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Opinión | Lo que son y lo que no son las elecciones al Parlamento Europeo

Opinión | Lo que son y lo que no son las elecciones al Parlamento Europeo
Manuel Álvarez de Mon Soto, ha sido magistrado, fiscal y funcionario de prisiones. Actualmente es letrado del Colegio de Abogados de Madrid. [email protected]. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
08/6/2024 06:31
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Actualizado: 07/6/2024 23:05
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Son el modo de elegir a los eurodiputados y no un referéndum de política nacional o un veredicto de jurado popular.

Son las elecciones europeas del 9 de junio de 2024, únicamente el medio para elegir por 5 años a los 720 eurodiputados que constituirán el Parlamento Europeo, de ellos 61 en España, como circunscripción única y sin exigir un mínimo de porcentaje de votos como razonablemente se hace en otros países y que formarán uno de los clanes políticos más privilegiados, económica y socialmente, del mundo.

La prueba de ello son sus sueldos, hasta ahora de aproximadamente 10.000 euros brutos al mes, a lo que hay que añadir las dietas, lo que lleva a alrededor de 15.000 euros mensuales, más los suplidos de gastos por la actividad parlamentaria, el pago de los gastos de viajes, en caso de avión serán en clase «business» y los de alojamientos, disponer de vehículos oficiales en ciertos casos, el derecho a disponer de 28.000 euros al mes para nombrar «asesores», la facultad de invitar a personas a visitar las instituciones europeas, la indemnización al cesar en el cargo, llamada el «paraguas» y el derecho a jubilación desde los 63 años con retribución fijada en atención a los años en el cargo y salario cobrado.

Este «estatus» convierte a los eurodiputados junto a los demás políticos de la Unión Europea y altos funcionarios de la misma, en una nueva aristocracia europea, eso sí, sin títulos nobiliarios.

COMPETENCIAS

¿Y cuáles son las competencias del Parlamento Europeo, que tiene su sede en Estrasburgo, pero la Secretaría General en Luxemburgo y en Bruselas actúan comisiones parlamentarias?

Actualmente están determinadas por el Tratado de Lisboa de 2017, última normativa reguladora de la Unión Europea, establecida por el Tratado de Maastricht de 1992, que sustituyó a la antigua Comunidad Económica Europea, surgida del ya lejano Tratado del Carbón y del Acero de 1951, fundada por 6 estados, los 3 del Benelux más Alemania Occidental entonces dividida en dos países, Francia e Italia, con el fin de asegurar la paz en Europa, mediante la colaboración comercial, tras la tragedia de la Segunda Guerra Mundial y llevada ya a un alto nivel de integración política y social desde el Tratado de Maastricht.

En este momento, tras las diferentes ampliaciones, la constituyen 27 estados tras la salida del Reino Unido, con varios a la espera como Turquía y Ucrania.

Pues bien, para entender la relevancia del Parlamento Europeo, es necesario hacer una breve referencia a las competencias de la Unión Europea y dicho eso, ver el papel que asume el Parlamento.

Sucintamente son competencias exclusivas o compartidas la unión aduanera, el mercado interior, la política monetaria, pesquera y comercial común, la social, agrícola, medio ambiente, protección de consumidores, salud pública, investigación y desarrollo tecnológico, el espacio de libertad y seguridad jurídica, etc. Son además competencias específicas la política exterior y seguridad común, de gran relieve actualmente ante la situación bélica en el mundo.

Además de las competencias expresas fijadas en los tratados, existen además competencias implícitas con arreglo a la jurisprudencia expansiva fijada por el Tribunal de Justicia.

Por lo tanto, las competencias de la Unión Europea tienen importancia práctica relevante en la vida de los ciudadanos, y por poner unos meros ejemplos, la política agraria común tiene consecuencias en el consumo cotidiano, calidad y precio de los productos alimenticios o el régimen de fronteras que incide directamente en la llegada de personas extracomunitarias, vía legal o ilegal, con los consiguientes problemas humanitarios y también en la acción de las mafias explotadoras del tráfico de personas o a veces en la seguridad ciudadana.

FUNCIONES

Dicho esto, ¿qué funciones tiene el Parlamento Europeo?

Las examinaremos de un modo sucinto.

Una fundamental de índole política es elegir al presidente de la Comisión y revisar el trabajo de la misma.

Competencias legislativas compartidas con el Consejo, en los procedimientos ordinarios y a propuesta de la Comisión, dando lugar a los reglamentos y directivas comunitarias.

Decide sobre acuerdos internacionales y las ampliaciones.

Aprueba la gestión de los presupuestos.

Admite peticiones de los ciudadanos y realiza investigaciones.

El ejercicio de algunas de estas competencias ha tenido gran incidencia pública últimamente, como en las protestas de agricultores y ganaderos, contra lo que consideran una nefasta política agrícola comunitaria o la investigación sobre las restricciones de la Generalitat a la enseñanza en español en la educación en Cataluña.

Así pues, son muy importantes las funciones de los eurodiputados, aunque sin duda alguna su número es excesivo, como en general el de políticos y sobre todo el de «asesores» y el de las personas y entidades subvencionadas, a veces por meras razones de nepotismo, «compra» de favores y «pago» de servicios.

Pero claro, si se reduce su número, se acabaría el negocio a muchos que viven de la política, en bastantes casos sin oficio fuera de ella o que teniéndolo no alcanzarían los pingües beneficios que da la política.

Todo a costa de los impuestos de los ciudadanos, que contemplan impotentes su contribución obligatoria al negocio de los políticos, que no están dispuestos a reducirlo, aunque algunos se llenen la boca de igualdad y «progresismo», bueno, el suyo sí, por supuesto.

Pero lo que no son es unas elecciones nacionales, ni un seudoreferéndum sobre nadie en un sentido u otro. Los políticos por meros intereses particulares electorales suyos, ponen frecuentemente la atención deliberadamente lejos de lo que importa al ciudadano, de sus problemas reales de los que apenas hablan, pues la mayoría de ellos no los tienen, con su alto estatus económico presente y futuro.

Pero menos aún, son las elecciones europeas un pretendido veredicto popular sobre las actividades económicas de alguna persona privada implicada en investigaciones judiciales, presunta inocente no faltaba más, pero que es a la Administración de Justicia, incluida la Fiscalía Europea, a quien corresponde determinar la existencia o no de responsabilidad penal.

En conclusión, convendría examinar las propuestas concretas de los partidos sobre la política europea, que después inciden en la vida pública y privada de los ciudadanos, propuestas que brillan por su ausencia, enmascaradas en la lucha de los políticos por el poder y sus beneficios.

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