Miguel Ángel Hernández: ‘Por denunciar a una concejal de la CUP por alcoholemia he perdido el puesto y mi casa’
A este cabo, el Ayuntamiento le ha abierto tres expedientes disciplinarios y ha presentado 14 denuncias contra él, de las que el agente ha ganado 12 y todavía quedan dos por resolver.

Miguel Ángel Hernández: ‘Por denunciar a una concejal de la CUP por alcoholemia he perdido el puesto y mi casa’

El jefe de la policía local de Capellades (Barcelona) cuenta que a raíz de esta denuncia le pusieron un sustituto y él ni siquiera puede ejercer como policía
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01/7/2019 00:27
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Actualizado: 20/7/2019 15:39
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El cabo de la policía local Miguel Ángel Hernández Matarín (Terrasa, Barcelona, 1967) jamás hubiera imaginado el vuelco que iba a dar su vida tras decidir quitarse del turno de noche y opositar en 2011 a la plaza de jefe de la policía local de Capellades, un municipio de 5.200 habitantes al este de Barcelona, famoso por sus restos arqueológicos del paleolítico medio y superior.

A los cuatro años de estar ejerciendo allí, una mujer colisionó el vehículo contra un árbol y dio positivo en alcoholemia, “cuatro veces lo permitido”.

Según relata, se trataba de una concejal de la CUP, que entonces estaba en la oposición: Susana Moreno Blanco.

Una semana y media después, la CUP ganó las elecciones y accedió a la alcaldía, con el apoyo de ERC.

Desde este momento, según informa Miguel Ángel Hernández, sufre “un calvario por haber denunciado que dio positivo en alcoholemia”.

“Han presentado 14 denuncias de lo más variopinto contra mí, y me han abierto tres expedientes disciplinarios”, explica.

Miguel Ángel Hernández ha perdido su casa, tiene gran parte de la nómina embargada y no ejerce como tal de jefe de la Policía Local, pese a que lo es.

En junio sólo cobró 204 euros y son cinco en casa y 700 euros de alquiler.

Hernández tiene 51 años, está casado y tiene tres hijos.

En la actualidad lleva una semana de baja porque toda esta situación también le ha pasado factura a la salud: a diario toma 10 pastillas, entre ellas una por la tensión alta y otra para la diabetes que le ha salido, por la que también tiene que pincharse insulina.

Tras las elecciones del pasado 26 de mayo, el municipio lo gobierna ERC, con el apoyo de la CUP.

El nuevo alcalde es Salvador Vives.

El pasado martes, Hernández estuvo todo el día apostado a las puertas del Ayuntamiento y en huelga de hambre “hasta conseguir que Vives lo recibiera y lo hizo, a las 9.30 de la noche”.

Miguel Ángel Hernández, en la sentada de 9 horas que hizo el pasado 18 de junio a las puertas del Ayuntamiento, ubicado en la calle Ramón Godó, número 9, hasta que el alcalde lo recibió.

Quería contarle su caso, y avisarle de que llegarán acciones suyas contra el Ayuntamiento, porque “van a ser ellos desgraciadamente los que paguen el pato por la actuación del anterior alcalde, Aleix Auber”.

Le quiso dejar claro que esto “no es algo personal, sino profesional” y que quiere recuperar su honor, y su puesto como jefe de la policía local.

Cuenta que sus padres, de 83 años, querían ir el martes a sentarse con él delante del Ayuntamiento para acompañarlo en este trance que está padeciendo y que a ellos, “por supuesto, les quita el sueño y los consume”.

Preguntado sobre si se ha planteado un cambio de destino, dice: “Una vez que recupere mi puesto y mi expediente quede limpio, que es lo que más valoramos los agentes, ya veremos si continúo o me voy. Lo que quiero es recuperar mi honor”.

Confilegal se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento para conocer su versión y han declinado hacer declaraciones.

¿Cuándo empezó este “calvario”?

Una semana y algo antes de las elecciones municipales de 2015, nos avisaron que un vehículo había colisionado contra un árbol. Ocurrió sobre las 3 o 4 de la madrugada. Fuimos a ver lo que había pasado y la patrulla se encontró allí con una chica que iba bajo los efectos del alcohol, cuatro veces lo permitido.

Dio 1,18. No se mantenía en pie. Eso es una barbaridad para una persona normal. Con 0,70 ya te tienes que agarrar para no caerte.

Nosotros hicimos el atestado. Me comunicaron que era una concejal de la CUP en la oposición, y que íbamos a tener problemas.

¿Problemas por hacer cumplir la ley?

Eso pensé yo, y dije que no íbamos a tener ningún problema porque íbamos a hacer el mismo trabajo que con cualquier otra persona cuando hay una alcoholemia: trasladar el caso al Juzgado.

¿Y de quién estamos hablando?

De Susana Moreno Blanco, que concurrió a las elecciones del 26-M como ‘número 1’ de la lista de la CUP y ahora es concejal.

A la semana y media de aquel incidente de 2015, la CUP ganó las elecciones y constituyó gobierno con apoyo de Esquerra Republicana.

Una vez en el Ayuntamiento, se reunieron conmigo para decirme que no debería haber hecho dado parte de la alcoholemia porque eso les produjo una bajada en votos importante. A partir de entonces, empezó una pequeña persecución porque yo dije que hacía lo que marca la ley y la normativa de tráfico, y no me iba a echar para atrás, y eso me ha costado cuatro años de persecución y de intentar echarme del puesto.

¿Quién estaba en aquello reunión y en qué tono se dirigieron a usted?

Estaban el alcalde, Aleix Auber; la secretaria municipal, Milagros de Legorburu, y yo.

Fue en un tono amenazante. Criticaban que tenía que haber dejado pasar aquello.

¿Los tres se lo recriminaron?

Sí. Además, me dijeron que si seguía por ese camino no les iba interesar que estuviera de jefe de la policía.

¿Pero usted entró por oposición o es interino?

Por oposición. En 2011 entré para cubrir una vacante del jefe anterior porque se marchaba de sargento a otro municipio.

¿Vive en Capellades?

No. En Tarragona, a 40 kilómetros.

En aquel momento yo trabajaba en un municipio de costa de Tarragona, Calafell. Estaba fijo, de noche, y tras casi 7 años con turno de noche estaba un poco cansado de ese ritmo.

Buscaba un poco de tranquilidad, pese a que en Capellades sabía que iba a cobrar menos, que resultaron ser casi 1.000 euros. Sí, la jugada me salió rana, pero uno no tiene que arrepentirse de lo que hace.

1.000 euros menos, pero iba a ganar en salud…

Eso pensaba yo, pero todo lo contrario.

Gané en salud los primeros años, que gobernaba CIU y era otro tipo de hacer política. Me dejaban hacer, yo hacía mi trabajo y ya está. No tenían dinero para invertir, pero me dejaban trabajar y yo estaba muy feliz.

¿Y qué consecuencias ha tenido para usted este atestado por alcoholemia?

He perdido la casa y tengo la nómina embargada, porque durante todo ese trámite me abrieron un expediente disciplinario haciendo el alcalde de juez y verdugo, y me tuvieron un año y medio sin cobrar nada. Y tengo tres hijos.

¿Esto cuando fue?

Inmediatamente después de entrar estos señores. A principios de 2016.

¿De qué lo acusaron?

Decían que me había quedado con dinero de la grúa. Cuando me lo comunicaron hice una instancia ante la secretaria y el alcalde para que me acompañaran a mi oficina de la policía para demostrar que allí no faltaba ni un duro y que estaba todo cuadrado, pero no me dejaron volver al despacho.

Dos policías locales, guardias míos, me llevaron escoltado hasta el Ayuntamiento, allí el alcalde y la secretaria me comunicaron la apertura del expediente, y que tenía que abandonar inmediatamente el puesto. Al regreso fui escoltado otra vez por estos compañeros míos, y uno de ellos incluso me registró por si me llevaba algo.

¿Cómo lo encajó?

Estuve todo el día llorando. Me llevaron de nuevo a mi despacho para que dejara todas mis pertenencias propiedad del Ayuntamiento: el arma reglamentaria, mi credencial, la placa, las llaves… Todo.

¿Le abrieron un expediente y le mandaron a su casa?

Sí, un año y medio, saltándose todas las normativas, que dicen que tienes que aplicar la presunción de inocencia.

¿Presentó una denuncia?

Sí, ante el Juzgado número 1 de Igualada, en Barcelona. El tribunal me dio la razón, que había delito.

¿Cuándo salió la sentencia?

A los tres o cuatro meses.

¿Y entonces qué pasó? ¿Volvió a su puesto?

No. No le hicieron ni caso. No me reclamaron y continuaron sin pagarme. Entonces presenté un contencioso administrativo ante el Juzgado número 12 de Barcelona.

A los tres años, este tribunal me volvió a dar la razón y ordenó al Ayuntamiento que me reincorporara inmediatamente. Tampoco hicieron caso y presentaron un recurso ante el TSJCat el último día que tenían de plazo, pese a que con dos sentencias anteriores y la manera con la que han actuado durante el procedimiento: blanco y en botella.

El TSJCat, un año y medio después me también la razón. Presenté dos recursos más y me la ha vuelto a dar por tercera vez. Desde hace unos 15 días ya hay sentencia firme.

¿Se ha reincorporado ya por fin?

En la primera denuncia contra mí, en el Juzgado de Instrucción de Igualada, cuando me dieron la razón ya se sobreentendía que no debieron actuar contra mí porque he hecho nada malo y que tenía que volver a mi puesto.

La segunda resolución del contencioso administrativo es de diciembre del 2017, pero me reincorporaron en junio de 2018, y sin pagarme. Lo puse en conocimiento del Juzgado y dictó un auto para que pagaran mis nóminas y les dio de margen 15 días. Y pagaron el día 15 porque si no lo cumplían, el alcalde y la secretaria tendrían que abonar una multa de 500 euros por día de su bolsillo.

¿Cómo han vivido durante ese año y medio?

Yendo a Cáritas a pedir alimentos. No se imagina cuánto he llorado y cuántas noches he estado dándole vueltas a la cabeza para ver qué hacía al día siguiente para darle de comer a mis tres hijos. Tengo uno de 10 años, una de 19, y otra de 22.

¿Ha terminado ya esto?

No, todavía no ha acabado. Este asunto ha quedado a medias, porque ni me han pagado lo de atrás, ni me han devuelto la credencial, ni estoy trabajando como jefe de policía. Han puesto un sustituto, que ni siquiera tiene la categoría profesional de cabo. Es un agente.

¿Y entonces usted qué hace?

Figuro como jefe de policía, pero es otro el que lo está llevando todo, una persona muy muy afín a los independentistas. Él no se esconde, viene a trabajar con camisetas de la CUP, y con lemas antifascistas…

¿Y qué labores está desempeñando ahora mismo usted?

Vigilar la mesa, encender el ordenador, donde solamente tengo Outlook para recibir correos, y absolutamente nada más. No puedo registrar denuncias ni hacer informes ni prácticamente nada porque no tengo acceso a los programas.

Por cierto, mi silla me la rompieron para que no pudiera sentarme en una silla con respaldo. Primero me la llenaron de pintura roja para que cuando me sentara, con la espuma del asiento, me llenara el uniforme de rojo. Le puse unos trapos, y luego le rompieron una de las patas y un brazo.

Su silla, con la mancha de pintura y el brazo roto.

¿Pero es que puede entrar cualquiera a su despacho?

Sí. De hecho, lo ordenó por decreto el alcalde: que mi despacho quedara abierto a cualquier miembro del Ayuntamiento, y piense que allí hay información bastante confidencial como los documentos de cada agente, de cuando entran, las claves de todos los programas policiales, los acuerdos que tenemos con ‘mossos’, allí se deposita la droga que se incauta… Había una bolsa de un palmo de largo y de ancho que desapareció. Cuando me reincorporé ya no estaba.

Hernández cuenta que se han encontrado varias veces las taquillas así; la suya es en la que aparece «el tonto del pelotón», de la película ‘La Chaqueta Metálica’; las otras tienen imágenes de lobos, con el texto: «Más impacta el lobo callado que el perro ladrando».

Continúe.

Este es el principio de todo, porque este señor que quiere ocupar mi puesto me denunció en falso y me abrieron otro expediente por supuestamente trabajar en una empresa de seguridad privada, cosa que no es cierta, y que declaró el hermano de un policía que trabaja allí, que casualmente lo había traído yo, que estaba en el paro.

Y gracias a esa declaración, mágicamente también crearon una plaza de agente y la ganó él, el hermano del que había declarado en contra mía. De 30 personas o 40 que se presentaron, la ganó él, cuando anteriormente se había opositado a 20 o 30 oposiciones y no había ganado en ninguna. Ni siquiera había llegado a la mitad del proceso.

Tuve que defenderme otra vez ante un tribunal del Ayuntamiento, con instructor y secretario, que solicitó una incompatibilidad y que tenía que renunciar o me echaban.

También ganamos ese contencioso porque era todo mentira, era todo inventado. Cuando le preguntaron al dueño de esa empresa de seguridad dijo que ni me conocía.

Yo no tengo carnet profesional para desempeñar funciones de seguridad ni nunca lo he hecho.

Después, me abrieron un tercer expediente disciplinario por haber registrado unas 10 o 12 instancias en el Ayuntamiento de Capellanes informando de mi precaria situación laboral: de que no acceso a los programas de la policía, que no sé quién está de servicio y no puedo hacer los cuadrantes, etc…

Aparte, han presentado unas 14 denuncias contra mí de lo más variopinto.

¿Cómo qué?

Que me he llevado gasolina, que he utilizado el coche patrulla para uso propio, que he perseguido a la secretaria municipal… Todo está ganado.

La última en la que un tribunal ha fallado a mi favor ha sido la de la secretaria del Ayuntamiento. Hizo tres fotos con el móvil a la parte trasera de mi vehículo y al día siguiente me denunció por presunta persecución y coacción, entre otras cosas.

Esta semana pasada fui al último juicio, en el que me acusan de quedarme con gasolina. Llevaron dos testigos que declararon unas barbaridades impresionantes.

Ya se han celebrado los 14 juicios por sus denuncias, pero todavía ninguno de las mías. Es una situación muy complicada, muy dura.

¿Ha conseguido recuperarse del perjuicio económico?

No. He perdido mi casa y tengo la nómina embargada. Ahora estoy viviendo en un piso de alquiler. Antes, en una casa de 260 m2, con 750 m2 de terreno.

Negocié con el banco una dación en pago y se ha quedado con ella.

Tengo un San Bernardo, y ahora me lo están cuidando unos amigos porque en mi piso no lo tendría en buenas condiciones por falta de espacio. Está a unos 50 kilómetros de donde vivo y voy cada dos días a sacarlo a pasear.

Rayo, su San Bernardo, de cinco años.

¿Desde cuándo llevaba pagando la casa?

Desde 2003. La compré casi en los cimientos y la levantamos entre mi padre y yo con nuestras manos. No es solo el valor económico, que en su época eran 350.000 euros, sino lo que duele perderla. En el cemento teníamos las huellas de las manos de los niños de cuando eran pequeñitos. Es como perder un trozo de algo personal. Y así estamos.

¿Quién le está representando?

Jordi Carrasco Urteaga, un letrado de Tarragona, que aparte de abogado es muy buena persona y muy buen amigo mío.

Le he ido pagando como buenamente he podido, y él ha ido trabajando poniendo hasta dinero de su bolsillo para el procurador.

Lo que buscaban en el Consistorio era que me gastara todo el dinero posible en litigios y en defensas aunque supieran que lo iban a perder, pero mientras yo tenía que pelearlo, pagar abogados y esperarme hasta que saliera la resolución.

¿Cuándo tuvieron que abandonar la casa?

Meses antes de que nos la embargaran. En enero de este año tuvimos que salir corriendo.

¿Por qué?

Mágicamente, los CDR se enteraron de dónde vivía, pese a que ni mis compañeros lo sabían, ya que estaba a 40 kilómetros de Capellades, en una urbanización un poco perdida a las afueras de El Vendrell, cerca de la playa.

Una mañana que salía para ir a trabajar me encontré con unos pasquines de los CDR de Capellades -estaban firmados por CDR Cape- amenazándonos de muerte a mi familia y a mí. Me guardé varios, pero no les hice mucho caso.

Después, me pintaron el coche con pintura blanca diciendo: os vamos a matar, vamos a quemar tu casa con tu familia dentro. También lo firmaba CDR Capellades. El coche lo limpié como pude. Seguían viéndose las letras.

Así le dejaron el coche.

Lo último fue que pintaron en la puerta de mi casa en rojo: Si vuelves a Capellades te mataremos. También lo firmaba CDR Cape.

La amenaza que le dejaron en la puerta de su casa, en El Vendrell (Tarragona), que finalmente ha perdido porque no podía pagarla después de estar un año y medio sin cobrar el sueldo, y la entregó en dación en pago.

Presenté una denuncia por estos hechos, pero todavía no ha salido.

Entonces decidimos irnos y buscar un piso en el centro de El Vendrell, a escondidas para que no se enteraran de dónde estamos ahora. Y eso es muy duro: Un jefe de policía local de Cataluña tiene que esconder a su familia de los CDR. Tengo dos hijas y tengo miedo de que las cojan y les hagan algo.

¿Todo esto le ha hecho mella en su salud?

Sí. Muchísimo daño. Tengo 51 años y desde hace 4 o 5 estoy físicamente bastante mal. He tenido que pasar a medicarme por tensión alta y azúcar… Tomo un montón de pastillas, muchas de ellas para tranquilizarme.

Tiene lo más importante, que es su familia.

Gracias a la familia y al apoyo de algunos amigos y también de desconocidos, que nos ayudan emocionalmente y con dinero hemos ido tirando y estamos llegando al final de todo este proceso.

Me sorprendió que un señor de Valladolid, que no me conoce de nada, me mandase una carta con 50 euros en la que me decía que se había enterado de mi caso y que quería ayudarme, y que aceptara lo que me enviaba, que económicamente no podía mandarme más, y con eso llené la nevera. Desde aquí quiero darle las gracias.

A día de hoy me queda un expediente abierto y un par denuncias. Rezo para que lo ganemos también.

Y ya empiezan a llegar las reclamaciones civiles por todo lo que he ido ganando, incluidos 8 meses que no me han cotizado en la Tesorería General de la Seguridad Social, y lo denuncié ante la inspección de trabajo.

¿Y cuál es la situación ahora tras el cambio de gobierno?

El martes pasado, me planté delante del Ayuntamiento porque el alcalde que entra ahora, con apoyo de la CUP, que es de ERC, con la gravedad del tema que tengo encima no tenía tiempo para atenderme. Ni un minuto.

Decidí sentarme en la puerta del Consistorio y emprender una huelga de hambre hasta que accediera a sentarse conmigo. Y lo hizo a las 9.30 de la noche. Se reunieron conmigo el alcalde y el concejal de gobernación.

La conversación fue amistosa. Les planteé todo lo que va a llegar ahora, muchas actuaciones mías contra el Ayuntamiento y que van a ser ellos los que desgraciadamente paguen el pato de la actuación del anterior alcalde. Había muchas cosas que conocían y otras que no.

Les quería dejar claro que no es algo personal, sino profesional y que quiero recuperar mi honor, y mi lugar en mi puesto como jefe de policía. Una vez lo recupere y quede limpio mi expediente, que es lo que más valoramos los agentes, ya veremos si me quedo o me voy.

Así andamos, de denuncia en denuncia. ¿Cuándo acabará? No lo sé. Yo ya me he hecho a la idea de que cada semana o cada dos tengo que ir a declarar ante el juez o a un juicio.

Y no soy el único. Aquí en Cataluña hay gente que está sufriendo también una cierta persecución por tema ideológico. Por ejemplo, la cabo Inmaculada Alcolea.

Otro agente que también lo está pasando mal y que se quiere ir de los ‘mossos’ a la Policía Nacional es Juan José Torrente, sargento de los ‘Mossos d’Esquadra’ y secretario general de CSIF-‘Mossos’.

Sí, lo conozco y sé de su caso. Se quieren ir de los ‘mossos’ unos 500 agentes. Ahora mismo, ‘Mossos’ es un Cuerpo desmembrado. De hecho, cuando yo presento alguna denuncia no la tramito a ‘mossos’, la llevo directamente al juzgado.

¿No se plantea pedir el traslado a otra comisaría? Por su salud.

Ahora mismo estoy de baja laboral porque no podía aguantar más. Llevo apenas una semana. Tomo unas 10 pastillas y me tengo que pinchar insulina porque me sube el azúcar, medicarme para la tensión, y también tomo pastillas para poder dormir.

Con su perro, que está a 40 kilómetro de su casa y a una hora y media del trabajo, en una de las visitas que le hace cada dos tardes para sacarlo a pasear.

Actualmente no tengo carnet de policía. La cartilla de la Guardia Civil dice algo así como que el honor es lo más importante y que una vez que se pierde nunca se recupera.

Es el artículo número 1, que es el más importante (cuenta con la voz quebrada).

Esta gente ha conseguido humillarme, doblegarme y hacerme de todo. Cuando te acusan de 14 barbaridades y te abren tres expedientes por otras tantas falsedades en las que tú no tienes culpa de nada, no puedes salir por la puerta de atrás.

Quiero que recuperar mi honor y tener el expediente limpio, impoluto, tal y como lo tenía antes, durante estos 30 años en la policía.

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