Puede ser legal no presentar la dimisión, pero ¿es ético y estético no haberlo hecho?
l vocal Gerardo Martínez Tristán ha mantenido la Presidencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Madrid con sustitutos durante dos años y nueve meses.

Puede ser legal no presentar la dimisión, pero ¿es ético y estético no haberlo hecho?

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05/9/2016 07:59
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Actualizado: 05/9/2016 18:44
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El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha sacado a concurso la Presidencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), el órgano que resuelve los pleitos que se presentan contra la Comunidad Autónoma de Madrid.

El mandato para el que fue elegido su «ocupante», Gerardo Martínez Tristán, actualmente vocal del órgano de gobierno de los jueces y miembro de su Comisión Permanente, expiró el pasado 6 de mayo y toca renovar. Pero es que Martínez Tristán no tiene nada que ver con ese cargo desde hace 2 años y 9 meses. La Presidencia ha venido ocupándose con «sustitutos» durante todo ese tiempo.

El magistrado es uno de los siete vocales «full time», a tiempo completo desde enero de 2 014, cuando este Consejo empezó su andadura.

El consejero pasó, entonces, a «servicios especiales» -una situación legal parecida a la excedencia, con la diferencia de que el sujeto tiene derecho a la reserva de un puesto de igual nivel y retribuciones que el desempeñado con anterioridad a su pase a dicha situación-, pero siguió detentando la Presidencia de la mencionada Sala.

Porque Martínez Tristán no dimitió de ese puesto, para el que fue elegido por el Consejo, por vez primera, en 2006 y  para el que fue reelegido en 2011. Su mandato en el TSJM se acabó hace cinco meses

Tampoco estaba obligado a dimitir, hay que decir la verdad.

No hay nada en la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) que le obligara a hacerlo. Pero lo lógico es que, desde el minuto uno, lo hubiera hecho.

¿Es legal?, sí.

¿Es ético y estético? Existen serias dudas.

Pero es, sin duda, una anomalía.

Martínez Tristán justificó, a propios y extraños que no abandonaba la Presidencia de lo Contencioso-Administrativo «porque el mandato, en la Permanente, era por un año, renovable», y él «no sabía lo que iba a pasar». Se cubría las espaldas, por si ocurría lo peor y tenía que volver a su destino: que se convirtiera en «vocal de segunda». Estos vocales son los que no están a tiempo completo.

La realidad es que, desde el minuto uno en el que Carlos Lesmes fue elegido presidente del órgano de gobierno de los jueces y del Tribunal Supremo, este vocal -y es por todos sabido- Martínez Tristán ha sido uno de sus hombres fuertes -persona de máxima confianza.

No en vano el gran valor que atesoraba Martínez Tristán era su conocimiento de la maquinaria interna del CGPJ, donde había servido como letrado antes de 2006. Era el tuerto en el país de los ciegos y era muy improbable que dejara la Permanente, como así ha sido.

ANTECEDENTES: OTROS SÍ DIMITIERON

Tres vocales del anterior CGPJ (2008-2013) se encontraron en la misma situación que Martínez Tristán. Pío Aguirre era presidente de la Audiencia Provincial de Jaén y Manuel Almenar de la de Pontevedra.

Todos ellos dimitieron de forma inmediata, nada más tomar posesión.

También Carlos Dívar, elegido presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, presentó su dimisión como presidente de la Audiencia Nacional. Podía haber seguido ostentando ese puesto, puesto que pasó a los mismos servicios especiales que Martínez Tristán. Nadie entendió que eso pudiera ser razonable.

Nada obligaba a ninguno de los tres, pero la lógica les empujó a dar entrada a otros candidatos para que la organización y el dinamismo que debían tener dichos órganos judiciales no se resintieran por sus ausencias. Máxime sabiendo que no iban a regresar porque el mandato de 5 años superaba al que ambos les restaba por cumplir.

La Presidencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJM, cuyo titular ha sido hasta ahora Gerardo Martínez Tristán, ha venido funcionando en «piloto automático» entre enero de 2014 y septiembre de 2016. 

Entre el 7 y el 22 de enero de 2014 su presidente «por accidente» fue el magistrado Miguel Ángel Vegas Valiente, entre el 22 de enero y el 22 de abril de 2014 le sucedió la magistrada Teresa Delgado Velasco.

Desde el 24 de abril y el 31 de julio de 2015 el cargo lo ostentó Ana María Aparicio Mateo. Y entre el 31 de julio y la actualidad, la presidenta ha vuelto a ser Delgado Velasco.

En el TSJM tienen muy claro que la plaza no ha salido a concurso hasta ahora porque Martínez Tristán no ha querido.

«Lo ha apurado hasta el final, hasta que ya no podía más», explican fuentes de ese órgano judicial a Confilegal.

Martínez Tristán, además, no ha dejado de moverse desde que se convocó públicamente la plaza. Ha estado manteniendo discretos contactos con posibles candidatos a sucederle.

¿Por qué? Cuando su tiempo como vocal del CGPJ llegue a su fin -en diciembre de 2018-, Martínez Tristán regresará a la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJM como magistrado mondo y lirondo.

Si su sucesor en el TSJM fuera un hombre de peso en la carrera, con proyección para convertirse en magistrado del Tribunal Supremo en 3 o 4  años, eso significaría que habría muchas posibilidades de dejar la vacante para ese mismo puesto más pronto que tarde.

Y él podría optar otra vez a ocuparlo.

El siguiente Consejo -ya que se trata de un nombramiento discrecional- tendría que elegirlo, como el actual tendrá que escoger a la persona que le suceda.

«Lo que se plantea aquí es muy simple: si el trabajo que implica una Presidencia como esa se puede llevar a cabo con sustitutos y la maquinaria no se resiente, ¿para qué es necesario un presidente?», explican las mismas fuentes. «Por otra parte, ¿se ha resentido esa misma maquinaria por su ausencia? Si es así, se debería regular legalmente para que, en el momento en el que fuera elegido vocal, se produjera su cese automático».

UN PASADO «LLAMATIVO»

Martínez Tristán, uno de los hombres de confianza del presidente Carlos Lesmes, fue protagonista, en diciembre de 2013, de una catarata de titulares de prensa al verse recusado por el PSM-PSOE en los pleitos contra la privatización sanitaria en Madrid y que tenía que resolver, precisamente, la Sala que presidía en TSJM.

Finalmente la Sala Especial de Recusaciones del TSJM desestimó dicha recusación, con un voto particular del presidente de la Sala de lo Social, Juan Miguel Torres.

La negativa de Martínez Tristán -cuya mujer es la abogada del Estado Marta García de la Calzada, actualmente destinada en el Tribunal Supremo, exconsejera de Fomento de la Junta de Castilla-La Mancha que presidía María Dolores de Cospedal– a apartarse de este asunto, fue muy criticada por el PSM-PSOE.

«Me llama la atención que el señor Tristán no hubiera, él mismo, renunciado a tomar parte directa en un asunto porque su conflicto de interés en el tema tratado era evidente. Es una de esas cosas en que los códigos de conducta, éticos, deben intervenir. No se necesitan leyes para una cosa tan evidente», declaró el diputado regional José Manuel Freire.

Pocos días después fue elegido vocal del CGPJ a propuesta del PP.

NO ES EL ÚNICO CASO

El caso de Martínez Tristán no es el único en el que un vocal opta por no dimitir.

Concepción Espejel, presidenta de la Audiencia Provincial de Guadalajara en el momento en que fue elegida vocal del CGPJ, en 2008, hizo lo mismo que él (encontrándose en la misma situación que Pío Aguirre y Manuel Almenar). No dimitió.

Hasta que expiró el mandato de Espejel, entre el 14 de abril de 2009  y el 30 de marzo de 2012, la magistrada Isabel Serrano Frías ocupó, de forma provisional, la Presidencia de dicho órgano judicial.

Esto posibilitó que la entonces vocal, haciendo uso del artículo 340 de la LOPJ, que establece la preferencia de las personas que se encontraran en esa situación para ocupar plazas durante los dos años posteriores a su cese, optó, y consiguió, la Presidencia de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

Fue el 12 de diciembre de 2012.

De no haber mantenido el puesto de presidenta de la Audiencia Provincial de Guadalajara en servicios especiales, hasta su expiración, no habría podido optar a la Presidencia de esa Sección de la Audiencia Nacional.

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