El Gobierno remite a la Audiencia Nacional la petición de prohibición de marcha en favor del etarra Henri Parot
El terrorista Henri Parot es uno de los más sanguinarios asesinos de la banda terrorista ETA. La red ciudadana Sare y el colectivo Elkartasun Eguna en Arrasate (Guipuzcoa) han organizado una "marcha solidaria" en su apoyo para el próximo 18 de septiembre, a lo que se opone la Fundación Villacisneros.

El Gobierno remite a la Audiencia Nacional la petición de prohibición de marcha en favor del etarra Henri Parot

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07/8/2021 06:47
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Actualizado: 07/8/2021 06:47
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El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, ha remitido al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Jesús Alonso, la petición que había registrado la Fundación Villacisneros ante esta institución para que se prohíba la «marcha solidaria» en favor del miembro de ETA Henri Parot. 

Dicha marcha ha sido convocada por la red ciudadana Sare y el colectivo Elkartasun Eguna en Arrasate (Guipuzcoa), ambos de la órbita separatista vasca, para el próximo 18 de septiembre.

En un comunicado la Fundación dio a conocer ayer la respuesta que recibió por parte de la Delegación del Gobierno en Euskadi acerca de su petición.

Además de al delegado del Gobierno, también envió sendas cartas, en el mismo sentido, a la alcaldesa de Mondragón, María Ubarrechena, y al consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, para que, «en uso de las facultades que les confieren las leyes de víctimas, impidan esta nueva humillación a las víctimas del terrorismo».

PAROT, UNO DE LOS TERRORISTAS CON MÁS MUERTOS A SUS ESPALDAS

El etarra francés, Henri Parot, formó parte del comando terrorista Argala. Cometió su primer asesinato el 2 de noviembre de 1978 en Irún, cuando él y Jean-Pierre Erremundeguy dispararon a bocajarro sobre el industrial José Legasa, que se había negado a pagar el impuesto revolucionario.

Este comando perpetró veintidós atentados en los que murieron asesinadas 38 personas y resultaron heridas más de doscientas, sobre todo militares y guardias civiles.

Incluyendo atentados como el asesinato del general Guillermo Quintana Lacaci; Parot fue el asesino material. Le acompañó  el también terrorista Lasa Mitxelena, quien condujo el Renault 18 de color blanco en el que perpetraron dicho asesinato.

O la voladura de la casa cuartel de Zaragoza el 11 de diciembre de 1987 donde causó 11 muertos (entre ellos cinco niñas).

En el atentado a la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, Henri Parot asesinó a 11 personas, 5 de ellos niños.

El 2 de abril de 1990 fue detenido en Sevilla cuando conducía un coche cargado de explosivos con el que pretendía volar la Jefatura de Policía. Ocurrió cuando intentó sobrepasar un control rutinario de la Guardia Civil con cuyos agentes sostuvo un tiroteo en el que hirió a dos de ellos.

A Parot le imputaron 82 asesinatos. Le supusieron 26 sentencias condenatorias con las que sumó casi 4800 años de prisión.

Según la Fundación Villacisneros en la marcha convocada para el 18 de septiembre, de 31 kilómetros, se denunciará «los 31 años que el terrorista lleva en prisión». Y los participantes «se irán pasando un testigo para mostrar su apoyo a Parot y denunciar la política penitenciaria».

A su entender, «resulta indignante que con absoluta normalidad la sociedad vasca asuma indiferente un acto tan vergonzoso y humillante como este«.

«Un acto que no solo ofende la memoria de las víctimas del terrorismo, sino que debiera indignar a cualquier persona con un mínimo de dignidad», ha incidido.

INCONCEBIBLE UNA MARCHA DE SOLIDARIDAD PARA UN ASESINO SANGUINARIO

A juicio de esta Fundación, es «inconcebible que, en una democracia como la española» las instituciones «asistan impasibles a una marcha de solidaridad con un asesino sanguinario que ha acabado con la vida de 39 personas».

«Si las autoridades no toman la iniciativa para atajar estos actos humillantes, debe ser la sociedad civil quien reclame su actuación».

En todo caso, ha asegurado que lo hará «siempre en defensa de las leyes que amparan la dignidad y el respeto a las víctimas del terrorismo».

Para la Fundación, «el hecho de que estos actos, que dejan de ser genéricos a favor de los presos, para mostrarse solidarios con el mayor asesino de la banda terrorista, lleva a pensar que algo se está haciendo muy mal por parte de las instituciones vascas».

«No solo porque no los atajen como es su obligación legal, sino por el hecho de que la sociedad los acepte como si no pasara nada», ha añadido.

Para la Fundación, «está fallando el sistema educativo, pero también la pedagogía que un gobierno democrático debe hacer para, además de evitar su celebración, conseguir que la sociedad los repudie».

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