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Los ignavos frente al concepto de violencia vicaria

Los ignavos frente al concepto de violencia vicaria
El abogado José Luis Sariego Morillo, autor de esta columna.
10/5/2021 06:46
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Actualizado: 10/5/2021 01:12
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Si un homosexual es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los homosexuales, a eso se le suele llamar homofobia.

Si un inmigrante es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los inmigrantes, a eso se le suele llamar xenofobia.

Si un sin hogar es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los sin hogar, a eso se le suele llamar aporofobia.

Si un musulmán es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los musulmanes, a eso se le suele llamar islamofobia.

Si un negro es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los negros, a eso se le suele llamar racismo.

Si un sindicalista es agredido por la policía en una huelga violenta, a eso se le llama fascismo.

Si un independentista catalán o vasco es agredido por la policía en una manifestación violenta, a eso se le llama opresión españolista.

Si una mujer es agredida por quien es o ha sido su pareja hombre, a eso se le llama violencia de género.

Nos hemos acostumbrado a que a nuestra clase política sólo le interesa llamar la atención sobre estos fenómenos.

Y ahora nos vienen con otra gran mentira política y legal: la violencia vicaria.

Se han inventado un concepto jurídico sin ninguna base científica que quiere hacer castigar legalmente el hecho de que un padre agreda a un menor con el objeto de hacer daño a la madre.

Todo este discurso viene destinado a crear una visión parcial del mundo, como se hacía por la totalidad de los regímenes políticos totalitarios conocidos a lo largo de la historia.

Esta visión parcial del mundo tiene como objetivo alienar a la sociedad y a la opinión pública, desde una supuesta superioridad moral en la que, bajo el mensaje irreprochable de defender los derechos humanos de determinados colectivos, se legisla contra otros colectivos para obtener una cuota del poder político con el fin de lograr el control político total (itario).

Se está utilizando la idea de la igualdad como caballo de troya en la legislación, para justificar la vulneración de este mismo derecho humano con respecto a otros ciudadanos, todo ello en base a un interés superior. El fin justifica los medios.

El iuspositivismo tan usado por el III Reich o por el Soviet Supremo se lleva de forma perversa hasta los anales de nuestro Boletín Oficial del Estado.

Pero todo esto está siendo una trampa mortal: en nombre de la supuesta igualdad se están cometiendo atrocidades jurídicas, legales y judiciales.

Con esa supuesta lucha por la igualdad, nuestra libertad (la de todos y todas) nunca ha estado más en peligro desde el advenimiento de nuestra joven democracia.

La Justicia, (de lo que es justo o injusto) tocada de muerte.

Porque el principio de legalidad obliga a dejar la Justicia para otro día porque los jueces deben aplicarla ley, sea justa o injusta. Y al final, todo esto hace que la idea del Estado de Derecho se convierta en algo prescindible.

Los ignavos, a los que se refiere el autor en el título de este artículo, eran «almas que en vida no hicieron ni el bien ni el mal por su elección de cobardía», según Dante Alighieri en la Divina Comedia. La ilustración pertenece a la primera parte del Canto III. La obra es de Priamo della Quercia. Siglo XV.

ESTAMOS REPITIENDO LA HISTORIA

Porque usar la idea de la discriminación positiva como algo necesario, fue la misma idea que se usó en el pasado para justificar la deportación de judíos, disidentes y homosexuales a campos de trabajo en los que, en sus puertas, se decía aquello de “El trabajo os hará libres”, cuando en realidad eran campos de exterminio.

Y con esa premisa fueron prescindibles ideas tales como la libertad, el pluralismo político, la Justicia y el Estado de Derecho. Estamos repitiendo la historia, pero de forma más sutil y se usa la violencia institucional contra los hombres.

Ahora, aquel dicho de “El trabajo os hará libres” ha pasado a ser “la igualdad os hará libres”, cuando todo en verdad es “la gran mentira” que necesita la clase política para dividir a la sociedad.

Y ya sabemos todo aquello del divide et impera.

En estos tiempos tan nefastos para la libertad de pensamiento e ideas, y tan buenos para los censores de la verdad, decir o plasmar la realidad ante los ojos de los demás es doloroso y crea temor en los justos y terror en los injustos.

Porque en el fondo, esos que se creen ser superiores moralmente a los demás y que usan la “Igualdad” en vano, en realidad suelen ser los más intolerantes con los demás y los que fomentan sus propios odios en leyes y reglamentos.

Para los equidistantes que prefieren mirar hacia otro lado, poniéndose de lado ante las injusticias que están provocando esta falsa Igualdad que nos quieren vender, les propongo un breve ejercicio:

Si un heterosexual es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los heterosexuales, ¿cómo lo llamamos?

Si un ciudadano es agredido por personas extranjeras que no soportan (no aceptan u odian) a los españoles, ¿cómo lo llamamos?

Si un propietario de una vivienda es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los que tienen casa, ¿cómo lo llamamos?

Si un cristiano o un bahaí es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los cristianos o bahaíes ¿cómo lo llamamos?

Si un blanco es agredido por personas que no soportan (no aceptan u odian) a los blancos, ¿cómo lo llamamos?

Si un trabajador “esquirol” es agredido por un sindicalista en una huelga, ¿cómo lo llamamos?

Si un español es agredido por un independista vasco o catalán., ¿cómo lo llamamos?

Si un hombre es agredido por quien es o ha sido su pareja mujer, ¿cómo lo llamamos?

Si un homosexual es agredido por quien es o ha sido su pareja ¿cómo lo llamamos?

Si una madre ejerce violencia física o psíquica contra su hijo para hacer daño al padre ¿cómo lo llamamos?

Es difícil responder a estas preguntas, porque se ha naturalizado la existencia de víctimas de primera y de segunda. Prescindibles e imprescindibles.

Todo ello para justificar políticamente la anulación de facto del artículo 14 de la Constitución Española como bandera de un nuevo “orden social”.

Cuando la libertad, el pluralismo de ideas, la dignidad de muchos seres humanos conciudadanos, el pensamiento democrático y el mismo Estado de Derecho están en peligro, es cuando hay que ser más radical en su defensa.

Millones de personas perdieron o se jugaron la vida por defender estos ideales.

Y todo para lograr una mejor y pacífica convivencia.

Porque la violencia no tiene ni raza, ni edad, ni credo, ni sexo, ni orientación sexual o identidad de género, etc. La violencia es violencia, la ejerza quien la ejerza y debe ser rechazada en cualquier caso o circunstancia.

Porque si das más valor a una víctima que a otra, has renunciado a tu propia dignidad humana.

Y en ningún caso podrás autodefinirte como demócrata.

«‘¿Qué son esos suspiros, gritos y llantos que retumban el en aire sin estrellas?’,  y éste le responde que ‘vienen del Antiinfierno, donde son castigadas las tristes almas que vivieron sin infamia y sin honor. Son los ignavos, almas que en vida no hicieron ni el bien ni el mal, por su elección de cobardía'».

Dante – La Divina Comedia. 

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