Ana Julia Quezada reconoce que mató al pequeño Gabriel, pero se declara ‘inocente’
Quezada ha defendido que mató a Gabriel por "accidente" y ha contado que pensó en suicidarse. Foto: EP

Ana Julia Quezada reconoce que mató al pequeño Gabriel, pero se declara ‘inocente’

Asegura que "no quería matarle, solo taparle la boca para que se callara porque chillaba 'negra fea'"
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10/9/2019 11:17
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Actualizado: 10/9/2019 16:43
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Ana Julia Quezada ha admitido hoy ante el tribunal del jurado que mató al pequeño Gabriel Cruz en la finca familiar de Rodalquilar, en Níjar (Almería), el 27 de febrero de 2018.

«Sí», ha respondido Quezada, a la pregunta de la fiscal Elena Fernández Lora sobre si «dio muerte al menor, de 8 años, hijo de su entonces pareja sentimental, Ángel Cruz.

Nada más sentarse en la silla de interrogatorios, la acusada, de 45 años y origen dominicano, ha proclamado su «inocencia», ratificando su relato previo por el que sostuvo que mató al niño de forma accidental, y ha señalado, desde el «respeto» a los familiares del menor, que no va a contestar a la acusación particular.

Aunque ha reconocido que asfixió al pequeño con sus manos, no ha sido capaz de precisar cómo lo hizo, por qué lo desvistió antes de enterrarlo para ocultar sus ropas ni por qué no avisó a los servicios de emergencias.

DICE QUE LE TAPÓ LA BOCA ‘PARA QUE SE CALLARA’

Ana Julia Quezada ha asegurado que «no quería matarle» y que «simplemente le tapó la boca para que se callara».

«Estaba chillando negra, fea, tú no me mandes que no eres mi madre, quiero que mi madre se case con mi padre, no quiero que esté contigo, vete a tu país y yo estaba muy nerviosa, solo quería que se callara pero no quería matar al niño, simplemente le tapé la boca», ha dicho.

Además, ha asegurado que puso a Gabriel, quien según su versión portaba un hacha cuando supuestamente se enfrentó a ella, «la mano sobre la boca y la nariz» porque «solo quería que se callara, que me dejara de decir esas cosas».

«De lo demás no me acuerdo, cuando le quité la mano no respiraba. Use las dos manos, fue un momento muy rápido», ha proseguido.

Quezada ha precisado que se dio cuenta de que no respiraba cuando lo soltó.

«Le puse la mano en el pecho y no respiraba», ha insistido, y ha añadido que se «quedó bloqueada», que se puso a «fumar como loca», que «salía y entraba sin saber lo que hacía» y que vio una pala «y decidió hacer un agujero» junto a la alberca de la finca.

Sólo ha respondido a las preguntas de la fiscal y de su abogado. Foto: EP

UTILIZÓ UN HACHA PARA OCULTAR EL CUERPO

La acusada ha detallado que después entró a la casa a recuperar el hacha por la que supuestamente había discutido de forma previa con Gabriel para terminar de ocultar el cadáver, ya que «le quedó una manita fuera» y «quería que quedara enterrado».

«Creo que le di un golpe, con la cabeza mirando así porque no era capaz», ha dicho la acusada, quien ha reconocido al menos dos impactos sobre el cuerpo del menor para proceder a enterrarlo por completo, de forma que en los días sucesivos se sirvió de más utensilios como sillas para seguir tapando la zona hasta el día en que acudió a desenterrarlo.

Quezada ha añadido que no se vio capaz de confesar los hechos por lo que, tras 12 días de búsqueda, desenterró el cuerpo que había ocultado y lo llevó a su casa de Vícar, donde tenía la intención de «quitarse la vida».

A preguntas de su defensa, ejercida por el letrado Esteban Hernández Thiel, ha agregado que ante el «revuelo mediático» que se dio por la desaparición del niño comenzó a tomar tranquilizantes, los cuales transportaba en su coche en el momento en el que fue intervenido por los agentes de la Guardia Civil que practicaron su detención momentos antes de que consiguiera entrar en su vivienda de Vícar con el cuerpo de Gabriel en el maletero.

«Pensaba dejarlo en el garaje de Vícar. Que me perdone todo el mundo», ha dicho antes de detallar su intención de dejar unas cartas explicando «todo lo que había pasado».

«Perdóname hija mía, perdóname Ángel y toda la familia, que me perdone Dios por lo que he hecho, pero todo fue un accidente», ha dicho Quezada mirando a la cámara dispuesta para grabar la vista oral.

‘COLOQUÉ LA CAMISETA DE GABRIEL EN UN CAÑAVERAL PORQUE QUERÍA QUE ME ATRAPARAN’ 

La autora confesa de la muerte Gabriel Cruz ha afirmado que colocó la camiseta del menor que ella misma simuló encontrar porque quería que la cogieran, porque no era capaz de decirlo con mis propias palabras, y quería que la atraparan.

«Querían que me encontraran, no podía más, no podía aguantar más ese secreto y no podía decírselo con mis propias palabras a nadie», ha dicho a preguntas de la fiscal.

Frente a lo sostenido en sus declaraciones ante el juez instructor, donde afirmó que lo hizo «porque quería darle esperanzas» al padre de Gabriel Cruz, ha dicho que colocó la camiseta porque llevaba «a gente a Rodalquilar para intentar decirles lo que había pasado y no podía».

«No sabía qué hacer», ha señalado cuando la fiscal Fernández le ha dicho que estaba incurriendo en una notoria contradicción.

Con anterioridad, ha indicado que intentó decirle a su hija, que se desplazó de Burgos hasta Almería para participar en el dispositivo de búsqueda, «lo que había pasado» e, incluso, a una prima del pequeño de tan solo 10 años a la que también llevó a la finca de Rodalquilar en la que había enterrado al menor.

«Quería decirles: esto es lo que ha pasado, pero no pudo decirlo ni siquiera a mi hermana. Tampoco a Ángel. Los llevaba allí para eso. Quería que me atraparan, que me cogieran para calmar mi conciencia», ha remarcado.

AFIRMA QUE NO LE DIO NADA PARA ENVENENARLO

Quezada ha negado reconocerse en la grabación efectuada por la Guardia Civil en el interior del vehículo en la que pronunciaba expresiones como «¿Quieren un pez? Le voy a hacer un pez, mis cojones» y se cuestionaba si podría dejar el cuerpo en algún invernadero, aunque se ha reconocido en las fotografías que se le han mostrado y reflejan su último paso por la finca.

La acusada ha descartado también que los archivos hallados en su ordenador durante la investigación relativos al uso de plantas venenosas estuvieran ligados a una posible intención de matar al menor.

«Mi sobrina es esteticien y hace mascarillas con esas plantas», ha dicho para explicar sus búsquedas en los días anteriores de los hechos.

«Por supuesto que no le di nada para envenenarle», ha insistido a preguntas de su defensa, para decir que el menor tampoco «enfermó» en las semanas previas al 27 de febrero.

Quezada también ha defendido las buenas relaciones con la madre de Gabriel, y ha roto a llorar por primera vez al oír su voz en una escucha telefónica en la que insultaba a la madre del pequeño llamándola «hija de p***, mala persona».

Esta tarde, a puerta cerrada, declararán los padres del pequeño.

LA FISCALÍA PIDE PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE

La Fiscalía pide que Quezada sea condenada a prisión permanente revisable como autora de un presunto delito de asesinato y a 10 años de cárcel por causar lesiones psíquicas a los padres del pequeño.

Solicita también el pago de los 200.203 euros de los gastos generados en la búsqueda del menor, y en concepto de reparación del daño moral reclama 600.000 euros para los padres, 160.000 para la abuela materna y otros 170.000 por los gastos médicos en conceptos de lesiones psíquicas y secuelas.

Además, reclama que Quezada no pueda comunicarse o aproximarse a menos de un kilómetro de los padres durante 30 años.

La defensa, por su parte, ve un posible delito de homicidio, por el que solicita un máximo de tres años de prisión.

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