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10 Claves sobre la salud mental de los abogados y el descanso
El autor de esta columna es socio director de Luis Romero Abogados y doctor en Derecho.
28/5/2023 06:30
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Actualizado: 28/5/2023 00:50
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En un mundo ideal, sin una administración de justicia paralizada, no haría falta escribir sobre la salud mental de los abogados. Pero hete aquí, que últimamente está de moda hablar y escribir sobre la salud mental de la abogacía.
1.- Las huelgas en justicia
No me extraña esa preocupación sobre la salud psíquica de los abogados, pues a los antiguos apuros e inconvenientes se añaden ahora las consecuencias de las huelgas dañinas de los LAJ y los funcionarios de justicia, que a veces nos hacen trasladarnos a cientos de kilómetros de distancia para después dar la media vuelta.
¡Es que los abogados y abogadas somos muy liberales y comprensivos!
2.- Los honorarios y los salarios
Oigo con preocupación cómo muchos abogados afirman que deben bajar sus minutas hasta los 200 o 300 € ¡Ojo, no la consulta! ¡La minuta! Porque dicen que hay mucha competencia, que se les van los clientes.
¿Qué clientes?
Y yo les digo: de diez casos que te lleguen, solicita en todos los honorarios que te mereces y si de los diez solo uno te contrata, date por satisfecho pues habrás cobrado lo mismo o más que por los diez casos rebajados juntos y solo trabajarás en uno y no en diez mal pagados.
En cuanto a los abogados que trabajan por cuenta ajena, algunos comentan que obtienen el salario mínimo o incluso menos, porque están como ”falsos autónomos”. Pues que no entren en el juego, ya que para algo son abogados: al primero que debe defender un abogado es a él mismo.
3.- Trabajar en las grandes firmas
Estrés, depresiones, ausencia de conciliación, jornadas interminables, brutal competencia, dimisiones, despidos… Estas son algunas de las quejas que oímos a compañeros que trabajan en algunas de las grandes firmas.
Sin perjuicio del mayor esfuerzo que hay que hacer en los inicios en cualquier empresa, hay unos derechos adquiridos por cualquier trabajador a los que no debe renunciarse pensando en que si se exigen podrían despedirnos.
Las horas extras deben retribuirse y hay que reclamar la conciliación, el respeto, el compañerismo, etc.
Además, en las grandes corporaciones es muy difícil que un abogado traslade los problemas físicos y psíquicos que sufre pues quizás tenga miedo a que ello pueda significar un obstáculo en su carrera profesional y un límite en los ascensos.
¡Hasta aquí hemos llegado!, me dijo un día mi vecina cordobesa cuando la vi acarreando maletas y me constató que se marchaba a su ciudad natal junto a otras dos paisanas empleadas en el mismo bufete, tras pasar penalidades durante un año en una gran firma de abogados, entrando a las 08.00 horas y regresando a las 20.00 horas del día sin que pareciese que existiese un después.
Si yo me levanto a las 06.30 y me acuesto a las 23.00 horas, llegando a las 20.00 horas a casa, y debo preparar la cena, ducharme, etc. ¿Cuándo descanso?¿Durante una hora? ¿Y cuándo hago deporte? ¿Y si estoy casado, tengo pareja, hijos? ¿Cuándo estoy con ellos? ¡Ah! ¿Y si también trabajo los sábados?
Verdaderamente, deberíamos reflexionar sobre las condiciones laborales que establecen algunos bufetes grandes y medianos, que no pueden tolerar todos los graduados y licenciados en derecho por mucho tiempo. Muchos no lo resisten.
4.- Los clientes
Debemos seleccionar bien a nuestros clientes, pues algunos pueden quitarnos el sueño, ya que cuando menos lo esperemos los tendremos hasta en la sopa. El pago de unos honorarios no significa nuestra sumisión más absoluta al imperio del cliente ¡No somos esclavos de ningún cliente! ¡No somos robots!
5.- Los plazos
Hoy es hoy. El día tiene 24 horas: la gestión del tiempo es fundamental. Quizás no deberíamos aceptar un caso en un momento de overbooking.
No tensemos la cuerda y si un día por la mañana nos encontramos mal y debemos descansar, lo primero es la salud. Pensemos en nosotros ¿De qué sirve intentar resistir si después caemos?
6.- Jueces y funcionarios malhumorados
El síndrome de Estocolmo también existe en la profesión de abogado y por ello observamos cómo hay compañeros que se dejan vejar por algunos funcionarios. Aún más, en algunos tribunales donde el abogado queda relegado a un muñeco de feria contra el que impactan las pelotas arrojadas contra él.
Por ello, cuando celebramos varios juicios seguidos con jueces educados, no estresados, consecuentes, respetuosos, nuestra actuación en sala no estará condicionada y/o mermada por actitudes más propias de los TOP (Tribunales de Orden Público, durante el régimen de Franco) o incluso de la Santa Inquisición.
7.- Trabajar desde la cama, hacer aguas en sala o posponer un entierro
Cuando veo que es noticia que un abogado de baja médica es obligado a terminar un recurso postrado en cama, que una abogada casi da a luz en un tribunal o que informado un letrado de la muerte de un familiar cercano, deba asistir a un juicio y posponer su asistencia al sepelio, no se trata ya del respeto que merece todo trabajador autónomo o por cuenta ajena, sino de decisiones tomadas por funcionarios con muy poca consideración y por tener una normativa que no defiende todos nuestros derechos.
8.- La misión
Todos tenemos una misión en la vida. Deberíamos reflexionar siempre sobre si estamos haciendo aquello con lo que habíamos soñado ¿Estamos cumpliendo nuestro sueño? ¿Nos estamos desviando? ¿Es sólo una estación hacia la meta? ¿Hemos elegido la ruta adecuada en el cruce de caminos?
9.- El océano azul
¡La competencia! ¡La brutal competencia! ¿Y qué hacemos nosotros para evitar que la competencia nos perjudique?¿Cómo neutralizamos los efectos de la competencia? ¿Continuamos en el océano rojo teñido de la sangre de la pesca masiva y brutal rodeados de otros barcos? ¿O nos arriesgamos a navegar algunas millas más lejos para obtener nuestra captura en un océano azul en el que estaremos casi solos?
Pensemos en cuál debe ser nuestra especialidad o subespecialidad, cuáles deben ser nuestros clientes objetivos ¿Ejercemos sólo en nuestra provincia o salimos fuera en busca de otros mercados? ¿Cobramos honorarios adecuados?
”Crear nuevos espacios de mercado donde la competencia sea irrelevante” (“La estrategia del océano azul”, W. Chan Kim, Renée Mauborgne, Editorial Profit)
Y así animaremos a muchos de los nuevos graduados en Derecho a que se pongan la toga y sean abogados, porque muchos sólo piensan en presentarse a unas oposiciones.
10.- ¿Quién nos cuida?
Cada abogado tiene sus propios métodos para relajarse y evadirse tras jornadas maratonianas, juicios interminables, múltiples llamadas telefónicas, «WhatsApp» y correos por doquier, días aciagos, etc.
Debemos cuidar nuestra salud en todos los aspectos: sueño, dieta, deporte, tranquilidad, etc.
¿Cuál es nuestra válvula de escape? ¿El deporte, la lectura, la escritura, el cine, los viajes, el campo, la playa, las cañas, la disco, el «paintball», el yoga, visitar museos, la caza, la pesca, pasear al perro?
Sin perjuicio de poder elegir varios de esos «hobbies» e incluso todos ¡Usted lo que necesita son unas buenas vacaciones!
Sólo nosotros podemos cuidarnos: no carguemos las culpas en el sistema, en los otros ¡Sí! ¡Yo soy yo y mis circunstancias! ¿Pero podemos hacer algo para cambiar esas circunstancias?
A veces, es tarde. Una mañana nos llama la esposa de un compañero y nos informa que nuestro amigo ha sufrido un ictus. Peor aún, cuando nos avisan para ir al tanatorio ¡Si yo lo vi ayer con la toga! Grandes abogados han muerto con la toga puesta.
¡Atención a los síntomas de alerta!
Hay que saber desconectar a tiempo.
Ensalcemos una de la profesiones más bonitas del mundo y dejemos de pensar negativamente en cuanto surja el primer problema. Seamos creativos, seamos valientes ¡Y cuidémonos!
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