Así es una guardia en el juzgado de violencia sobre la mujer con la magistrada Carmen Gámiz
Carmen Gámiz preparándose en Sala.

Así es una guardia en el juzgado de violencia sobre la mujer con la magistrada Carmen Gámiz

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22/9/2023 06:30
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Actualizado: 22/9/2023 09:35
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A 11 kilómetros de la Puerta del Sol, cerca de la parada de metro García Noblejas, Madrid, se encuentran los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer. Confilegal se ha trasladado hacia allí para conocer de primera mano cómo es el día a día en un turno de guardia.

Tras pasar los arcos de seguridad, nos recibe a las 9:30 la magistrada Carmen Gámiz para acudir a la primera planta, donde tiene su despacho. Con americana roja y un pin en la chaqueta de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, pues es miembro del Comité Nacional, nos explica antes de comenzar la mañana que todo lo que entra en el juzgado, intentan solucionarlo lo más rápido posible.

Al ser jueces instructores, dictan pocas sentencias, unas 20 al año. Y esto se produce cuando hay una conformidad, es decir, cuando el acusado se está de acuerdo con la pena que pide el Ministerio Fiscal y reconoce los hechos. El motivo es porque es difícil que los denunciados reconozcan los hechos.

Para el día de hoy hay programados 14 asuntos, 4 son juicios rápidos. Pero finalmente dos se han suspendido por la ausencia de un letrado y porque un menor no acudió a una exploración.

«Esto es una guardia tranquila», comenta. En la pasada tuvo 21 y llegaron a salir a las 20:30 de la noche, aunque no es algo aislado. Como anécdota, cuenta que en ocasiones ha llegado a terminar su jornada a las 23:00 horas. Hasta que no se acaba el último asunto, no se marcha a casa.

Sobreviven a esta carga de trabajo gracias al buen ambiente que hay entre todos. Les hace mantener un poco la cordura, no aturullarse y poder conciliar.

En las guardias, fuera togas

Tras bajar a Sala, es hora de comenzar, aunque eso sí, nadie lleva toga. «En las guardias no nos la ponemos, pero sí en otros juicios».

El día comienza con retraso, los implicados no han llegado, pero «en un juzgado de guardia siempre se espera si el abogado avisa, tenemos que estar aquí igualmente», comenta la magistrada.

Finalmente la primera víctima -que lleva con su pareja un año- entra a las 10:45, pero se retracta y se acoge a su derecho a no declarar. «Esto nos deja sin pruebas, a veces pasa y no podemos hacer nada, por lo que es un sobreseimiento provisional por falta de indicios», explica Gámiz.

Pasados tres minutos, que es lo que ha durado este asunto, la magistrada firma su libertad. En el caso de que hubiese habido testigos sí se hubiese podido hacer algo. Se les tendría que citar y se trasladaría como diligencias previas y no urgentes.

Dicta unas 20 al año entre juicios por delito leve, que eran los antiguos juicios de faltas, y las de conformidad.

Hasta que entra la siguiente víctima pasa más de media hora. “Estas esperas de tiempo muerto me matan”, comenta la fiscal.

En este rato, Gámiz explica a Confilegal la diferencia que hay respecto a la puntualidad con otros países como, por ejemplo, Francia.

Estuvo una vez allí y observó que a las 9:00 de la mañana todo el mundo estaba en Sala junto con sus letrados, y cuando la magistrada entraba, la gente se levantaba. «Todo era más ágil, tenía 30 asuntos y a las 12:00 acabó con todos, hay un respeto y una consideración». 

“El problema que hay aquí es la sociedad. Hoy en día los chicos jóvenes no saben comportarse, a los profesores les tratan como colegas, aquí te llegan a tutear y en un juzgado hay una formalidad y una seriedad».

Dicta una sentencia de conformidad

Y a las 11:30, tras esa pausa indeseada, entra por la puerta la siguiente víctima con rasgos visibles de maltrato. La mujer explica que tras llegar a casa de trabajar, tuvo una discusión con su marido por el programa de televisión. Delante de sus dos hijos – una de 20 y otro de 13- él se enfadó porque no quería cambiar de canal, la empujó y le dio un puñetazo. No era la primera vez que sucedía.

Él reconoce los hechos, pero declara que los niños no le hacen caso, que su mujer siempre está enfadada, que le dio sin querer y que tenía moratón porque su piel era muy sensible.

Sala del juzgado en la que se han llevado a cabo los 14 asuntos del día.

Y a pesar de que antes la magistrada ha comentado que es muy raro que se dicten sentencias, este caso se ha resuelto con una al haber llegado a una acuerdo entre las partes. Es condenado a 38 días de trabajos a la comunidad y no podrá acercarse a ella a menos de 500 metros -ni tampoco comunicarse- por un periodo de 8 meses.

Tras este juicio rápido, el resto de la mañana surge con normalidad, un caso detrás de otro. La mayoría son mujeres jóvenes.

Una chica cuenta cómo su expareja no asume que han dejado la relación, le llama 20 veces al día y se pone en contacto con ella por diversas redes sociales, llegando a acudir a su centro de trabajo. Otra explica cómo su ex la cogió del cuello y la empujó tras negarse a que la tocara.

Otra mujer, relata que su marido con el que lleva casada 15 años le abofeteó en un cumpleaños. Todas ellas pidieron una orden de protección que se les fue concedida. Sólo a una de ellas se la rechazaron al no haber indicios suficientes.

Otros servicios del juzgado

El día ha acabado, y cerca de la Sala, se encuentra la Oficina de Asistencia a Víctimas del Delito. Tienen como objetivo general prestar una asistencia integral, coordinada y especializada a las víctimas y dar respuesta a las necesidades específicas en el ámbito jurídico, psicológico y social. Son públicas y gratuitas.

Otro de los servicios gratuitos que se encuentra en el juzgado es la ‘Sala Diver’, un lugar con juegos y profesionales para que los niños de víctimas y testigos no tengan que entrar a Sala si no tienen con quien dejarlos.

Sala diver, un lugar para que los niños puedan distraerse mientras sus padres están en Sala.

La sala habilitada para ello está decorada con todo tipo de detalles. En las paredes no queda ni un hueco libre, están recubiertas por murales de gran tamaño llenos de colores. Además, cuenta con una pizarra, un parque de bolas, peluches, juegos de mesa adaptados a todas las edades, un scalextric y un microondas para aquellos menores que pasan horas y necesitan comer.

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