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En el 12 de octubre, además del desfile oficial, están los Premios Vasconcelos

En el 12 de octubre, además del desfile oficial, están los Premios Vasconcelos
El autor de la columna es el doctor Felicísimo Valbuena, catedrático emérito, asesor de comunicación y periodista.
18/10/2019 06:15
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Actualizado: 17/10/2019 23:14
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En el desfile oficial del 12 de Octubre, cada año echo de menos un discurso sobre lo que significó la figura de Cristóbal Colón. Es decir, elevarse de las imágenes y sonidos a los conceptos e ideas.

Esté quien esté al mando del Gobierno de España, la ausencia del discurso llama mucho la atención.

Con lo fácil que sería enlazar una serie de hechos en una narración muy atractiva y, encima, verdadera.

Pondré un ejemplo: En 1992, con ocasión del 500 aniversario del Descubrimiento de América, el inglés Graham Cheded escribió, produjo y dirigió cinco documentales sobre el célebre personaje. Entre sus asesores destacó un gran comunicador, Mauricio Obregón, colombiano, fundador de la Universidad de Los Andes.

Sólo el primer documental –El intercambio colombino– podría cautivar a los asistentes al desfile y a quienes siguieran la retransmisión televisada. Y lo mismo podemos decir de los otros cuatro documentales

Pues nada. Año tras año, el desfile solo va acompañado por los comentarios de los periodistas de televisión, que se limitan a decir lo que están viendo.

O dicho de otro modo: El desfile se ha convertido en un acto políticamente correcto. Los reactores pueden volar rapidísimos, pero los comentarios tienen un vuelo insignificante.

Las IV Jornadas Hispanistas Lebaniegas

Atendiendo a la invitación de un amigo, José Julián Labrador, me desplacé hasta la villa de Potes, en Cantabria, para asistir a las IV Jornadas Hispanistas Lebaniegas.

Durante los dos primeros días -10 y 11-, pude comprobar el gran material que para cine y televisión encierra la Literatura española de los Romanceros y Cancioneros.

En intervenciones de diez minutos, profesores españoles y extranjeros muy competentes, comprimían lo que ellos han investigado o publicado en libros recientes.

Sabían contar muy bien las cosas. Pero muy bien. En solo diez minutos.

Una norma de hierro en los medios de comunicación es que hay que transmitir el mayor contenido en un espacio y tiempo mínimos.

Un “soundbite”, un “bocado de sonido” actual dura 9 segundos.

Quien es capaz de comprimir una información en esos segundos, comprobará que los medios de comunicación audiovisuales acuden a él/ella una y otra vez.

El organizador de estas Jornadas es el ya citado José Julián Labrador, que fue profesor, durante muchos años, en Cleveland State University.

Recomiendo a quienes escriben esos libros sobre Romanceros y Cancioneros que se encarguen ellos mismos de escribir guiones para películas o series.

Confiar en que los guionistas conviertan lo que han trabajado tanto en libros, y que estén contentos con los resultados, exige una fe cercana a la de la hemorroísa del Evangelio.

Y “director de cine” es, posiblemente, uno de los sintagmas más hinchados con los que nos encontramos en la actualidad.

Un buen guión, con un director que esté en el espacio medio de la tabla del prestigio, puede dar lugar a una película o serie que el público recibe muy bien. Un mal guión, con un afamado director, es casi imposible que logre una buena película o serie.

Ha habido y hay guionistas, pocos, que son muy buenos. Sin embargo, otros han destrozado libros excelentes.

Los han destrozado porque el cine y la televisión actuales se rigen por una unidad de interés de la que no hablan: el “magoo”. Consiste en que, venga a cuento o no en la narrativa, hay que insertar una escena de sexo o de violencia cada X minutos.

Hace subir el interés. Y, claro está, también destrozar una historia en demasiadas ocasiones.

El organizador José Julián Labrador

El organizador de estas Jornadas es el ya citado José Julián Labrador, que fue profesor, durante muchos años, en Cleveland State University.

Después, se centrifugó a Galicia y, tras reconstruir una casona en Moalde, en el Ayuntamiento de Silleda (Pontevedra), la convirtió en un centro desde el que iba a impulsar la edición crítica de Romanceros y Cancioneros, en formato facsímil, algunos de los cuales son voluminosos.

Labrador se desplazaba a cualquier biblioteca del mundo donde se encontrase el mejor ejemplar de Romancero o Cancionero. Lo mismo a la Hispanic Society, de Nueva York, que a la Biblioteca Nacional de Viena.

A veces, buscando un ejemplar único.

Y a partir de ahí, contactaba con profesores españoles y extranjeros a los que encargaba la edición crítica de Romanceros y Cancioneros.

Viajar y conseguir ediciones esmeradísimas de Romanceros y Cancioneros exige unos fondos de los que no dispone un profesor universitario.  Y aquí es donde hay que resaltar la figura de un mexicano

El impulsor y mecenas, Fredo Arias de la Canal

Este mexicano triunfó en los negocios hace mucho tiempo. Pero tenía más inquietudes que solo los negocios. Sabía captar profundamente las corrientes ocultas que estaban debajo de la política oficial.

Su familia había ayudado a los republicanos exiliados y a los llamados “niños de la guerra”.

Se dio cuenta, hace más de cincuenta años, de la corriente amerindia, indigenista, que ahora ha cobrado fuerza en Estados Unidos.

Y decidió no quedarse quieto.

Se propuso dar a conocer y reivindicar lo que España había hecho en el transcurso de los siglos.

Fundó el Frente de Afirmación Hispanista. La palabra “frente” no está tan “cargada” de significado político como en España. Y desplegó una serie de publicaciones

Fundó, también hace cincuenta años, los Premios Vasconcelos. Y autores muy importantes han recibido esos Premios, que se entregan el 12 de Octubre.

Este año ha correspondido al profesor italiano Giuseppe Di Stéfano, que pronunció un documentadísimo discurso sobre la promoción que de la cultura española han venido haciendo, durante muchos años, estudiosos italianos muy trabajadores y con ideas originales.

Los libros que promociona Fredo Arias llegan a Bibliotecas y estudiosos que abarcan desde San Petersburgo a Marruecos y desde Japón a la Patagonia.

Sobre estas líneas, Fredo Arias de la Canal.

Son libros no destinados a la venta, no venales, para difundir la herencia cultural española.

Desde el año pasado han aumentado los ataques a Colón; la Real Academia de la Historia se ha comportado como una organización increíblemente inmóvil ante estos ataques e indiferente ante el 500 aniversario de Hernán Cortés.

Me ha extrañado mucho en una institución a cuyo frente está Carmen Iglesias.

Esperaba más de ella.

El Frente de Afirmación Hispanista ha venido editando, desde hace aproximadamente quince años, una serie de libros que tienen alrededor de cien páginas.

Los engloba en la Colección Museo Cartográfico “Juan de la Cosa” , de la Casa de Cultura de Potes.

En 2015, publicó Colón descubierto. En 2019, Hernán Cortés, a medio milenio de su proeza en el Nuevo Mundo.

¿Qué conclusiones he sacado de la experiencia que acabo de contar? Pues que, aunque fallen las instituciones u organizaciones, siempre hay una o varias personas que son innovadoras, que impulsan a una mayoría madrugadora que, a su vez, convence a una mayoría tardía y que saben debatir con los rezagados.

El riesgo que corren los académicos de la Historia es que acaben tornándose invisibles a los contribuyentes.

O que no se den cuenta de que, como Gregorio Morán afirma en su último libro, los separatistas consideran a sus historiadores como un cuerpo de ejército, con sus mandos, sus suboficiales, sus soldados y, sobre todo, su intendenciaabundante.

La segunda lección es que, cuando un organizador tiene ideas innovadoras, también ha de saber encontrar un mecenas que aprecie esas ideas.

Como ha ocurrido entre José Julián Labrador y Fredo Arias de la Canal. Entonces, es cuando, como ocurre en todos los procesos de cambio, comienza el deshielo en la cumbre de las montañas (de los conceptos e ideas), la nieve se convierte en agua que va fluyendo, pero no indefinidamente, acabando en el mar.

Hacen falta pantanos, embalses y canalizaciones para aprovechar ese agua.

Como he comprobado en las IV Jornadas Lebaniegas.

La tercera: Algunas familias con títulos nobiliarios y, al parecer también Bancos, guardan ejemplares únicos que convendría dar a conocer en libros como los que publica el Frente de Afirmación Hispanista.

Don Antonio Rodríguez y Rodríguez-Moñino, de cuya muerte se cumplirá medio siglo en 2010, aprovechó los 60 años que vivió para realizar un trabajo como el de Arias y Labrador.

Este eminente especialista en pliegos sueltos afirmaba que los documentos históricos no pertenecían sólo a sus propietarios sino al pueblo español.

Es todo un programa para quienes lo mejor que pueden hacer es decidirse a ser mecenas de verdad.

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