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Cinco años sin Fernando Pombo, el abogado global

Cinco años sin Fernando Pombo, el abogado global
Fernando Pombo (1943-2011).
02/11/2016 06:58
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Actualizado: 01/11/2016 21:36
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El próximo viernes 4 de noviembre se cumplirán cinco años de la dolorosa desaparición de Fernando Pombo, fundador de la firma Gomez-Acebo & Pombo y uno de los abogados más internacionales de nuestro país, no en vano presidió la IBA, (Internacional Bar Association), entre los años 2007 y 2008.

Fernando fue un adelantado a su tiempo. Hombre de formación internacional , compaginó pronto la filosofía con el Derecho en las Universidades de Oviedo y Complutense de Madrid (1965). Fue realizar el doctorado en Ginebra con el profesor Martin Achard y en el Instituto Max Planck de Munich con el profesor Friedrich-Karl Beier (1970-1971), lo que le dio la visión global de la abogacía que ahora vivimos.

Este jurista tan inquieto también realizó estudios universitarios en Dundee (1978) y en el Europa Institut de Amsterdam (1979). Fue profesor invitado del Instituto Internacional de Estudios Legales de Salzburgo (Austria), en colaboración con la Universidad del Pacífico – McGeorge School of Law (Estados Unidos) (1985-2011), y habitual conferenciante en instituciones universitarias, como la Sorbona de París y otras de Florencia, Montpellier, Georgetown, Fordham y Harvard, principalmente.

Fernando compagino dos pasiones en esta vida tan intensa. Como buen cantábro el mundo de la vela le atrajo y ahí estaba con Vindio’, asiduo de la Copa del Rey de Vela y ganador en el 2006 de la categoría IMS 670. También con mano firme llevo Gómez-Acebo y Pombo, su propio despacho de abogados, creado en 1971 con uno de sus mejores amigos Ignacio Gómez-Acebo, también ya fallecido.

De trato exquisito con los periodistas, su memoria era prodigiosa y sabía exactamente quién eras y qué estabas haciendo, este abogado cántabro se jactaba pese a viajar las dos terceras parte del año a otros países, de no haber perdido un avión en su vida. En ese año 2011 en el que un cáncer nos lo arrebató surgiría la Fundación Fernando Pombo que hoy Carmen Pombo, su hija, lleva con mano maestra y la abogacía de los negocios le concedería el Premio Aptissimi que pese a su delicado estado de salud recogió entre una salva de aplausos.

Cinco años después, ahora que la IBA acaba de celebrarse hace unos días en Washington, una de sus ciudades favoritas y que mejor conocía, muchas de sus predicciones se han ido cumpliendo. El abogado ha dejado de ser local para enfrentarse a un mundo global en el que sigue a sus clientes. También la tecnología está ayudando mucho a la gestión de los despachos. En esta tesitura, el networking y la pertenencia a organizaciones de todo tipo resulta fundamental.

Y lo que es más importante el buen abogado ya no solo es un buen experto en Derecho sino que maneja unas habilidades personales muy necesarias para empatizar con el cliente. En esa faceta de don de gentes y saber estar, pocos abogados como l propio Fernando Pombo sabían manejarse tan bien en las cortas distancias.

Tras más de 25 años en cargos ejecutivos dentro de la organización, durante el bienio 2007-2008 fue presidente de la International Bar Association (IBA), la asociación internacional más grande de la abogacía. Hasta la fecha ha sido el único español que ha llegado tan lejos en esta asociación. Tras Fernando, como señalamos en un reportaje anterior, muchos abogados españoles se han posicionado bien en esa entidad.

Durante su mandato centró sus esfuerzos, entre otras cosas, en asegurar que la organización continuase siendo el núcleo universal de aprendizaje y formación de los abogados, y con este fin buscó el modo de estimular al resto de las asociaciones para que utilizasen ésta como foro de discusión de los temas más relevantes para la abogacía mundial.

El mundo de la abogacía debe estar agradecido a Fernando Pombo por su ingente labor llevando el nombre de la abogacía española por todo el mundo. Fernando como Rodrigo Uría, Antonio Garrigues o Emilio Cuatrecasas pertenecen a una generación de abogados que lograron la transformación de despachos familiares en grandes estructuras.

Años después otra generación de juristas como Luis de Carlos, Juan Picón, Fernando Vives, Manuel Martín o Rafael Fontana han seguido ese legado con otro objetivo importante, ubicar a cada despacho en el mundo global con el que nos enfrentamos. Un mundo donde el abogado sigue a los clientes allá donde estén.

Nunca podremos agradecer todo lo que hizo Fernando Pombo por la abogacía española. En muchos países gracias a su buen saber hacer la situó en el mapa y la hizo visible. Cinco años después de su trágica desaparición parece el momento adecuado de homenajear su memoria y recuperar su obra en nuestra abogacía.

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