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Cartas desde Londres: Lord Denning y sus célebres «Opening Lines» (y III)

Cartas desde Londres: Lord Denning y sus célebres «Opening Lines» (y III)
Lord Denning sobre el que versa esta columna y las dos anteriores; un juez mítico de Inglaterra.
01/12/2020 06:46
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Actualizado: 05/1/2021 12:25
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Muy a mi pesar y aún arriesgándome a que don Fernando del Canto me tilde de cargante, despedimos hoy finalmente a Lord Denning –al menos de momento– con un homenaje a su maestría en la redacción de sentencias y particularmente en las oberturas.

En efecto, entre los aspectos a destacar en la jurisprudencia de Lord Denning, sobresalen sus famosas “Opening Lines”, es decir, las primeras frases de sus sentencias con las que sumerge al lector en el caso a dirimir y que, como los primeros compases de una gran sinfonía jurídica, nos envuelven en el asunto.

Como veremos, con una impecable prosa de imposible reproducción en España, poco dada a la redacción literaria y más próxima al frío lenguaje administrativo, Lord Denning planteaba el caso en pocas palabras, pero muy bien puestas, para situarnos en un escenario, dándonos su opinión jurídica desde el primer momento.

Juzguen ustedes mismos.

TIEMPO DE JACINTOS EN KENT (“BLUEBELL TIME IN KENT»)

En la célebre sentencia Hinz v Berry [1970] 2 QB 40, sobre responsabilidad por daños derivada de un accidente de tráfico, Lord Denning mostró su impecable factura literaria para ubicarnos en un lugar, en un momento concreto.

Según cuenta el caso, la señora Hinz, la demandante, salió de picnic un fantástico día de primavera con su numerosa familia, sufriendo un desgraciado atropello del que resultó fallecido su marido.

En este asunto, Lord Denning iniciaba su famosa resolución con las siguientes palabras:

“Ocurrió el 19 de abril de 1964. Era época de jacintos en Kent. El señor y la señora Hinz llevaban casados unos 10 años, y tenían cuatro hijos, todos de nueve años o menos. El más pequeño de uno. La señora Hinz era una mujer extraordinaria. Además de sus cuatro hijos, fue madre adoptiva de otros cuatro niños. Además, estaba embarazada de dos meses de su quinto hijo».

¿A que les apetece seguir leyendo la sentencia?

En fin, el caso fue finalmente favorable a la señora Hinz, quien había demandado al conductor por daños y perjuicios, incluyendo además y como novedad, una importante indemnización para la época de 4.000 libras debido al “shock nervioso” que había sufrido como consecuencia del atropello.

Desde ese día esta es la famosa sentencia “Bluebell time in Kent” de Lord Denning, conocida por todos los estudiantes de derecho ingleses.

Sigamos con otro asunto.

CRICKET Y VECINDAD (IN SUMMERTIME VILLAGE CRICKET IS THE DELIGHT OF EVERYONE»)

En la también conocida sentencia Miller v Jackson [1977] QB 966, Lord Denning, como juez del Tribunal de Apelaciones (“Court of Appeal”), no defraudó a sus seguidores; en este caso histórico de daños e inmisiones (“Torts of negligence and nuisance)”.

El caso se dirimía entre un club de cricket y los señores Miller, propietarios de una vivienda al lado del campo, quienes interpusieron una demanda para impedir que se siguiera jugando, quejándose amargamente de que las pelotas de cricket golpeaban continuamente su casa.

Aunque, por suerte, no había que lamentar lesiones personales, al parecer se habían producido algunos daños a la propiedad y además, la señora Miller no podía usar su jardín, atemorizada por la caída de pelotas de cricket, teniendo incluso que marcharse de casa durante los días de partido.

Como leerán a continuación, con sólo leer la primera frase, ya sabemos qué piensa Lord Denning:

“Durante el verano, el cricket es el deleite de todos. Casi todos los pueblos tienen su propio campo de cricket donde los jóvenes juegan y los ancianos observan. En el pueblo de Lintz, en el condado de Durham, tienen su propio campo, donde han jugado estos últimos setenta años. Lo cuidan bien. El área de juego está bien acondicionada. La hierba del campo se mantiene corta. Tiene un buen club para los jugadores y asientos para los espectadores. El equipo del pueblo juega allí los sábados y domingos. Pertenecen a una liga que compite con los pueblos vecinos. Otras tardes, después del trabajo, practican mientras haya luz. Pero ahora, después de estos 70 años, un juez del Tribunal Supremo ha ordenado que no jueguen más allí».

En efecto, aunque la sentencia fue favorable a los señores Miller, Lord Denning manifestó su más absoluta disconformidad con sus colegas mediante uno de sus celebrados votos particulares, sosteniendo con rotundidad que «el interés público debe prevalecer sobre el interés privado».

El «hombre Sandwich» (“A sandwich-man wearing a top-hat used to parade outside these courts”; Un hombre sándwich con un sombrero de copa solía desfilar fuera de estas lugares).

Me despido esta semana con un último ejemplo de Lord Denning “on the rocks”, para paladear una tarde de domingo.

Probablemente Bremer Vulkan v South Indian Shipping [1981] AC 909 sea una de las sentencias que más desacuerdos ha generado en la comunidad jurídica inglesa sobre el respeto judicial a la autonomía en el arbitraje y que llegó incluso a la Cámara de los Lores.

Resumidamente, la disputa surge entre el astillero alemán Bremer Vulkan y la naviera india South Indian Shipping en relación a la construcción de varios buques en 1964, sometiéndose la cuestión a un arbitraje en Londres.

Nada menos que cinco años después del nombramiento del árbitro, Bremer Vulkan solicita, y se le concede, un mandamiento judicial para finalizar el arbitraje, basándose en el hecho de que las técnicas dilatorias de la naviera india habían hecho imposible reunir las pruebas para seguir con el proceso debidamente y que se celebrara la vista.

Elevada la cuestión al Tribunal de Apelación, este interpretó que el acuerdo de arbitraje contenía un pacto implícito que otorga al tribunal la facultad de restringir dicho arbitraje cuando la demora del demandante equivalía a una dejación del derecho.

¿Qué dijo en aquella ocasión Lord Denning en las primeras líneas de la sentencia, con evidente socarronería?

Cuando era joven, un “hombre-sándwich” con un sombrero de copa, solía desfilar fuera de estos tribunales con sus tablas por delante y por detrás, proclamando ‘acuda a arbitraje, no litigue’. Era un buen consejo siempre que los arbitrajes se realicen con rapidez: como muchos todavía lo hacen en la ciudad de Londres. Pero no es tan bueno cuando los arbitrajes se prolongan eternamente”.

Sabias palabras de Lord “Tom” Denning que seguro don Fernando compartirá conmigo.

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