‘No preguntar nunca sobre lo que no conozcamos la respuesta’, regla de oro en el proceso penal según jueces y abogados
De izq. a dcha. Beatriz Saura, Enrique López, Juan Gonzalo Ospina, Lourdes Arastey y José María de Pablo. ICAM.

‘No preguntar nunca sobre lo que no conozcamos la respuesta’, regla de oro en el proceso penal según jueces y abogados

Enrique López: "Un proceso penal es como una obra de teatro en la que se presenta el pasado para decidir el futuro"
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18/10/2018 06:15
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Actualizado: 18/10/2018 01:59
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«Con un carácter cercano, fruto de la experiencia profesional, del día a día que identifica las fortalezas y debilidades de la Administración de Justicia, alejado de un enfoque dogmático» se inició ayer el primer encuentro matinal entre jueces y abogados celebrado en el Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), según destaca el diputado de la Junta de Gobierno, Juan Gonzalo Ospina, impulsor de la iniciativa.

Ospina también recalca la importancia de este formato donde, además, de las opiniones de los expertos, hay una segunda parte de intercambio o networking entre todos los asistentes. Y es que, «la Abogacía es  una profesión para el encuentro y las relaciones entre todos los operadores jurídicos», apunta.

Y así fue.

Lourdes Arastey y Enrique López como magistrados del Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional, respectivamente, se trasladaron por un momento a la zona de estrados para recomendar a los abogados las mejores prácticas en el marco de un proceso, especialmente, penal.

Junto a ellos, los letrados José María de Pablo y Beatriz Saura, acostumbrado uno a los macrojuicios y ella al cumplimiento normativo. Ambos trasladaron igualmente sus vivencias.

El aforo, completo. Alrededor de un centenar de abogados, con una edad media de 50 años que al término de este primer desayuno jurídico del ICAM preguntaron sobre qué reformas se van a proponer para mejorar LexNET o por qué los plazos de instrucción no son reales.

Nada se comentó, sin embargo, ni dentro de la sala ni en el posterior café sobre la tan traída y llevada relación entre jueces y abogados.

Las Reglas de Oro del proceso, según los magistrados

Para la magistrada de la Sala IV del Tribunal Supremo, Lourdes Arastey, existen tres reglas de oro que todo abogado debería seguir. En primer lugar, el letrado ha de tener razón en el planteamiento del litigio, lo que implica partir de un diagnóstico inicial acertado y evitar la juridificación innecesaria. La segunda regla tiene que ver con cómo se presenta la verdad material, y la tercera con la proposición y la práctica de la prueba.

«Un proceso penal es como una obra de teatro en la que se presenta el pasado para decidir el futuro», decía el magistrado de la Sala de Apelación de la Audiencia Nacional, Enrique López.

En ese escenario «lo primero que un magistrado espera de un abogado» es que tenga clara la estrategia jurídica a seguir, «cuál es la realidad de los hechos que vamos a defender y qué nos interesa más, que los hechos se aclaren o que no se aclaren», añadía.

Además, los escritos deben ser «breves, concisos y precisos», evitando sobrecargarlos de citas jurisprudenciales. En cuanto a la proposición de la prueba, el magistrado de la Audiencia Nacional recomienda conocer el contenido de la prueba antes de pedirla: «nunca hay que proponer pruebas cuyo resultado no conozcamos».

En los interrogatorios, donde «a muchos abogados les gusta jugar a la ruleta rusa», López aconsejó aplicar la misma regla, «no hacer nunca una pregunta cuya respuesta no conozcamos», omitiendo las preguntas «capciosas, impertinentes, inútiles y retóricas».  A la hora de interrogar a un testigo o un perito es fundamental evitar la discusión, pues «el abogado debe buscar incoherencias y contradicciones, pero nunca discutir».  Desde el punto de vista del magistrado, en todo juicio oral un abogado debe ser «proactivo, firme en las convicciones, resuelto, ágil y dispuesto», si bien lo que más valoran los jueces de un letrado es que «nos eviten pleitos». En ese sentido, López propone que en el ámbito de la justicia gratuita se bonifique a los abogados que logren alcanzar acuerdos para evitar ir a juicio.

Las otras 7 Reglas Sagradas, según los abogados 

Por su parte, el penalista José María de Pablo, que ha participado en procesos derivados de la Operación Púnica, Bankia o los atentados del 11-M, dio siete pautas a tener en cuenta en todo procedimiento penal.

Así, lo primero a tener en cuenta es que el derecho a no declarar es el mejor amigo del abogado defensor. «Hay que saber callar», señaló el letrado, pues es mejor «una noche más en el calabozo que 10 años de gastos pagados en Soto del Real». A continuación, hay que saber que el segundo mejor amigo del abogado es el artículo 400 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que establece que «el procesado podrá declarar cuantas veces quisiere…». Otro elemento importante es ser consciente de que el derecho a la última palabra, «más que un derecho, es una trampa».

La cuarta regla sagrada para De Pablo es ser amable con los jueces, testigos y la parte contraria, no sólo por una cuestión deontológica sino también por estrategia, evitando siempre discutir. La prudencia en los interrogatorios sería la quinta regla: «no preguntar nunca aquello de lo que no sabemos la respuesta», sobre todo cuando se ejerce desde la defensa.

También es importante la cautela a la hora de hacer los contrainterrogatorios, donde hay que tener claro el objetivo y preguntar solo «aquello con los que tenemos claro que nos vamos a apuntar un tanto» y después «retirarnos a tiempo».

La séptima regla es la brevedad, «ir al grano, no solo en los escritos, también en los informes». Para de Pablo, en el momento de establecer la estrategia general el abogado suele tener «un as en la manga», un argumento ganador al que debe acudir directamente sin dilatar el procedimiento. No obstante, cuando está perdido, el abogado recomendó coleccionar atenuantes: de confesión, colaboración con la justicia, reparación del daño, etc.

Beatriz Saura, directora del área de Derecho Penal en Martín Molina, destacó en su intervención algunas de las luces y sombras del proceso penal en España. Entre los aspectos positivos, el artículo 324 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que acota para la instrucción un plazo máximo de seis meses desde la fecha de auto de incoación del sumario o de las diligencias previas, obligando a los operadores jurídicos a actuar para que el procedimiento termine cuanto antes y agilizar así la lentitud de la Justicia.

Saura, que también es copresidenta de la Sección de Compliance del ICAM, resaltó además las virtudes del nuevo derecho preventivo, pues «la responsabilidad penal de las personas jurídicas ha llevado a que se introduzca en las empresas una serie de medidas de prevención para evitar que el delito se produzca en su seno».

En cuanto a los aspectos negativos, para Saura existe un amplio margen de mejora en cuanto a las notificaciones que reciben los abogados de los juzgados y, particularmente, en el funcionamiento de Lexnet.

La última regla a tener en cuenta en el proceso penal la apuntó la periodista Ángela Martialay que actuó como moderadora.

No es otra que saber entender la importancia de tener una buena relación con los medios de comunicación para que se hagan eco de los procedimientos. «Ahora que se habla de juicios paralelos y condenas ejemplarizantes», señaló la especialista en información de tribunales de El Independiente, una buena relación con los medos puede ser beneficiosa para la estrategia de los abogados tanto en la defensa como en la acusación.

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