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El Documento Nacional de Identidad: La incertidumbre como norma

El Documento Nacional de Identidad: La incertidumbre como norma
El autor de la columna es el doctor Felicísimo Valbuena, catedrático emérito, asesor de comunicación y periodista.
Entras con una fotografía que te refleja tal cual eres; puedes salir con un DNI en el que aparezcas como un adefesio.
03/7/2020 06:40
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Actualizado: 03/7/2020 08:13
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Reconozcamos la realidad: El Documento Nacional de Identidad (DNI) se ha convertido, para muchas personas, en un trámite que tiene consecuencias en sus vidas. Lo de menos es lo que se da por supuesto: Sin un DNI no sólo careces de un suelo jurídico en el que apoyarte; es que prácticamente no puedes hacer casi nada.

LA IMPORTANCIA DE LA IMAGEN PÚBLICA

Si a una persona de etnia gitana, que se dedica a la chatarra, le ayudamos a rellenar los datos de una denuncia, porque se le ha perdido el DNI, lo que más le preocupa en esos momentos es que, sin “el carné”, no puede cobrar un material que ha entregado.

Cuando ha solucionado el problema de la urgencia de cobrar, algunos miembros de su familia y amigos le pueden hacer ver que ha salido muy mal en el DNI, que no se parece a la foto que llevó cuando tuvo que renovar ese Documento y que qué piensa hacer.

Es decir, o bien por sí mismo o con ayuda de otros, le empieza a preocupar su imagen pública.

Como a todas las personas. ¡Quién le iba a decir a él que sus amistades iban a reírse de él al ver su imagen en el Documento!.

El asunto no es de ahora. Es de hace muchos años. Lo que pasa es que ahora, en España, y no sé si en otros países, la gran sorpresa es que un organismo como el que se encarga de expedir o renovar el DNI puede estar contribuyendo a deformar, por emplear un verbo benigno, la imagen pública de muchos ciudadanos.

O sea, que pagamos impuestos y lo que algunos funcionarios nos devuelven, en muchos casos,  es nuestra imagen convertida en un adefesio, en una persona fea, de la que mucha gente puede reírse.

El profesor Felicísimo Valbuena reflexiona sobre cómo salimos en las fotos de los DNI y cómo influyen en nuestra imagen pública.

EL SESGO FOTOGRÁFICO

Me he referido a “hace muchos años”. ¿A cuántos? En 1965, un investigador, J. C. Merrill estudió los sesgos (bias) que la Revista Time manifestaba ante tres presidentes: Truman, Einsenhower y Kennedy: sesgo de atribución, adjetivo, adverbial, de contexto, contextual, de opinión sin pruebas y fotográfico.

Nos interesa, aquí y ahora, el fotográfico. Los medios de comunicación pueden publicar la fotografía de un/a candidato/a después de aplicarle un Photoshop favorable o desfavorable.

No se trata de que un funcionario nos tenga manía sin conocernos sino que es la máquina la que produce ese sesgo desfavorable.

Lo absurdo, lo risible, es que hay funcionarios que piensan que nosotros pensamos que nos tienen manía. Es una señal de las consecuencias que trae lo que Gilbert K. Chesterton llamaba “el error de la máquina”.

EL ERROR DE LA MÁQUINA

Ahí está el corazón del asunto.

¿Estamos pensando mal cuando barruntamos que los responsables del DNI no se han planteado las consecuencias del error de la máquina?

Hay una prueba que recomiendo hacer a quienes estén leyendo esta columna. Si se reúnen con familiares o amigos, pídanles que muestren su DNI.

¿Están contentos con su apariencia del DNI?. Que dejen sus coqueterías al margen y se centren en la fotografía.

Porque si los responsables del DNI no han hecho investigación alguna sobre la satisfacción de los contribuyentes, entonces no se están enterando de qué va la película. Hay muchas personas que están muy descontentas de los adefesios que emiten las máquinas.

APRENDEMOS MUCHO DE LOS ERRORES

¿Cómo nos enteramos de cómo funcionan las máquinas? Cuando fallan. Viene el técnico, abre la máquina y entonces podemos enterarnos de lo que una avería ha dejado al descubierto,

¿Y si no hay avería?

Entonces hay que leerse el extenso Manual de Instrucciones. Pues bien, he conocido a no pocas personas que aprenden mucho más sobre las máquinas cuando estas fallan que con el Manual de Instrucciones cuando funcionan recién estrenadas.

ENTONCES, ¿QUÉ PODEMOS HACER?

Estoy escribiendo en Confilegal. Invito los profesionales del Derecho  a que se planteen, de verdad, las consecuencias que pueden sufrir sus defendidos si la fotografía de su DNI tiene un sesgo desfavorable.

A ver quién corrige eso.

Chesterton, que se reía hasta de su sombra, porque era un hombre de genio y tenía un sentido del humor extraordinario, escribió 52 relatos en los que el protagonista era el Padre Brown. Uno de sus cinco libros sobre este clérigo, titulado La sabiduría del Padre Brown (o La sagacidad del Padre Brown), contiene este párrafo: «El señor Usher se preciaba de haber conocido a algunos de los tipos más sórdidos del estado, pero jamás había visto a un mono semejante vestido de espantapájaros…».

¿Qué exageraba Chesterton? No, se quedaba corto. Sólo hay que abrir los ojos ante algunos DNIs, para darse cuenta las deformaciones que, en no pocos casos, producen esas máquinas.

CONFLICTO ENTRE NORMAS ÉTICAS, MORALES Y POLÍTICAS. APARIENCIAS VERACES Y FALACES

Claramente hay un conflicto entre las normas morales y políticas de un Estado que aspira a la máxima seguridad, y unas normas éticas del contribuyente que se conforma con salir en el DNI lo más parecido posible a la fotografía que ha llevado a la ventanilla. Hay que reconocer que antes, en el DNI, el contribuyente salía mejor que ahora.

También, las imágenes que emiten las máquinas del DNI plantean la diferencia entre las apariencias veraces y las apariencias falaces, tal como las distingue el gran filósofo Gustavo Bueno en su libro Televisión: Apariencia y Verdad.

Y en ese mismo libro Bueno afirma que las «verdades de producción (referentes a «productos verdaderos», auténticos, consistentes, etc.), se oponen a las apariencias del género de los simulacros de los sucedáneos, utopías o absurdos.

La obligación de los responsables del DNI es entregar al contribuyente productos verdaderos.

¿ES QUE NO CAMBIAN SU APARIENCIA LAS PERSONAS ENTRE LOS 75 Y LOS 95 AÑOS?

Hay quienes ya están limitados a no poder cambiar su fotografía, porque les dan una fecha de caducidad que nunca podrán alcanzar :01 01 9999. Sí, el DNI encierra una gran dosis de humor negro. Seguro que el que puso esos números fue un bromista.

Cada vez aumenta la esperanza de vida, por mucho que se enfade algún ministro japonés de Sanidad.

¿Es que una persona no cambia su aspecto entre los 75 y los 95 años? Pues claro que sí. Entonces, ¿por qué no puede llevar una fotografía que se parezca lo más posible a su apariencia veraz, tal como la denomina Gustavo Bueno?

Las cosas siguen igual hasta que dejan de serlo. Y por supuesto, los responsables del DNI tendrán que conseguir máquinas mejores. Las actuales, quieran o no quieran reconocerlo, son una pesadilla para muchas personas.

Como no tenemos garantías de que esos responsables vayan a cambiar, los perjudicados tendrán que ir poniendo en práctica diversas tácticas de presión.

Y mientras tanto, podemos reírnos mucho al leer las justificaciones de los responsables del DNI o las sentencias de algunos jueces cuando se pronuncien sobre este asunto.

Demos tiempo al tiempo.

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