Treinta cosas que, como abogado, me irritan de los jueces
El autor de esta pieza es el magistrado José Ramón Chaves García, que aparece a la derecha, recibiendo de manos del presidente del TSJM, Celso Rodríguez Padrón, el premio "Puñetas Periféricas" de la Asociación de Comunicadores e Informadores Jurídicos (ACIJUR), en el acto celebrado en enero de 2020 en Madrid. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Treinta cosas que, como abogado, me irritan de los jueces

No siempre hay cordialidad entre abogado y juez. A veces, es todo lo contrario. El magistrado José Ramón Chaves García se pone en el lugar de un abogado -que un día fue- y revela las treinta cosas que más irritan a los abogados de los jueces, en esta segunda entrega que sigue a la de ayer, y que llevó por título «Treinta cosas que, como juez, me irritan de los abogados»:

«En ocasiones, en el curso de un juicio oral alguna actitud o decisión del juez provoca malestar, desazón o irritación en el abogado que soporta con la contención que impone el lugar y el respeto a los intereses de su cliente.

«Puesto en el papel de abogado, que lo he sido, expondré las 30 cosas o actitudes de un juez que como abogado me resultan irritantes, durante la celebración del juicio o vista oral, bien entendido que las expongo como situaciones puntuales, con visos de caricatura y para provocar la sonrisa, aunque como siempre con un poso de amargura porque al que ha sufrido ocasionalmente alguna de las situaciones, maldita la gracia que le hará.

«Veamos:

PRIMERO

Que obliguen a ser puntuales a las vistas aunque no prediquen con el ejemplo.

SEGUNDO

Que no escuchen…, y que se les note.

TERCERO

Que me obliguen a repetir lo mismo varias veces porque noto que no atienden… y que no demuestren darse por enterados.

CUARTO

Que me miren con desgana mientras hablo o mira hacia un punto perdido.

QUINTO

Que frunzan el ceño como si le estuvieran hablando de los problemas de Ganímedes.

SEXTO

Que guarden silencio cuando les toca hablar y respondan con monosílabos cuando pregunto.

SÉPTIMO

Que durante toda la vista oral no se hayan molestado en tomar una nota ni examinar los autos.

OCTAVO

Que bostecen con disimulo. 

NOVENO

Que me traten como un humilde pecador que acude ante el confesionario donde le aguarda el obispo.

DÉCIMO

Que en vez de zanjar una cuestión previa o prioritaria la pospongan hasta sentencia por argucias procesales.

DÉCIMO PRIMERO

Que no se fijen en los detalles pese a que insisto, enfatizo, subrayo y grito…, como profeta en el desierto.

DÉCIMO SEGUNDO

Que pidan la siguiente pregunta al testigo cuando este no ha acabado de responder.

DÉCIMO TERCERO

Que me digan “Sea breve” o “Vaya concluyendo” cuando apenas he empezado a exponer mi alegato.

DÉCIMO CUARTO

Que consideren impertinente mi testigo o mi pregunta cuando no han captado su importancia porque no me han dejado explicarlo.

DÉCIMO QUINTO

Que crean que mis alegatos se han improvisado y sin esfuerzo.

DÉCIMO SEXTO

Que cuchicheen con el letrado de la Administración de Justicia mientras hablo.

DÉCIMO SÉPTIMO

Que tuteen al abogado contrario mientras me tratan con distanciamiento.

DÉCIMO OCTAVO

Que sonrían maliciosamente pensando que cobro más que él.

DÉCIMO NOVENO

Que se dediquen a escudriñar con parsimonia el expediente mientras un interminable silencio cae sobre la Sala y la tensión se eleva.

VIGÉSIMO

Que la telepatía me dice que el juez tiene prisa por acabar este juicio.

VIGÉSIMO PRIMERO

Que no me regalen, delante de mi cliente, ni un sencillo gesto de asentimiento mientras hablo.

VIGÉSIMO SEGUNDO

Que demuestren falta de memoria cuando un asunto idéntico ante él siguió criterios probatorios y decisiones distintas.

VIGÉSIMO TERCERO

Que acepten mi minuta y sentencias con la misma actitud que los folletos publicitarios en el metro.

VIGÉSIMO CUARTO

Que me den la palabra como si fuera la última cena del condenado a muerte.

VIGÉSIMO QUINTO

Que la sentencia llegue tarde y mal.

VIGÉSIMO SEXTO

Que la sentencia no se entienda…, ni por el vencedor ni por el vencido.

VIGÉSIMO SÉPTIMO

Que los jueces crean que por tener la última palabra, tienen la razón.

VIGÉSIMO OCTAVO

Que los jueces crean que una toga con puñetas y unos membretes dan la ciencia que solo proporcionan libros y experiencia.

VIGÉSIMO NOVENO

Que me digan lo gran abogado que soy antes de poner una sentencia contraria a mis intereses.

TRIGÉSIMO

Que te digan sonriente que, «si lo desea, puede recurrir».

Pero lo que mas me irrita, es que si el abogado se convierte algún día en juez… ¡incurre en los defectos que criticó!

Y por supuesto que el lector puede añadir más situaciones si las ha padecido…

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