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Carcedo, ministra de Sanidad, y Duque, de Ciencia, se empeñan en hacer el ridículo, hasta el último minuto, con las “pseudociencias”

Carcedo, ministra de Sanidad, y Duque, de Ciencia, se empeñan en hacer el ridículo, hasta el último minuto, con las “pseudociencias”
María Luisa Carcedo, ministra de Sanidad, y Pedro Duque, ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, durante la presentación del plan para la protección de la salud frente a las pseudoterapias, sobre lo que versa la columna del profesor Felicísimo Valbuena.
06/3/2019 06:15
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Actualizado: 06/3/2019 10:47
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El pasado jueves, día 28 de Febrero de 2019, María Luisa Carcedo, todavía ministra de Sanidad, e Iván Duque, aún ministro de Ciencia, presentaron una campaña contra las “pseudociencias”.

Podemos encontrar precedentes de lo que dijeron esos dos ministros en las gansadas que Jesús Sancho Rof, ministro de Sanidad a primeros de los años ochenta aseguró con cara muy seria sobre el aceite de colza. Celia Villalobos, ministra de Sanidad en los primeros años dos mil, cuando no se cansó de decir tonterías sobre el problema de las vacas locas.

Pues bien, personalmente creo que los dos todavía ministros van a superar a los anteriores.

No solo por las bobadas que otros les escriben y que ellos sueltan como muñecos de ventrílocuo, sino por las historias chistosas que ellos van a dejar.

No soy psicólogo ni médico. Pero sí tengo experiencia en escribir artículos contra quienes, valiéndose de una situación de superioridad, quieren hacer la vida imposible al conjunto de consumidores y usuarios.

He escrito no pocos artículos contra el sindicato de pilotos aéreos de Iberia, los controladores aéreos, los conductores del metro de Madrid y los estibadores.

Y seguiré escribiendo, por supuesto.

Ahora, cuando uno o varios grupos de presión quieren acogotar a muchos profesionales, y los dos ministros los apoyan, el asunto cobra unos tintes mucho más risibles, primero, e inquietantes, después.

¿Argumentos o humor?

Después de haber analizado muchos debates, aconsejo poner en práctica esta norma: “Si el adversario es una persona sin prejuicios, la estrategia adecuada es la argumentación racional; si los tiene, la mejor estrategia es el humor”.

Voy a decirlo de otra manera: Ante una  persona que subordina la lógica al prejuicio, no hay nada tan potente como el humor.

Una manera de dar ventaja al adversario es debatir como si el prejuicio no tuviese importancia.

Y el asunto de las psicoterapias está lleno de prejuicios.

El origen de muchas situaciones humorísticas está en que personas con estereotipos, con ideas rígidas, se encuentran ante circunstancias que les convierten en personajes ridículos o absurdos.

Sus ideas no sirven para solucionar el problema en que se encuentran sino para empeorarlo. Los hechos les someten a sufrimientos cómicos que, al final, les obligan a cambiar.

En «El avaro», de Molière, hay un pasaje que siempre nos hace reír, pero que refleja muy bien la situación actual del asunto de las “pseudoterapias”.

Es en la escena III del Acto Primero. El avaro Harpagón cree que todo el mundo quiere robarle. Sospecha de Flecha, un criado de Cleanto que ha ido a verle.

HARPAGÓN.- Pregunto si no vas por ahí haciendo correr maliciosamente el rumor de lo que tengo.

FLECHA.- ¡Eh!, ¿qué os importa que lo tengáis o que no lo tengáis, si para nosotros es lo mismo?

HARPAGÓN.- (Levantando la mano para dar un bofetón a Flecha). ¡Te las echas de razonador! Ya te daré yo razonamiento en las orejas. Sal de aquí, repito.

FLECHA.-¡Bueno! Me marcharé.

HARPAGÓN.- ¿No te llevas nada?

FLECHA.- ¿Qué voy a llevarme?

HARPAGÓN.- Anda, ven aquí que lo vea. Enséñame las manos.

FLECHA.- Aquí están.

HARPAGÓN.- Las otras.

FLECHA.- ¿Las otras?

Si trasladamos la orden que Harpagón da a Flecha de que le muestre las manos, a la situación que se ha creado con la condena ministerial de las psicoterapias, no tenemos más remedio que preguntarnos cuáles son las otras manos que hay detrás de los dos ministros.

Los dos, como si estuvieran entrenando a la vez sus músculos con mancuernas, dan a entender que pueden acabar la campaña, que otros ventrílocuos comenzaron en 2011, contra las terapias que estaban teniendo más o mucho más éxito que las suyas.

La ministra Carcedo, el ministro Duque y los que están detrás de ellos, quieren que no haya Liga.

Pues claro que no quieren. Sólo aspiran a que haya un solo equipo: el Cognitivo-Conductual.

¿A que es difícil practicar un deporte con un solo equipo?

El campo lleno de aficionados que gritan el mantra: “Cog-ni-ti-vo- con-duc-tu-al-.Pues claro. No hay partido, no hay competición, no hay Liga.

Bueno, ellos pueden decir que sí se pueden jugar partidos, porque hay grupos que constituyen “las otras manos”.

En tiempos de Stalin, a los que quieren que no haya Liga los llamarían “lysenkos”, como partidarios de Trophim Lysenko, aquel farsante que se las daba de  genio de la agricultura y que causó la desgracia de personas más valiosas que él mientras tuvo el oído amable de Stalin.

El caso de Angelo Fasce Clemente

Según información fiable, quien elaboró la lista de las “terapias seudocientíficas” fue Angelo Fasce Clemente.

En 2014, en la Universidad de Salamanca, cuando estaba cursando un master, se retrató así: Soy licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia.

Mis intereses se centran en la filosofía de la ciencia de forma general, aunque siento especial interés por la filosofía de la biología.

Mantengo una línea de investigación fuertemente naturalizadora, donde tienen especial relevancia las implicaciones filosóficas del programa neodarwinista de investigación, los desarrollos de la sociobiología y la fundamentación cientítica de la memética.

También me interesan, desde una perspectiva de impacto social, las pseudociencias, las ideologías y las religiones, y la función social que la filosofía de la ciencia ha de desempeñar a la hora de afrontar estas cuestiones estableciendo un criterio contundente y operativo de demarcación entre ciencia y pseudociencia.

Entonces, la pregunta ineludible es por qué este filósofo tan eminente no ha sido propuesto para el Premio Nóbel de lo que sea.

“¿Cómo en lo que sea? ¿Concrete usted!”.

¿Cómo voy a concretar en alguien que no está especializado en todo, pero sí en casi todo? ¿Qué necesita? ¿Que le propongan algunos grupos?

Pues aquí van en los que confían los dos ministros: Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas, Círculo Escéptico, Farmaciencia, Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad y la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico.

Molière ya se adelantó al problema que puede presentar este personaje, Angelo Fasce Clemente, peruano e italiano, de tan, tan, tan amplio espectro a sus jóvenes años.

En la escena  V, del Acto III, de «El avaro», asistimos a este diálogo:

HAPAGÓN.- Valerio, ayudadme en esto. Veamos, Maese Santiago, os he dejado para el último.

MAESE SANTIAGO.- ¿Es a vuestro cochero, señor, o a vuestro cocinero, a quien queréis hablar? Porque yo soy lo uno y lo otro.

HARPAGÓN.- Es a los dos.

MAESE SANTIAGO.- Mas ¿a cuál de los dos primero?

HARPAGÓN.- Al cocinero.

MAESE SANTIAGO.- Esperad, entonces, por favor. (Maese Santiago se quita su casaca de cochero y aparece vestido de cocinero).

Lo único que cabe añadir es que Angelo Fasce Clemente ha de disponer de un vestuario de disfraces mayor que el de Maese Santiago.

Además de sus ya citadas inquietudes, realizó su Trabajo Final de Máster en 2014 sobre El problema generalizado de la demarcación en la Filosofía de la Ciencia contemporánea.

Menos mal que la Psicología tiene dos buenos Doctores

“¿Cómo es que propone usted a estos grupos y no a otros?”.

Pues porque confío en dos personas, que saben más o mucho más que quienes componen esos grupos.

Me refiero a Ana Gimeno-Bayón y Ramón Rosal, doctores en Psicología y directores del Instituto Eric Fromm de Psicoterapia Integradora Humanista Integradora (Barcelona).

La doctora Gimeno-Bayón y el doctor Rosal nos han descubierto asuntos muy importantes en un informe muy bueno de 16 páginas.

No los conozco personalmente, pero confío en sus conocimientos, con los que voy a trazar un panorama humorístico de la situación a la que estamos asistiendo.

Ministra Carcedo, ministro Duque: “¿Quién o quiénes de su entorno les han aconsejado que se apoyen en esos grupos? ¿No ven que llegará un día que los hijos o nietos de ustedes les preguntarán por qué intentaron aislar a España de Europa y del mundo? Y apoyados en esos grupos, nada más y nada menos”.

De los ocho miembros de la Junta directiva de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas, la Asociación que encargó la lista a Angelo Fasce Clemente, ninguno es psicólogo.

El Círculo Escéptico es una asociación cultural que tiene como finalidad principal fomentar la práctica del escepticismo.

Por mi parte añado: incluye lo definido dentro de la definición. Su fuerte no es la Lógica.

¿Y qué decir de Farmaciencia? ¡Oh, qué maravilla! La componen Farmacéuticos a favor de la evidencia científica.

O sea, que ahora los farmacéuticos dictaminan qué son los psicoterapeutas.

Claro que, si el astronauta Duque se atreve a decir quiénes son psicoterapeutas y quiénes no, ¿por qué no los farmacéuticos?

Lo que esas asociaciones y las otras dos citadas quieren es lo mismo que Harpagon, el avaro. Cuando le quitaron el arca donde guardaba sus riquezas, acudió al Comisario.

HARPAGON.- No existe suplicio bastante grande para la enormidad de ese crimen y, si queda impune, las cosas más sagradas no estarán seguras…

COMISARIO.- ¿Quién sospecháis que puede ser el autor de este robo?

HARPAGÓN.- Todo el mundo, y quiero que encarceléis a la ciudad y a los arrabales.

Exactamente, el mismo estado de ánimo que tienen esos grupos que han sido las otras dos manos de los dos ministros.

Y estos dos ministros seguro, pero seguro que no han respondido a las alegaciones que personas más impuestas que ellos les han dirigido.

¿Qué digo “responder”?

Seguro que ni siquiera han acusado recibo.

Es que no quieren que haya partido ni Liga. Lejos de ellos la funesta manía de confrontar ideas.

Aquí hay materia para que los periodistas jóvenes aspiren a un premio que les consagre en su campo

Si estuviéramos en Estados Unidos, yo animaría a los periodistas a que indagasen en todo este asunto, partiendo de las declaraciones de la ministra médica que no ejerce y del ministro astronauta en espera de la próxima misión en el espacio.

Aquí hay mucha tela que cortar.

Es decir, para escribir una serie de artículos que lleven al Pulitzer.

Como estamos en Europa, ¿por qué no aspirar a los mejores premios en Periodismo de Investigación? Seguro que se consagran.

Si se adentran en el origen de esta campaña, quiénes están detrás de ella y el papelón que han jugado los dos ministros, seguro que se consagran.

Además, venderán muchos libros en España y seguro que también en el extranjero.

Escribiré más columnas

Sí, claro está. La de hoy va dirigida a presentar, con cierta sorna, a los que, en expresión de Ortega, quieren tibetanizar España.

En las próximas me dirigiré a quienes tienen la afición de pensar, que son muchos.

Incluso, habrá momentos para mostrar cómo los ventrílocuos de estos dos ministros quieren dejar sin clientes o pacientes a miles de profesionales.

¡Es que ya está bien con estos dos ministros tan fuera de carril!

Se han limitado a desempolvar un documento infumable que procede de 2011. Pero ¿quiénes se creen estos ministros que son? 

Repito: Pero ¿quiénes se creen que son?

Lo que he pedido a la dirección de Confilegal es que no deje abierta la columna para que personas anónimas se dediquen a insultarme.

En 2010, después de escribir varios artículos criticando a los controladores, recibí cientos de correos insultantes.

Muchos, con faltas de ortografía, eso sí, pero insultantes.

Por eso, quien o quienes deseen replicar, que escriba(n) un artículo. Tienen asegurada la respuesta.

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