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Comisión de quejas de la FAPE: La herencia de José Luis Martínez Albertos

Comisión de quejas de la FAPE: La herencia de José Luis Martínez Albertos
18/3/2017 05:58
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Actualizado: 18/3/2017 11:01
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Como ya avancé en mi columna anterior, voy a seguir ocupándome de la Comisión de quejas. En este caso, de otro de sus miembros, José Luis Martínez Albertos, y de sus aportaciones a la ciencia.

Repasaré cuáles son las claves de este personaje y si ofrece muestras, o no, de alguien en cuyo juicio sensato los periodistas delatados pueden confiar.

Albertos estuvo trabajando en varios periódicos hasta que las Facultades de Ciencias de la Información en Madrid y Barcelona abrieron sus puertas. Aprovechó esa oportunidad y se dedicó a escribir Tratado de Redacción Periodística.

Ahora bien, cuando se puso en su “Tratado” a definir la Redacción Periodística, se hizo un lío desde el principio.

Comenzó definiéndola como una ciencia. Poco después, se preguntó si era ciencia, técnica o arte. Se apoyó en el italiano Francesco Fattorello, pero no para desarrollar su modelo de comunicación, que tiene aspectos interesantes y actuales, sino sus géneros periodísticos.

Siguiendo a Fattorello, Albertos distinguía entre estilo informativo, estilo de solicitación de opinión y estilo ameno (también llamado “folletinista”).

Albertos no captó que “solicitación de opinión” es una cacofonía. En cuanto al estilo “folletinista”, es lógico preguntarse si quienes emplean un estilo humorístico dan por bueno que Albertos les califique de “folletinistas”.

Seguro que, después de recibir las protestas, Albertos les aconsejaría que no se enfadasen, porque él se movía entre “términos escurridizos” (expresión literal de Albertos). O les hubiera remitido a Fattorello.

Mientras tanto, Mariano Cebrián Herreros, un catedrático del Departamento de Periodismo II, había publicado varios libros. Entre ellos, uno titulado Géneros informativos audiovisuales (1992) que asentó en cimientos muy serios, como la teoría del lenguaje de Karl Bühler.

Cebrián distinguía entre géneros expresivos o testimoniales, géneros referenciales o expositivos y géneros apelativos o dialógicos.

Incluso, deslizaba unas punzadas benignas sobre los puntos de vista de Albertos. Le presentaba como seguidor del profesor italiano Francesco Fattorello en España y daba a entender que la vida intelectual no se acababa ni en este autor italiano ni en Albertos, claro.

Poder viene de “se puede”: enormizar la realidad, una práctica que consolidó Martínez Albertos en Periodismo I

Desde 1984 hasta ahora, Albertos no ha aportado algo interesante ni al campo de la teoría ni al de la práctica. Se ha limitado a re-publicar su «Tratado».

¿A qué ha dedicado Albertos su vida desde 1984 hasta ahora? A levantarse un monumento a sí mismo. Ante todo, a legar al Departamento lo que Menéndez Pidal denominó el hábito de “enormizar la realidad”.

Ya daba muestras de esto cuando, en 1969, a sus 39 años, publicó un opúsculo, de treinta páginas, y no dudó en titularlo: “Biografía completa de Pío XII”. Definió su Tratado nada menos que como “Enquiridión” y “Texto-guía”.

Después, se propuso ser el autor que más veces se cita a sí mismo, como el Barón de Münchausen. Éste decía haber salido de una ciénaga, con su caballo, solamente agarrándose a sus propios pelos. Si alguien conoce a algún autor que se cite a sí mismo más veces que Albertos, que lo demuestre.

Sí, muchos dicen que Julián Marías solo se cita a sí mismo. Pues bien, Marías se pronunció sobre la mayor parte de los problemas de la España de su tiempo. Albertos, ¿sobre qué? Sobre prácticamente nada.

El “incidente” de la dirección del Master del ABC

Enrique de Aguinaga fue un profesor que, poniendo muy alto el nivel de exigencia para los estudiantes, logró que quienes acudían a sus clases acabaran por escribir bien o muy bien.

Escribo esto porque un estudiante me pasó un montón de páginas con las enseñanzas de Aguinaga.

A la vez que enseñaba en la Facultad, dirigía el Master del ABC.

A finales de los años noventa, un nuevo director de ABC se empeñó en cesar a Aguinaga. Los cuatro directores de Departamento de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense firmaron un acuerdo para que la dirección de ese Master cambiase de Departamento cada dos años.

Cuando se cumplieron los dos primeros años en los que un profesor de Periodismo I había dirigido el Master, los hechos demostraron que el documento del acuerdo era papel mojado.

El entonces director del Departamento de Periodismo II, Mariano Cebrián Herreros, escribió al entonces rector, Rafael Pujol Antolín, preguntándole cómo es que no se había cumplido lo acordado.

Respuesta del Rector: ninguna. Pujol estaba tan imbuido de que la Complutense era suya que no se pronunció sobre lo que Mariano Cebrián le consultó.

Al parecer, cuando Pujol abandonó el Rectorado, lo único que le interesó fue acometer la reforma a fondo de su piso en la “profesorera” – bloques de pisos para profesores- en la calle Isaac Peral. Creía que el Rectorado iba a pagar la reforma.

Cuando le dijeron que tenía que pagarla él, abandonó el piso. Estoy dispuesto a retirar esta información si es imprecisa, pero mis fuentes me aseguran de que eso es verdad.

Por supuesto, Martínez Albertos negará que él tuviese algo que ver en ese “incidente del ABC”. Dirá que él se mantuvo en una posición de lo que él denomina “no intencionalidad”. Es decir, en la ignorancia de lo que significa este término en Edmund Husserl, por ejemplo.

El hecho es que, para dirigir el Master del ABC, sólo sirven los profesores de Periodismo I. ¿No es esto enormizar su importancia?

Las lisonjas mutuas, rasgo inequívoco de algunos profesores de Periodismo I

Albertos y sus protegidos/as se dedican a alabarse mutuamente, hasta extremos que dan para una comedia de ambiente universitario.

En una entrevista que un alumno obsequioso hizo a Luisa Santamaría en “Infoactualidad”, un digital de Ciencias de la Información, ella dio unas respuestas que han servido para comentarios jocosos.

Sobre María Jesús Casals: “De ella puedo decir de todo. Cuando me despido de ella noto como un desgarro porque es una persona muy cercana. Recuerdo lo que dije en su tribunal de cátedra: “será una gran figura en varios estudios”. Me atrevería a decir que llegará a ser académica, porque es una estudiosa y una mujer que tiene una fuerza de voluntad como yo no he conocido a nadie”.

Sobre su hijo, Pedro Paniagua: “Mi hijo Pedro es un genio, como su padre. Tiene una inteligencia muy superior a lo normal, lo supe desde que era un niño pequeño. Llegará también donde tenga que llegar. Este año ya le han publicado un libro de pensamiento en Méjico que se ha vendido muchísimo. Es un gran escritor y tiene la misma pluma que su padre, del cual dijo Paco Umbral en su esquela: “era la mejor pluma de nuestra generación…”

“Yo creo que este niño nació con ganas de escribir. Tenía cuatro o cinco años y escribía cuentos. A mí me llamaba la atención, porque su afán era escribir; afán con el que sigue ahora. Se levanta a las cinco de la mañana para escribir. Por eso no me extraña que tenga el puesto que tiene, como tampoco me extrañaría que llegara a tener un puesto importante dentro de la universidad, por su gran pluma”.

¿Para qué sirve esa papilla pseudopsicologista en el mundo académico o profesional? Y Pues eso, para comentarios jocosos. Ah, y para que pueda acceder a la Comisión de quejas. Demuestra la misma prudencia que Fernando González Urbaneja.

En un prólogo de 1992 a su “Tratado”, Albertos afirma esto sobre Luisa Santamaría: “De todas formas, a los estudiosos de estas cuestiones recomiendo vivamente un texto de la Dra. Luisa Santamaría, centrado exclusivamente en estas cuestiones: El comentario periodístico. Los géneros persuasivos. En él podrán encontrar los interesados un planteamiento riguroso y ampliamente expositivo de los asuntos relacionados con las formas expresivas del periodismo de opinión (P. 16)”.

Luisa Santamaría y José Luis Martínez Albertos (en ambos extremos de la mesa).

Cátedras ¿para los más capaces?

Después de su afición a enormizar la realidad y a citarse a sí mismo, lo que más ocupó el tiempo de Albertos en treinta años, fue su dedicación completa a la política universitaria de bajos vuelos. A dar “albertazos”, es decir, al “aquí mando yo y hago catedráticos a quien quiero”.

Quince años de director del Departamento contemplan el comportamiento de Albertos. Se dedicó a ejercer el mayor poder posible. No es extraño que Luisa Santamaría proclame en la entrevista, que el Departamento forma una “gran familia”.

“Desde luego, por supuesto, pues claro, es evidente, es de cajón, etc.”, pueden ser expresiones con las que asentir a la afirmación de Santamaría.

Esa sensación de poderío de José Luis Martínez Albertos es muy parecida a las bodas de conveniencia de las familias reales europeas. Primero, el matrimonio. Después, ya vendrá el amor. Primero, señalar quiénes han de ocupar las cátedras. Después, que publiquen para demostrar que saben.

Promovió a Luisa Santamaría a catedrática de Universidad con un currículum de los más pobres con que alguien se haya presentado a una cátedra.

Dirigió la Tesis Doctoral de Casals titulada Los cien primeros años de la Universidad Complutense y su influencia educativa en la política española (1836 – 1936) (Un ejemplo de periodismo de investigación)

¿Cómo calificar como periodismo de investigación un trabajo en el que la autora no entrevista ni a una sola fuente viva? ¿Y qué interés tenía nadie en mantener en secreto el asunto sobre el que versaba la Tesis, como es propio del periodismo de investigación?

Es un modesto trabajo de Historia, sin la menor relación con lo que es el Departamento de Periodismo I. Casals se inscribe dentro de esa multitud de profesores cursis que siempre hablan de “perfil” de un profesor.

Hablar de “perfil” es el tampón, de origen anequista (de la ANECA), que emplean quienes desean librarse de un profesor o profesora más capaz que el candidato de un Departamento.

El pequeño matiz, en este panorama de embeleco, es que Casals no reunía, ni de lejos, el perfil que ahora proclama. ¿Y qué más le da a Albertos y a los suyos ese pequeño detalle?

Las grandes obras de Bernardino M. Hernando

Ocho años antes que Casals, Bernardino M. Hernando había defendido su Tesis, El lenguaje del Periodismo. Es una Tesis modélica, con un gran dominio de la teoría y del método cuantitativo –nada menos que 1050 páginas de un apéndice fruto de muchas horas de trabajo-.

Modestamente propongo facilitar a los doctorandos las Tesis de Hernando y de Casals para que comparen. Incluso, como Casals también dedica un espacio a las biografías de los políticos, con un estilo de telegrama, que pongan al lado la excelente obra de Hernando – La corona de Laurel. Periodistas en la Real Academia Española– de 918 páginas. ¡Qué gran trabajo, lleno de investigación, de sensatez, de centrarse en lo importante! Claro que a Martínez Albertos todo esto le ha resbalado siempre.

… y la insignificante obra de María Jesús Casals

En 2005, Casals publicó un libro titulado Periodismo y sentido de la realidad. Teoría y análisis de la narrativa periodística.

Afirma que llevaba trabajando muchos años en ese libro. ¿Qué años? ¿Qué había hecho Casals antes de defender su Tesis Doctoral a sus cuarenta años avanzados? Y ¿qué trabajo teórico desarrolló hasta llegar nada menos que a catedrática en unos pocos años?

El libro es una muestra de cómo, sin un armazón conceptual serio, alguien puede enhebrar un libro con lo que Albertos gustaba llamar “materiales de acarreo”. Es un intento de recuperar el tiempo perdido, de demostrar que es alguien serio en el campo de la ciencia.

Pues no, ese libro tiene una estructura muy pobre. Casals está muy lejos de Mariano Cebrián y de Hernando. Pero muy lejos.

¿Cómo es posible que alguien con una Tesis Doctoral vulgar pueda improvisar un armazón conceptual? Eso a Albertos no le interesa. Lo importante es el poder. Y si alguien demuestra que lee y enseña más que él, como la Catedrática Dña. Pilar Palomo, no duda en calificar su actividad como “tartufismo”, como hizo en una Junta de Facultad.

Si había hecho catedrática a Luisa Santamaría, ¿por qué no hacer catedráticas a Casals y a Concepción Edo Bolós, y titular al hijo de Luisa Santamaría? Da lo mismo que él estuviera de Director o no.

Casals y Santamaría: Cómo relegar a Mariano Cebrián al no-ser

Ni Luisa Santamaría ni Casals citan a Cebrián Herreros, siendo tan importante su libro sobre los géneros. Ellas no toleran que Cebrián hubiera introducido algunas críticas contra Albertos. No podían pasar esa “ofensa” contra su jefe. Y utilizan los métodos que tan bien expuso George Orwell en su novela 1984.

Relegan a Cebrián al no-ser. No solo en sus libros. Tampoco protestaron porque le relegaran al no-ser en la dirección del Master del ABC. Lo peor de todo es que Mariano Cebrián Herreros falleció en 2013.

El libro Uso de razón, de Ricardo García Damborenea, es un modelo de lo que Santamaría y Casals deberían haber logrado en el Periodismo.

Y comparando los libros de ella y Santamaría con el de éste, el lector se da cuenta de la gran distancia entre un autor que domina muy bien el terreno que pisa y dos autoras que han de improvisar un libro para ver si convencen de que han llegado a catedráticas por sus propios méritos.

Casals necesita desarrollar una gran actividad para demostrar que es una vocación tardía que puede llegar muy lejos. Directora académica del Master del ABC, directora de una revista, vicedecana de la Facultad y evaluadora de la ANECA de los lamentable Van Grieken y Galindo, que han dejado a la ANECA en el estado tan lamentable en que se encuentra.

¿Para qué quiere estar Casals en la ANECA? ¿Para aplicar sus grandes conocimientos? Haría mucho mejor dedicándose a leer muchos libros que desconoce.

Y el mismo sentido tiene haber creado un Master de Periodismo en la Facultad de CC.II donde el ochenta por ciento son alumnos chinos que no dominan el castellano adecuadamente.

Si en lugar de tanto movimiento, se hubiera dedicado a hacer pruebas sobre el nivel de redacción y de ortografía de los estudiantes que salen de la Facultad, su quehacer habría tenido sentido.

Profesores excelentes de la Facultad

Recientemente, han sido reconocidos como “profesores excelentes” 35 profesores de la Facultad de Ciencias de la Información, por las altas calificaciones que les han otorgado los estudiantes.

Ninguno de los docentes del Departamento de Periodismo I ha recibido esa distinción.

(Profesionalmente, sí considero excelentes a Javier del Rey y a Pedro Sorela. ¿Cómo van a escribir los profesores de Periodismo I libros como Los juegos de los políticos (Del Rey) o Dibujando la tormenta (Sorela)?.

Me siento muy contento de que mi antiguo Departamento, Periodismo III, tenga cinco profesores excelentes entre esos 35. Casals no dudó en rechazar y atacar a un profesor tan prestigioso como Gonzalo Abril, por negarse a aprobar a algunos alumnos chinos por no dominar el castellano. Casals también se encuentra a una gran distancia de Gonzalo Abril.

Los hechos son muy testarudos. A eso ha llevado la pasión por el poder de Albertos y de sus sucesores. Entonces, si proyectamos el pasado de Albertos y de las ya citadas en la Comisión de Quejas de la FAPE, ¿qué nivel de los dictámenes podemos esperar?

¿O va a reconocer Albertos el derecho al recurso de los periodistas delatados? Ha tenido muchos años para hacerlo. Él sigue como Urbaneja, el que le puso. Tiene muchos más años que Urbaneja y muchos menos kilos. Pero mentalmente, son muy parecidos: autoritarios, apasionados por el poder y en el plano intelectual, muy poco sólidos para el análisis.

Hasta la próxima columna

Dejo fuera mucho material que me han hecho llegar varias fuentes sobre Periodismo I. Tendré que atender a lo que me piden esas fuentes, aunque no en Confilegal. En este digital sí seguiré publicando más columnas sobre la citada Comisión.

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