Treinta cosas que, como abogado, me irritan de los jueces
No siempre hay cordialidad entre abogado y juez. A veces, es todo lo contrario. El magistrado José Ramón Chaves García se pone en el lugar de un abogado -que un día fue- y revela las treinta cosas que más irritan a los abogados de los jueces, en esta segunda entrega que sigue a la de ayer, y que llevó por título «Treinta cosas que, como juez, me irritan de los abogados»:
«En ocasiones, en el curso de un juicio oral alguna actitud o decisión del juez provoca malestar, desazón o irritación en el abogado que soporta con la contención que impone el lugar y el respeto a los intereses de su cliente.
«Puesto en el papel de abogado, que lo he sido, expondré las 30 cosas o actitudes de un juez que como abogado me resultan irritantes, durante la celebración del juicio o vista oral, bien entendido que las expongo como situaciones puntuales, con visos de caricatura y para provocar la sonrisa, aunque como siempre con un poso de amargura porque al que ha sufrido ocasionalmente alguna de las situaciones, maldita la gracia que le hará.
«Veamos:
PRIMERO
Que obliguen a ser puntuales a las vistas aunque no prediquen con el ejemplo.
SEGUNDO
Que no escuchen…, y que se les note.
TERCERO
Que me obliguen a repetir lo mismo varias veces porque noto que no atienden… y que no demuestren darse por enterados.
CUARTO
Que me miren con desgana mientras hablo o mira hacia un punto perdido.
QUINTO
Que frunzan el ceño como si le estuvieran hablando de los problemas de Ganímedes.
SEXTO
Que guarden silencio cuando les toca hablar y respondan con monosílabos cuando pregunto.
SÉPTIMO
Que durante toda la vista oral no se hayan molestado en tomar una nota ni examinar los autos.
OCTAVO
Que bostecen con disimulo.
NOVENO
Que me traten como un humilde pecador que acude ante el confesionario donde le aguarda el obispo.
DÉCIMO
Que en vez de zanjar una cuestión previa o prioritaria la pospongan hasta sentencia por argucias procesales.
DÉCIMO PRIMERO
Que no se fijen en los detalles pese a que insisto, enfatizo, subrayo y grito…, como profeta en el desierto.
DÉCIMO SEGUNDO
Que pidan la siguiente pregunta al testigo cuando este no ha acabado de responder.
DÉCIMO TERCERO
Que me digan “Sea breve” o “Vaya concluyendo” cuando apenas he empezado a exponer mi alegato.
DÉCIMO CUARTO
Que consideren impertinente mi testigo o mi pregunta cuando no han captado su importancia porque no me han dejado explicarlo.
DÉCIMO QUINTO
Que crean que mis alegatos se han improvisado y sin esfuerzo.
DÉCIMO SEXTO
Que cuchicheen con el letrado de la Administración de Justicia mientras hablo.
DÉCIMO SÉPTIMO
Que tuteen al abogado contrario mientras me tratan con distanciamiento.
DÉCIMO OCTAVO
Que sonrían maliciosamente pensando que cobro más que él.
DÉCIMO NOVENO
Que se dediquen a escudriñar con parsimonia el expediente mientras un interminable silencio cae sobre la Sala y la tensión se eleva.
VIGÉSIMO
Que la telepatía me dice que el juez tiene prisa por acabar este juicio.
VIGÉSIMO PRIMERO
Que no me regalen, delante de mi cliente, ni un sencillo gesto de asentimiento mientras hablo.
VIGÉSIMO SEGUNDO
Que demuestren falta de memoria cuando un asunto idéntico ante él siguió criterios probatorios y decisiones distintas.
VIGÉSIMO TERCERO
Que acepten mi minuta y sentencias con la misma actitud que los folletos publicitarios en el metro.
VIGÉSIMO CUARTO
Que me den la palabra como si fuera la última cena del condenado a muerte.
VIGÉSIMO QUINTO
Que la sentencia llegue tarde y mal.
VIGÉSIMO SEXTO
Que la sentencia no se entienda…, ni por el vencedor ni por el vencido.
VIGÉSIMO SÉPTIMO
Que los jueces crean que por tener la última palabra, tienen la razón.
VIGÉSIMO OCTAVO
Que los jueces crean que una toga con puñetas y unos membretes dan la ciencia que solo proporcionan libros y experiencia.
VIGÉSIMO NOVENO
Que me digan lo gran abogado que soy antes de poner una sentencia contraria a mis intereses.
TRIGÉSIMO
Que te digan sonriente que, «si lo desea, puede recurrir».
Pero lo que mas me irrita, es que si el abogado se convierte algún día en juez… ¡incurre en los defectos que criticó!
Y por supuesto que el lector puede añadir más situaciones si las ha padecido…
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