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2019 debe ser el año de ayuda a la discapacidad

2019 debe ser el año de ayuda a la discapacidad
Vicente Magro en el corazón de Madrid, en la Plaza de la Cibeles. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
06/1/2019 06:15
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Actualizado: 06/1/2019 12:30
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Muchos son los propósitos que la sociedad está haciendo en este nuevo año que acaba de comenzar, así como que cada uno afronta este 2019 con nuevas y buenas perspectivas y deseos que quieren que se cumplan para conseguir aspiraciones personales y/o profesionales.

Pero si cada uno tiene sus deseos, hay aspectos en nuestra sociedad que se deben ubicar por encima de muchos otros, y son los que afectan a personas que sufren una discapacidad, y que lo hacen en silencio, mientras que la sociedad les da en muchas ocasiones la espalda.

Podemos enfocar, pues, para este año la necesidad de que apoyemos decididamente a las personas que sufren discapacidad en sus muchas variantes, y que se sobreponen a ellas y luchan todos los días contra sus personales circunstancias, contra sus muchas limitaciones, con su imposibilidad de hacer muchas cosas a las que los demás no les damos importancia.

Y más que nada porque no nos damos cuenta de lo importante que es poder andar sin limitaciones, poder coger las cosas sin trabas o impedimentos físicos, poder ver por donde andamos con claridad, poder escuchar una  conversación, o una película, poder, en definitiva, vivir con normalidad y disfrutar de las cosas de la vida como lo hacen quienes no tienen limitaciones físicas.

Sin embargo, quienes las tienen estas limitaciones disfrutan mucho más, en muchas ocasiones, de las ventajas que tiene la vida, porque valoran más lo que al resto de la sociedad no le da importancia.

En cualquier caso, hay que abrir de una vez por todas la vía de retirar todas las trabas existentes para que quienes tienen cualquier problema de discapacidad reciban ayuda de la sociedad, bien por ayudas de terceros que les auxilien en sus limitaciones funcionales, para que tengan ayudas económicas, o que se retiren las múltiples barreras arquitectónicas que siguen existiendo en edificios y en la calle.

Porque lo que ocurre es que cuando no se tienen estas limitaciones no se sabe lo que se sufre cuando se padecen, y las dificultades que tienen quienes las tienen para hacer cosas que son elementales para el resto.

LA PELÍCULA «SOBRE RUEDAS», UN EJEMPLO

Y para poder comprender con detalles esta cuestión, recientemente he visto una película que lleva por título “sobre ruedas” donde un hombre que ha triunfado en la vida profesionalmente como director ejecutivo de una marca de zapatillas de deporte, y corre todos los días para estar en forma, inicia una relación con una mujer que debe utilizar una silla de ruedas por haber sufrido un accidente de tráfico que le ha llevado a pasar el resto de su vida dependiendo de la misma.

Sin embargo, lejos de hundirse demuestra la fuerza de voluntad y superación que tienen estas personas y se echa hacia adelante para vencer los problemas de movilidad y dejarlos al lado para abrirse camino en la vida.

Pero es ahí cuando él se da cuenta de las dificultades que existen para quien no puede correr, no puede caminar,  y que precisa de la dependencia de una silla para moverse cada día. Pero, pese a ello, juega al tenis con esa silla, y triunfa como profesional de la música.

Una película, en definitiva, que te abre los ojos, se los abre al actor que interpreta el antes citado papel, y que lleva al espectador a darse cuenta de que hay mucha gente con este problema, pero que lo superan y se enfrentan a él con fuerza y ganas de venderlo en cada día, porque es una batalla por sobrevivir y superar obstáculos permanentemente.

Y mientras tanto, quienes no tienen esas limitaciones se quejan de banalidades y cuestiones sin importancia comparado con quienes realmente tienen estas discapacidades.

Por todo ello, la sociedad debería afrontar este año 2019 como el año de la solución a  los problemas de la discapacidad en sus distintas variantes, como el año de la solidaridad para quienes deben luchar cada día contra montañas altas, y contra obstáculos que la vida les pone todos los días, pero que, también, la propia sociedad se los pone.

Porque mientras que no seamos lo suficientemente solidarios como para darnos cuenta de la gravedad que rodea a este problema no adoptaremos las medidas necesarias para hacerles la vida más fácil, dentro de lo que se pueda ante sus limitaciones.  

Pero que quede claro que podemos hacerlo, y solo haría falta preguntarles a ellos qué desearían  que la sociedad les diera, cómo querrían ser vistos por los demás y ayudados en sus necesidades diarias.

Seguro que nos pedirían poco, pero lo que pidan y lo que nos demos cuenta que podemos darles se convierte en nuestra obligación para 2019. Porque es nuestro deber y es su derecho.

 

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