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¿Tenemos en España un problema de valores?

¿Tenemos en España un problema de valores?
Cartel de la película 'Fe de etarras', de Netflix, que ha creado una gran polémica. EP.
21/9/2017 06:00
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Actualizado: 10/5/2021 10:49
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Es cierto, siempre hay una gota que provoca que el vaso rebose, y en España nos encontramos muy próximos a  esa gota.

Que nuestro país es “diferente” han sido muchas las veces que lo hemos escuchado, mientras, por un lado, somos una de las naciones que mayor influencia ha tenido en la historia del hombre y en el mundo, con un mayor patrimonio cultural, histórico, de tradiciones y cuyos descubrimientos en los campos de la geografía, medicina, sociales han sido determinantes (ya teníamos Universidad en España más de cien años antes del descubrimiento de América).

Por el otro lado, en nuestro país hoy en día denominamos “educación” a lo que en realidad es la “enseñanza” y se han dejado de transmitir valores, códigos de conducta, el respeto a los mayores, a las instituciones y a esas tradiciones siendo esto en parte la semilla de muchos de los problemas que tenemos.

En España hemos normalizado que se insulte a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, que se intente expulsar a nuestras Fuerzas Armadas de salones de enseñanza, hemos normalizado que se queme nuestra bandera, que se pite a nuestro himno nacional o que se silbe e insulte al Jefe del Estado.

Hemos dado prioridad a abanderados en la “igualdad”, a asuntos que no son prioritarios en un país que, en cuanto a derechos y libertades, no solo es un ejemplo en el mundo, sino que, además,  en esto precisamente incluso se nos han ido las cosas de las manos.

Un exceso de libertad, un exceso de poder hacer y decir lo que me da la gana, en la mayoría de los casos lleva de forma directa a la ofensa y al insulto. Algo que diariamente se observa en España con las víctimas del terrorismo, la gente del mundo del toreo, los políticos, incluso, en ya muchas ocasiones, con el personal médico y sanitario, los profesores y un largo etcétera.

De algunas problemáticas de las que las corrientes culturales consideran prioritarias como la violencia de género, la LGTBI, la acogida de inmigrantes y la integración del de afuera se ponen en un plano y se les destina recursos que deberían de ir en parte a otras cosas que simplemente o no se visibilizan, o no se les da la importancia que tienen.

¿Saben ustedes cuantos jóvenes se suicidan en España al año?

¿Cuántos integrantes de nuestros CFSE?

¿Saben ustedes cuantos adultos se suicidan el tanto por ciento de hombres y mujeres y cuáles son los motivos?

¿Conocen como se encuentran muchos de nuestros abuelitos y personas mayores?

¿Saben ustedes cuánto cobra un pensionista en España con 45- 50 años cotizados, y cuanto un  individuo que acaba de entrar en situación ilegal?

Y a estos, al primero, ¿saben cuánto puede estar un abuelito esperando para una intervención quirúrgica, y, en cambio, en reproducción asistida, o en intervenciones, cuanto se tarda en atender al que se considera diferente? A ese hay que darle prioridad, a pesar de que, en un gran número de ocasiones, ni se quiere integrar, ni le importa nuestra cultura y forma de vida y se ríe de nosotros, aprovechándose de nuestro sistema de bienestar social.

Este relato, esta opinión, me convertirá “ipso facto” en un xenófobo, islamófobo, facha, retrógrado y vayan ustedes a saber qué cosas más por parte de quienes ni me conocen, ni hacen nada bueno en la vida.

Me da igual, no me voy a justificar ni por quién soy, de donde vengo y que hago por los demás.

Si estamos como estamos es a mi juicio por dos grandes problemas que tenemos en España: uno es la falta de liderazgo, de personalidad y de determinación por parte de muchas de las personas que tienen que tomar decisiones acordes a sus responsabilidades.

Y otra la falta de valores, educación y respeto.

Es más fácil sancionar a un ciudadano de bien que cumple que a un chorizo que además te insulta, te intenta agredir, es más fácil en muchos casos ante según que actitudes, mirar hacia otro lado, es más fácil pensar que según qué cosas no van conmigo, a mí no me afectan, pasarán o desparecerán, es más fácil dar concesiones a quién molesta, provoca y se porta mal accediendo a esta forma de chantaje que hacerlo con quién de verdad s lo merece, es más fácil callar que opinar, y es más fácil si se opina, hacerlo en una red social oculto en un seudónimo que identificado y/o en persona en un transporte público cuando uno tiene que escucharse barbaridades, calumnias y disparates de unas y otras cosas.

Mientras que más de 80 millones de personas eligen España para sus vacaciones de descanso, culturales o para hacer Congresos y trabajar, nosotros aquí cada vez estamos más divididos por culpa de cuestiones que necesitan una profunda y urgente revisión.

La educación (debería de llamarse enseñanza) se ha convertido en la principal herramienta de los nacionalismos para el adoctrinamiento y preparar a los jóvenes con consignas y una historia totalmente falseada para que tengan odio a España, cuando estos son españoles, España es todo y es una sola nación.

Uno puede encontrarse tratado como extranjero con la tarjeta de la Seguridad Social de una Comunidad autónoma en otra.

Increíble.

En cuanto a sucesiones, impuestos y cuestiones de la administración, unos ciudadanos son privilegiados con respecto a otros, teniendo claro que España es una y que hay que ser solidario con el que menos tiene, pero esa solidaridad ni es para nuestros compatriotas, ni va al lugar que tiene que ir en una gran parte por culpa de políticas nefastas, modas y administraciones solapadas o que nunca tuvieron que ceder competencias desde el Gobierno Central.

Ya no hay políticos vocacionales que miren al futuro y piensen en seguir cuidando y manteniendo el estado de bienestar que tenemos gracias al trabajo de nuestros padres y abuelos, quienes se han sacrificado, perdonado y trabajado fuertemente, gozan de menos privilegios de aquél que llega en situación ilegal y no se quiere adaptar, y en muchos casos ni tan siquiera aprender nuestro idioma.

La gente anda por la calle sin mirarse o mirándose mal, abducidos por sus teléfonos móviles, no hay comunicación.

No se ayuda ya al anciano, a la señora embarazada y en los transportes públicos se ha tenido que optar por indicar con carteleria que se ceda espacio a estas personas, algo que en muchos ocasiones ni se hace, ni se le llama la atención a quién se comporta de forma insolidaria y poco respetuosa.

Y todo esto es lo que nos está llevando hacia el precipicio moral, educacional, de convivencia y de respeto a la Ley y la Constitución, algo vital para que las cosas vayan bien.

La última campaña publicitaria de los canallas de Netflix con su serie “Fe de Etarras” luce la frase “Yo soooy españoool, español, españoloool “con la palabra español tachada en color rojo, permitiéndome recordar a estos sujetos que han tenido el poco tacto de tratar el asunto del terrorismo de ETA en clave de humor que les falta tachar todavía a 826 españoles más por tanto, de la totalidad de los 829 que ETA asesinó de forma vil y cobarde.

Siendo curioso que el portavoz del Partido Popular en el País Vasco, Francisco de Borja Sémper Pascual, anime a ir a ver la película en las redes sociales, algo que por otro lado da respuesta a como se encuentra el PP en esa Comunidad, lejos de cómo lo estaba cuando la lideraba D. Jaime Mayor Oreja, a quién nunca se le califico como un “político sexy” y si como “un hombre de estado”.

Aunque claro está en el convencimiento de que hay que intentar que los valores como el respeto sigan ahí, uno ve como al asesino de Otegi se le aplaude en Barcelona en el día de la Diada (Acto que ha perdido la poca solemnidad y elegancia que tenía sobre un algo que ya de por si no corresponde con la realidad de lo acontecido en su día y que se ha adaptado a los delirios de las nacionalistas catalanes) y decenas de ciudadanos le piden hacerse una foto con él, un selfie algo que me hace pensar que le dirán “Arnaldo, una foto que soy muy fan tuyo, me encantaba como secuestrabais, asesinabais y extorsionabais”.

Y claro, así nos va.

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