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Opinión | El Imperio Contraataca: El Tribunal de Justicia de la UE frente al rebelde Reino Unido
Josep Gálvez, abogado español y "barrister", utiliza en su columna el simil de la película de George Lucas, para explicar el asunto Micula. Foto: JG.
19/3/2024 06:32
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Actualizado: 19/3/2024 11:15
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En una galaxia nada lejana, donde las batallas no se libran con sables de luz sino ante los tribunales y a golpe de sentencia, hace tiempo que asistimos a una saga judicial que bien podría rivalizar con cualquiera de las viejas películas de George Lucas.
Veamos. Por un lado tenemos al Imperio de la UE, organizado por muy ordenados burócratas centrados en proteger sus intereses y de los Estados miembros a toda costa.
Sobre todo para impedir que nadie se salga del redil, por ejemplo acudiendo a los arbitrajes de inversión, unos tribunales que nadie puede controlar desde Bruselas.
Y al otro lado se sitúan los rebeldes, entre ellos antiguos inversores quienes, tras reclamar y ganar ante esos tribunales arbitrales, buscan otros planetas con atmósferas respirables donde poder ejecutar sus laudos millonarios.
Estos planetas son jurisdicciones libres del yugo imperial y que pertenecen a un viejo culto que se remonta a tiempos que se pierden en las nieblas del pasado, el ‘common law’.
Según parece, siguen creyendo en viejas tradiciones como que las deudas deben pagarse y sobre todo que no hay que perdonar a los deudores, sobre todo cuando deben mucha, pero que mucha pasta.
¿Y cuál es el plan del Imperio?
Pues es muy sencillo.
Ya que no pueden acabar con los arbitrajes de inversión, porque están fuera de sus garras, se lo van a poner tan difícil como puedan a esos malditos rebeldes.
En primer lugar, los países demandados se opondrán a todas las reclamaciones que se hagan mediante arbitrajes de inversión.
Y además se negarán a pagar voluntariamente incluso aunque resulten condenados por los tribunales arbitrales y se hubieran comprometido a cumplir con sus resoluciones.
Como Manolo el moroso, insigne inquilino de la azotea de 13 Rue del Percebe.
Para ello el Imperio hace uso de todo el arsenal que tiene a su mano: disparará rayos de protones para acabar con cualquier arbitraje que se ponga a tiro.
Después desplazará a tropas imperiales en todos esos planetas libres del ‘common law’ para oponerse a la ejecuciones de los laudos favorables a los rebeldes.
Es más, incluso echará mano del oscuro ‘Amicus Curiae’ con el fin inconfesable de tratar de influir en la decisión de los tribunales en la medida de lo posible.
Pero el arma más eficaz contra los arbitrajes de inversión vendrá de su particular Estrella de la Muerte Arbitral: el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
LA ESTRELLA DE LA MUERTE ARBITRAL
Como saben, se trata de una imponente entidad tan poderosa y esotérica que exige genuflexión en toda la Galaxia y, sobre todo, la sumisión absoluta de cualquier tribunal del Imperio, bajo pena de excomunión comunitaria.
A esta enigmática estación judicial espacial le debemos algunos disparos que han convertido el arbitraje de inversión en polvo de estrellas en todo el Imperio.
Me estoy refiriendo, cómo no, a las inefables sentencias Achmea o Komstroy, entre otras.
Son decisiones que literalmente desintegraron el arbitraje de inversión del mapa comunitario y destruyeron cualquier posibilidad de ejecutar los laudos en sus fronteras galácticas.
Pues bien, los protagonistas en esta ocasión son los miembros Tribunal Supremo del Reino Unido, un país recién salido de su épica aventura del Brexit para abandonar las filas del Imperio.
Pero como veremos, los tentáculos del lado oscuro son largos y muy pegajosos.
LOS ANTECEDENTES: EL ESPINOSO CASO DE LOS HERMANOS MICULA
Los hermanos Micula son unos tipos tan suecos como ABBA y que una mala tarde decidieron invertir en Rumanía bajo un régimen de incentivos fiscales precisamente diseñado para promover la inversión en regiones poco desarrolladas de ese país.
Pero pasó que este régimen fue derogado de la noche a la mañana y por ello reclamaron contra Rumanía mediante un arbitraje de inversión del CIADI que les dió la razón, concediéndoles cientos de millones en compensación.
Total, que viendo el percal y que eso de ejecutar su laudo arbitral CIADI en la UE nada, los Micula iniciaron procesos de ejecución en otras jurisdicciones del ‘common law’, entre ellas Inglaterra y Gales.
Y allí que fueron las tropas imperiales para intentar evitarlo.
Pero sucedió que el 19 de febrero de 2020, el Tribunal Supremo del Reino Unido, en un acto que enorgullecería al mismísimo Obi Wan Kenobi (encarnado por Sir Alec Guiness), decidió hacer cumplir el laudo arbitral contra Rumanía, favoreciendo así a los hermanos Micula.
En efecto, el más alto tribunal del país consideró que las obligaciones del Reino Unido con el Convenio del CIADI no tenían por qué ser menores frente a las del Imperio, sobre todo cuando eran compromisos asumidos, incluso anteriores, a la entrada en la UE.
Y así concluyó que no había impedimento con el proceso de ejecución de los Micula ‘brothers’ contra Rumanía.
El problema viene porque ese dia, ese 19 de febrero de 2020, el Reino Unido todavía se encontraba en el periodo transitorio de Acuerdo de Retirada de la UE.
Y además la Comisión Europea ya había resuelto que el pago del laudo era una forma de ayuda estatal prohibidísima según el Derecho de la UE, impidiendo a Rumania realizar dicho pago.
Por si no fuera suficiente, además, existía un proceso en marcha por esta resolución de la Comisión ante el Tribunal de Justicia.
Así que, en una jugada digna de Darth Vader, la Comisión no se lo pensó dos veces e interpuso ante el Tribunal de Justicia un recurso contra el Reino Unido en julio de 2022.
Y esto es precisamente lo que ha resuelto ahora el TJUE.
Es la sentencia del pasado 14 de marzo de 2024, correspondiente al asunto Comisión Europea contra Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, número de asunto C-516/22.
Un nuevo disparo de superláser esta vez con el Reino Unido en el punto de mira.
En efecto. El TJUE, ejerciendo su papel de guardián de la legalidad imperial intergaláctica ha declarado ahora que el Tribunal Supremo del Reino Unido ha infringido la sacrosanta ley de la UE al ignorar un proceso en curso sobre la legalidad del laudo de los Micula.
En otras palabras, la Estrella de la Muerte Arbitral acusa al Reino Unido de insumisión al derecho imperial. Así de claro.
Es más, el TJUE, regaña en su decisión al Tribunal Supremo del Reino Unido, recordándole que bajo el Acuerdo de Retirada del Brexit, aún retiene poderes cuasi divinos sobre asuntos de insumisión al Imperio.
Unos poderes que se extenderían incluso hasta cuatro años después de la saga del Brexit, es decir, a partir del 31 de diciembre de 2020.
Así, según el TJUE aunque había un laudo CIADI que ejecutar contra Rumanía, la Estrella de la Muerte Arbitral considera que el Tribunal Supremo del Reino Unido debería haberse detenido antes de ejecutar el laudo de los Micula y someterse en cualquier caso al lado oscuro de la Fuerza.
Pero, como en cualquier buena historia, el conflicto no termina aquí porque lo que sigue a continuación es un relato de desafíos jurídicos y drama a mogollón, que hará a cualquier espectador agarrarse a la butaca.
ALGUNAS IMPLICACIONES DE LA SENTENCIA DEL TJUE CONTRA EL REINO UNIDO
Y ustedes se preguntarán: ¿Qué implicaciones puede tener este nuevo disparo de la Estrella de la Muerte Arbitral?
Pues como algunos ya habrán visto, la nueva sentencia del TJUE está tirada para hacer una carambola al mejor estilo de billar de fantasía a tres bandas.
Es decir, no solamente no va dirigida a tirar de las orejas al Supremo del Reino Unido en el asunto Micula sino, sobre todo, para tratar de impactar de lleno en los procesos de ejecución de los inversores contra España en todas las jurisdicciones del ‘common law’ donde siguen abiertos los procedimientos contra nuestro país
Empezando por el propio Reino Unido donde siguen embargadas las cuentas del Instituto Cervantes y otros activos, a la espera de la decisión final.
Pero también en los Estados Unidos y en Australia donde las batallas continúan su curso, demostrando que el derecho, al igual que la Fuerza, es un campo de batalla que conoce no de fronteras.
Sin duda, con esta nueva sentencia, el TJUE pretende reforzar su relato como el guardián defensor de la legalidad y el orden imperial y que sirva de nuevo argumento para la defensa de España en todas estas jurisdicciones.
Pero en realidad esto no es ninguna novedad.
Desde la perspectiva del derecho de la Unión, estaba claro que el arbitraje de inversión es un auténtico proscrito en todo el Imperio y que cualquiera que se salga del guión cometerá pecado mortal, incluido el antiguo miembro del club, el Reino Unido.
Pero por contra, es más que previsible que al Reino Unido esta decisión le suene como a usted y a mí al bimbó, una música como que muy pasada de moda y además con un punto hortera.
Sobre todo cuando el Reino Unido se encuentra ya fuera de la alargada sombra de la UE y el país ha asumido internamente que debe seguir el camino que ha decidido, ya sea para bien o para mal.
Por eso lo que diga el TJUE ahora importa poco en el derecho de Inglaterra y Gales.
Y sino vean el muy simbólico detalle de que el Reino Unido ni haya comparecido en este procedimiento ante el TJUE siendo declarado en rebeldía.
Eso es, un auténtico rebelde frente al Imperio.
En fin, la semana que viene seguiremos con más, mis queridos anglófilos.
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