señor!» fue la contestación del pueblo cuando fue preguntado quien había matado al comendador.

En este caso el Fuenteovejuna de ahora ha sido contra el acuerdo que el PSOE suscribió también con Junts, para obtener sus 7 votos en la Cámara Baja, esenciales para la investidura de Sánchez como presidente del Gobierno.

La primera vez que en 45 años de democracia todos los operadores jurídicos responden unánimemente de esta forma a una ley del Gobierno. Cada uno, además, «se retrató» públicamente de forma individualizada.

Una ley que todos entendieron que iba contra la democracia y el estado de derecho.

Especialmente contra la democracia.

Juan Ramón Rodríguez Llamosí, jurista muy respetado, recordaba en una entrevista un hecho que aquí no se le ha dado reflexión alguna: «El partido nazi demostró que era posible un estado de derecho que atentaba contra la vida de sus ciudadanos».

Este no es ese caso, pero es evidente que democracia y estado de derecho no son sinónimos por mucho que así se repita.

La realidad es que se puede seguir existiendo un sistema político de apariencia democrática y un estado de derecho que ya no lo es. Abundan los ejemplos actuales. Los profesores de Harvard, Daniel Ziblatt y Steven Levitsky, en su libro «Cómo mueren las democracias», aportan muchos de ellos.

BOLAÑOS, VALEDOR DE LA LEY DE AMNISTÍA

Esto es lo que teme el mundo jurídico español. El convencimiento es que la futura ley de amnistía cambia las reglas del juego de forma evidente.

Y Bolaños es uno de sus principales valedores. De ahí, se entiende, que haya asumido esta cartera conociendo poco la materia pero con la vista puesta en las próximas semanas, hasta marzo, cuando se prevé la aprobación de la ley. Va a ser un vuelo con muchas turbulencias.

La fusión, además, de un ministerio de Estado como es Justicia con el de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, auna en una sola cartera los tres poderes.

Por otra parte, su nombramiento, por parte del presidente Pedro Sánchez –se percibe–, parece obedecer a ese principio tal español de: «¿No querías caldo? Pues toma dos tazas». En respuesta directa al Fuenteovejuna al que me refería antes.

Pero que nadie se llame a engaño. Lo que le ha caído a Bolaños es «un marrón». El Ministerio de Justicia no es una bicoca, ni mucho menos. Sobre la mesa tiene, para empezar, la desactivación de la huelga de funcionarios, latente y viva.

¿Permitirá María Jesús Montero, la titular de Hacienda y Función Pública, la que posee la llave de la caja, que se produzca una nueva huelga de los 45.000 funcionarios de Justicia en toda España en «modo LAJ» durante meses y que Bolaños se cueza, como ya pasó con la ministra saliente, Pilar Llop?

¿Conseguirá sacar adelante en el Parlamento los tres proyectos de ley de eficiencia organizativa, procesal y digital, comprometidos con la Unión Europea y los fondos «Next Generation», que decayeron por la convocatoria de elecciones generales?

Justicia no es Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Es una caja de bombas de libro y requiere un fino desactivador dedicado plenamente a esta tarea. «Full time». Porque este mundo de la Justicia no es el Congreso de los Diputados ni el planeta político.

Aquí se requiere mucha inteligencia, toneladas de mano izquierda, mucha persuasión y un buen secretario de Estado con auctoritas y mando en plaza, como ya hiciera en su momento Juan Alberto Belloch cuando en 1994 asumió Justicia e Interior, y colocó a María Teresa Fernández de la Vega, en uno, y a Margarita Robles, en otro, de esa guisa.

Una de esas bombas es la renovación del Consejo General del Poder Judicial, enquistada desde 2018, hace 5 años.

¿Conseguirá Bolaños convencer al PP de renovar con el sistema vigente, de mayoría de tres quintos en Congreso y Senado, o tendrá que blandir la amenaza de reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial para reducir esa mayoría cualificada a una mayoría simple?

No veo que este nombramiento sea una promoción para Bolaños. Ciertamente no va a ser, ni mucho menos, un paseo militar.

Pero esto él todavía no lo sabe.

Lo descubrirá pronto. Mucho antes de lo que piensa.

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