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Países bálticos: El temor latente al viejo dicho «cuando las barbas de tu vecino veas cortar…»

Países bálticos: El temor latente al viejo dicho «cuando las barbas de tu vecino veas cortar…»
Manuel Álvarez de Mon, abogados, exmagistrado y ex fiscal, buen conocedor de los países bálticos, analiza los temores fundados en esos países sobre una posible invasión de Rusia, como le ha sucedido a Ucrania.
25/2/2022 06:47
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Actualizado: 25/2/2022 09:42
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A consecuencia de la invasión rusa de Ucrania se refleja en algunos medios el temor suscitado en Estonia, Letonia y Lituania, los tres países bálticos que formaron parte de la Unión Soviética hasta su implosión, en 1991, al solicitar el refuerzo defensivo de la OTAN, alarmados ante de la invasión de Ucrania.

Su alarma es lógica. Porque fueron ocupados por la URSS en 1940, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y durante 51 años formaron parte de ella.

La Unión Soviética sometió brutalmente a los tres pequeños países.

Deportó a buena parte de su población a Siberia, y la sustituyó con grandes contingentes de población rusa, que allí se quedaron tras la desaparición de la URSS.

Como resultado de ello, en Estonia de su millón cuatrocientos mil habitantes, más de un tercio son de origen y habla rusa.

Concretamente, el 40 % de la población de la capital, Tallin, y el 90 % en Narva, la segunda ciudad del país y fronteriza con Rusia, separada por el río que le da nombre.

El 27 % de casi los 2 millones de habitantes de Letonia son, también, de origen ruso. Son mayoritarios al sudeste del país.

En Lituania, con 3 millones de habitantes, la población rusa es sensiblemente menor, un 7 %.

Siempre ha habido problemas de integración social con la minoritaria, pero importante comunidad rusa, por el no reconocimiento oficial de su idioma, pues sólo tienen tal carácter los propios de cada país: estonio, letonio y lituano, cuyo conocimiento es exigido para adquirir la nacionalidad.

Y, además, es vehicular en la enseñanza. Sin perjuicio de concesiones diferentes, en cada país para estudiar el ruso.

Estos problemas siempre han sido causa de tensión política con Rusia.

Ahora resurge el temor a lo que pueda hacer este poderoso país vecino.

Una de las disculpas de Vladimir Putin para invadir Ucrania es la pretendida protección de su población rusa, por una parte, y, por la otra, evitar que se incorpore a la OTAN.

Los tres países bálticos se incorporaron a la Organización del Tratado del Atlántico Norte en 2004.

Esta organización militar se rige por el principio de los tres mosqueteros, «todos para uno y uno para todos», contemplado en su Tratado.

Lo pueden invocar cualqur miembro que se sienta amenazado por un Estado o por una organización terrorista.

Sus 30 miembros inician consultar formales a petición del socio que lo ha solicitado.

LA OTAN, GARANTÍA DE LIBERTAD

Al igual que Estonia, Letonia y Lituania, Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumania, este estado del Báltico pertenece al «flanco oriental” de la alianza, que, por estos días, está siendo reforzado con cerca de 6.000 soldados estadounidenses, 1.000 británicos, 350 alemanes y uniformados de otros países.

Tras la invasión rusa de Ucrania, Lituania anunció que activaría el Artículo 4. El país limita con Bielorrusia, donde también hay tropas rusas.

Junto al artículo 4 hay que citar obligatoriamente el 5, que contempla el apoyo militar de toda la Alianza si alguno de sus miembros fuese atacado.

La única oportunidad en que se ha recurrido al Artículo 5° fue en enero de 2001, después de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Tras la invasión estadounidense de Afganistán, la OTAN desplegó una misión en ese país.

Para estos tres países bálticos la OTAN es garantía de subsistencia y libertad.

Estonia, desde 2004, acoge a la sede del Centro de Ciber Defensa de esta organización, el centro cibernético de la defensa, debido al potencial tecnológico de este país, impulsado durante el Gobierno del presidente Lennart Meri, que impulsó la tecnología, relacionándose con el mismo Bill Gates, durante una visita a los Estados Unidos.

Los tres países se integraron plenamente en la OTAN en 2004. Después, a la Unión Europea. Fue en 2007 y, con ello, al euro. Primero fue Estonia, en 2011 y después le siguieron Letonia y Lituania.

Así pues, pese a proceder de la antigua Unión Soviética, están integrados defensivamente con el resto de Europa y con Estados Unidos.

Incluso más que sus  países vecinos, Finlandia y Suecia, que permanecen al margen de la OTAN, pese, eso sí, a estar en la Unión Europea.

En 1989, Estonia, Letonia y Lituania, protagonizaron una manifestación histórica para atraer la opinión pública internacional sobre sus ansias de independencia de la Unión Soviética. Más de un millón y medio de personas de los tres países bálticos formaron una cadena humana de 600 kilómetros que pasaba por las tres capitales: Tallin, Riga y Vilna. Foto: Twitter.

En los países bálticos no se puede olvidar su historia. Los recuredos de siglos invadidos por los países vecinos, entre ellos la imperial Rusia zarista, hasta la Primera Guerra Mundial.

Y después la Rusia soviética, de cuyos horrores quedan ejemplos vivos, como es la prisión de Patarei, Tallín, que se conserva tal cual, con la visión de torturas visibles como exponer a gente desnuda al exterior de las ventanas, boca abajo,  ¡aún en los gelidos días de invierno.

Ya hubo temor en 2014, cuando  Rusia invadió la península de Crimea, en Ucrania.

Las relaciones entre estos países y Rusia se resintieron política y económicamente.

Actualmente los temores vuelven, pues la fe en los tratados es relativa.

De ahí que el viejo dicho «cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar» esté muy presente.

La historia así lo demuestra.

El tratado de Tartu de 1919 debía haber impedido una ocupación rusa de los países bálticos, pero esta se volvió a producir en 1940, con las consecuencias ya aludidas antes.

Esperemos que el Tratado OTAN funcione.

Porque como escribe Ernest Gombrich, «todos esperamos un mejor futuro. Debe ser mejor. ¿Ha venido este futuro?».

Lamentablemente no parece así. La ambición desmedida de algunos poderosos y diversos intereses económicos se ponen por encima de la paz y la necesidad de solidaridad entre los pueblos.

Por si fueran pocos los problemas derivados de la naturaleza, la egoísta conducta humana es, ha sido y será causa de las guerras y otras barbaridades como la explotación de uno hombres por otros.

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