En la Antigua Roma había 4 tipos de matrimonio o uniones conyugales
La antigua Roma, famosa por su organización y sistema legal, desarrolló diversos tipos de matrimonios y uniones conyugales que reflejaban las necesidades y costumbres de su tiempo.
En esta civilización, no había un solo tipo de matrimonio, sino cuatro formas principales de unión conyugal, cada una con sus propias características y reglas legales.
Estos tipos eran: «confarreatio», «coemptio», «usus», y «concubinatus».
«Confarreatio»: el matrimonio de los nobles
La «confarreatio» era la forma más solemne y antigua de matrimonio en Roma, reservada principalmente para los patricios, la clase noble. Este tipo de matrimonio tenía un fuerte componente religioso y se realizaba bajo la supervisión de los pontífices, los sacerdotes más importantes de Roma.
Durante la ceremonia, se ofrecía un pan de espelta («panis farreus») a los dioses, como un símbolo de pureza y unión entre los contrayentes. El acto de compartir el pan representaba la solidaridad y el compromiso de la pareja no solo entre ellos, sino también con los dioses y la comunidad.
Este pan era elaborado a partir de harina de espelta, un antiguo cereal de grano entero similar al trigo. Se cultivaba ampliamente en la antigüedad y tiene un sabor ligeramente más dulce y a nuez en comparación con el trigo común.
Debido a que el «confarreatio», aparte de ser un contrato social y legal, era un sacramento religioso que implicaba la bendición del dios Júpiter y la participación activa de sacerdotes y ritos sagrados, la disolución de este tipo de matrimonio requería un ritual específico llamado «difarreatio».
Al igual que en la ceremonia de matrimonio original, se requería la presencia de sacerdotes pontífices que supervisaban la ceremonia para asegurar su correcta ejecución.
Este ritual implicaba invertir los actos realizados durante la «confarreatio», incluyendo la ofrenda de un pan de espelta, que en este caso se partía como símbolo de la ruptura del vínculo sagrado.
Además, se realizaban declaraciones formales destinadas a renunciar a los votos matrimoniales y liberar a los cónyuges de sus obligaciones mutuas.
La «difarreatio» tenía varias consecuencias, como la liberación de la mujer de la «manus» (el poder legal) del esposo, restaurando su independencia legal y permitiéndole gestionar sus propios asuntos.
Ambos contrayentes recuperaban su estado civil, lo que les permitía volver a casarse si lo deseaban, aunque este tipo de divorcio era raro debido a sus implicaciones religiosas y sociales. Además, aunque no afectaba automáticamente la legitimidad de los hijos, la «difarreatio» podía tener consecuencias en términos de herencia y derechos familiares.
Un ejemplo histórico de este tipo de unión fue el matrimonio de Lucio Cornelio Escipión Barbato, político y general romano (337 a.C.–270 a.C., aproximadamente), con Pomponia, que no solo solidificó la posición de los Cornelios en Roma, sino que también contribuyó a la continuación de una línea de descendencia que sería crucial en la historia de Roma, especialmente a través de su nieto, Escipión Africano, quien jugó un papel decisivo en la derrota de Aníbal durante la Segunda Guerra Púnica.
El equivalente a este tipo de matrimonio en nuestros días sería el matrimonio religioso.
«Coemptio»: un matrimonio contractual
La «coemptio» era una forma de matrimonio que simulaba una transacción comercial, donde el esposo «compraba» simbólicamente a la mujer frente a testigos. No tenía connotaciones religiosas como la «confarreatio», sino que era más bien un contrato civil que unía a un hombre y a una mujer bajo un acuerdo formal.
La coemptio era una práctica común entre los plebeyos y podía ser utilizada también por patricios que buscaban un matrimonio más flexible o que no cumplían con los requisitos para otros tipos de unión.
Era un acto puramente civil y legal. No involucraba sacerdotes ni rituales religiosos, sino que se basaba en un acuerdo contractual.
El ritual comenzaba con una pregunta formal hecha por el esposo al padre de la novia o a un tutor legal, si el padre no estaba presente. La pregunta era algo como «¿Me entregas a tu hija para que sea mi esposa por medio de esta ‘coemptio’?».
Después de la aceptación del padre o tutor, el esposo ofrecía una pequeña cantidad de dinero, que en la práctica era simbólica, ya que el objetivo no era realizar una transacción económica real, sino formalizar el matrimonio.
Esta entrega de dinero representaba la transferencia de autoridad sobre la mujer del padre o tutor al esposo. En la antigua Roma, la coemptio establecía que la mujer pasaba bajo la «manus» del esposo, es decir, bajo su autoridad y control.
A pesar de la transferencia de «manus», la coemptio podía ser disuelta con mayor facilidad que la «confarreatio». Esto se hacía a través de un proceso legal llamado «remancipatio«, donde el esposo «devolvía» simbólicamente a la mujer a su familia original, liberándola de la «manus» del esposo.
Un caso notable de coemptio fue el de Tiberio Graco (163 o 162 a.C.–133 a.C) .un destacado político de la República romana, quien se casó con Claudia, una plebeya, bajo este tipo de matrimonio.
A través de la «coemptio», Claudia pasó a la «manus» de Tiberio, es decir, bajo su autoridad. Este matrimonio permitió a Tiberio consolidar alianzas políticas importantes, mostrando cómo la «coemptio» podía ser utilizada estratégicamente en la política romana.
El «coemptio» sería el equivalente al matrimonio civil de nuestra época.
«Usus»: el matrimonio por convivencia
El «usus» era la forma más sencilla y común de matrimonio en la antigua Roma. Esta unión se basaba en la convivencia continua de la pareja durante un año.
Si la mujer permanecía en la casa del hombre durante ese tiempo sin interrupciones significativas, como pasar tres noches consecutivas fuera (trinoctium), se consideraba que estaban legalmente casados.
La disolución de una unión por «usus» era bastante sencilla en comparación con la «confarreatio» o la «coemptio». Bastaba con que la mujer interrumpiera su cohabitación continua con el esposo.
La forma más común y sencilla de hacerlo era que la mujer pasara tres noches consecutivas fuera de la casa matrimonial. Este acto de ausencia se conocía como «trinoctium». No requería documentación alguna. Tras el «trinoctium», el matrimonio se consideraba disuelto automáticamente.
Un ejemplo notable de «usus» es el matrimonio del famoso orador, político, filósofo y escritor romano Cicerón (106 a.C.–43 a.C.) con Terencia.
Aunque Cicerón provenía de una familia acomodada, su matrimonio con Terencia, que se llevó a cabo por «usus», fue una unión práctica que le permitió centrarse en su carrera política sin la carga de una ceremonia costosa o elaborada.
Este tipo de matrimonio era popular entre los plebeyos y proporcionaba una alternativa accesible y menos formal para las uniones conyugales.
En nuestros días lo llamamos pareja de hecho. En el mundo anglosajón se le conoce como «common law couple».
«Concubinatus»: una unión reconocida pero informal
Además de los matrimonios formales, existía el «concubinatus», una unión legalmente reconocida pero sin el estatus de un matrimonio formal.
Esta relación se daba entre parejas que no podían o no deseaban casarse oficialmente, pero que convivían de manera estable.
Aunque los hijos de estas uniones no tenían los mismos derechos de herencia que los nacidos de matrimonios legítimos, el «concubinatus» ofrecía una alternativa para aquellos que no cumplían con los requisitos de las formas tradicionales de matrimonio.
Un famoso ejemplo de concubinatus fue el de Julio César (100 a.C.–44 a.C.), el famoso general y dictador romano, con Cleopatra VII, la reina de Egipto.
Aunque ambos nunca se casaron formalmente debido a las diferencias políticas y culturales (y porque César ya estaba casado con Calpurnia en Roma), su relación fue muy significativa.
Tuvieron un hijo juntos, llamado Cesarión (Ptolomeo XV Filopátor Filométor César), quien fue considerado por Cleopatra como el heredero legítimo de César, aunque no fue reconocido oficialmente en Roma.
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