El Colegio de Abogados de Alcalá de Henares en su mayor crisis: presupuestos rechazados, división interna y exigencia de elecciones
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21/12/2024 05:35
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Actualizado: 23/12/2024 13:36
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El Colegio de Abogados de Alcalá de Henares, Madrid, enfrenta un escenario crítico tras el rechazo, por segundo año consecutivo, de sus presupuestos. La organización colegial funciona actualmente con los presupuestos de 2023. Ni los de 2024 fueron aprobados. Ni ahora los de 2025.
La sesión de la Junta General de Colegiados del pasado 18 de diciembre evidenció una fractura institucional profunda, con cuestionamientos directos al decano, Ángel Llamas Luengo, y una creciente demanda de transparencia y cambios en la dirección.
La votación, llevada a cabo por la mañana –cosa inusual en la práctica de los colegios ya que los profesionales tienen sus picos de mayor actividad en ese periodo de tiempo– fue categórica: 51 colegiados votaron en contra de los presupuestos, incluidos 4 miembros de la propia Junta de Gobierno –formada por 10 personas– mientras que solo 17 colegiados apoyaron el proyecto.
En consecuencia los presupuestos fueron tumbados.
PARTIDAS MODIFICADAS SIN EL CONSENTIMIENTO DEL TESORERO
Entre las razones de este rechazo destacan las denuncias realizadas por el tesorero, David Fechenbach Marcos, quien denunció que el proyecto de presupuestos incluía partidas modificadas sin su consentimiento.
Entre estas, Fechenbach señaló la asignación de 20.000 euros para una fiesta, calificada como un gasto desproporcionado.
Además, el tesorero subrayó la falta de control interno y dirección clara en el Colegio, señalando que aprobar estos presupuestos sería equivalente a comprometer la integridad financiera de la institución.
Fechenbach dejó claro que, de haberse aprobado, no tendría más remedio que dimitir. En un gesto inusual, también invitó a todos los miembros de la Junta a poner sus cargos a disposición, destacando la gravedad de la situación.
FRACTURA EN LA JUNTA DE GOBIERNO
Maia Román, secretaria de la Junta de Gobierno, respaldó públicamente las denuncias del tesorero. Confirmó que las modificaciones presupuestarias se realizaron sin conocimiento ni autorización del tesorero ni de otros miembros de la Junta, y que estas se enviaron directamente a los colegiados sin el debido proceso interno.
Román informó, además, que el 40% de los miembros de la Junta de Gobierno han solicitado la dimisión en bloque y la convocatoria de elecciones, una demanda ignorada por el decano y parte de su equipo.
Esta situación refleja una fractura sin precedentes en la Junta de Gobierno. La ausencia de dos miembros durante la reunión, junto con la marcha de otro tras una breve aparición, puso de manifiesto el deterioro del órgano rector y la falta de cohesión interna.
UN LIDERAZGO EN ENTREDICHO Y UN COLEGIO DIVIDIDO
El decano Llamas Luengo ha sido señalado como el principal responsable de la crisis. Su decisión de votar a favor de unos presupuestos ampliamente cuestionados, sin abordar las críticas ni ofrecer argumentos convincentes, ha generado una oleada de críticas por parte de los colegiados.
Además, su negativa a permitir la votación sobre propuestas previamente aprobadas, como la implementación de una centralita automática para el turno de oficio, ha sido interpretada como una muestra de autoritarismo.
El resultado de la votación no dejó lugar a dudas: 51 colegiados en contra, con los 4 miembros de la Junta (el tesorero, la secretaria, el bibliotecario y el diputado sexto) pronunciándose de esa forma, frente a tan solo 17 votos a favor. Este rechazo masivo reafirma el creciente descontento con la gestión del Decano y refuerza el respaldo a los miembros críticos de su dirección.
Esta misma situación se ha repetido en las dos Juntas Generales anteriores, en las que no se aprobaron ni los presupuestos para el 2024 ni la rendición de cuentas del 2023. Lo que ha llevado a los colegiados a exigir su dimisión en repetidas ocasiones, destacando su incapacidad para liderar el Colegio en un momento tan delicado.
FUTURO INCIERTO
El Colegio ciertamente enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia. La crisis no solo pone en jaque la estructura interna del órgano, sino que amenaza la confianza y representación de los colegiados. El camino hacia la estabilidad parece depender, más que nunca, de la valentía y determinación de aquellos que priorizan los intereses de la institución sobre los suyos propios.
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