José María Alonso durante su intervención, en la que agradeció el retrato y en la que pronunció estas palabras. Foto: Confilegal.
José María Alonso: «Como abogado, no he visto, desde la Transición, un momento tan oscuro como el que estamos viviendo»
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14/12/2023 01:32
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Actualizado: 14/12/2023 08:06
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Fue el día y la tarde de José María Alonso Puig. Ayer. Un momento para su historia personal. Una ceremonia en la que el Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM), que dirigió como decano entre 2018 y 2023, le agasajó como se merecía con la presentación de su cuadro oficial, como mandan los cánones desde 1854. Una pieza hiper realista, obra del talento del pinto José Mosquera.
Podía haber evitado pronunciarse sobre el tiempo que nos está tocando vivir, con la promulgación del proyecto de ley de amnistía en el Congreso de los Diputados, que está dividiendo a España en dos bandos, con unos graves tintes «guerracivilistas».
Su sucesor, el decano Eugenio Ribón, le había dirigido previamente las palabras más bellas que puede escuchar una persona de su trayectoria: «Primer centinela del estado de derecho», «un faro de valore, y de aprendizaje», «persona de profundos principios», «inspiración constante», «dirigió un decanato en los momentos más difíciles, con una pandemia, primero, y luego con Filomena. Y siempre estuvo al pie del cañón», «abrió la brecha de la dignificación del turno de oficio»…
Previamente había recibido el nombramiento de colegiado de honor, y la consiguiente medalla, de manos del decano y de la vicedecana, Isabel Winkels. en un evento que reunió a su familia, a sus amigos, entre los que se encontraban los socios directores de los principales bufetes de España, en la sede del ICAM.
Lo que hizo «petar» el patio principal interior del Colegio.
Alonso no tenía ninguna necesidad de decir lo que dijo. Pero lo hizo. Le salió de lo más profundo del corazón.
«Como abogado no he visto, desde la Transición, un momento tan oscuro como el que estamos viviendo», afirmó con toda sinceridad.
Recordó que, a sus espaldas, llevaba 45 años de ejercicio de la profesión. 45 años de memoria clara y nítida. Lo que le indujo a la reflexión ante los presentes, entre los que se encontraban dos de sus antecesores, Luis Martí MIngarro y Sonia Gumper. También Victoria Ortega, la presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, su amigo Antonio Garrigues Walker, esta vez con corbata.
«Vivimos momentos en los que se retuerce el sentido de nuestra Constitución. Donde el Ejecutivo se apodera y controla las instituciones. Donde se rompe la igualdad de todos los españoles ante la ley al socaire de una presunta convivencia«, añadió.
ALONSO: «NO PUEDO OBVIAR LOS INSULTOS CONTRA PABLO LLARENA, CONTRA MANUEL MARCHENA O CONTRA MANUEL GARCÍA CASTELLÓN»
Y en clara referencia a las palabras pronunciadas el día anterior por la portavoz del grupo separatista catalán Junts en el Congreso de los Diputados, Miriam Nogueras, señalando a varios magistrados, por su nombre, como responsables de una supuesta prevaricación por aplicar la ley cuando intentaron separar a Cataluña de España en 2017, Alonso contestó con contundencia.
Rompiendo una lanza a favor de los jueces.
«No puedo obviar los insultos contra Pablo Llarena, contra Manuel Marchena o contra Manuel García Castellón, que está aquí, y que tienen que sufrir todos los días la injuria de gente que, de verdad, no se rige por los principios sanos en los que todos nos hemos regido«, dijo Alonso.
Lo que le condujo a alabar el «Fuenteovejuna» pronunciado desde su Colegio. Con su histórica declaración de defensa del estado de derecho democrático. Con su decano y su Junta de Gobierno a la cabeza.
Y también desde los grandes despachos de abogados, que se adhirieron después, contra el acuerdo suscrito por el PSOE y con Junts, cuya consecuencia es la ley de amnistía para todos los separatistas, condenados y por juzgar todavía.
«La abogacía es más necesaria que nunca. Es más necesaria para la defensa del derecho y la lucha contra la arbitrariedad. Y por eso, querido Eugenio, aplaudo el manifiesto que hicisteis en el Colegio«, señaló.
Después, dirigiéndose expresamente a los socios directores de los grandes despachos allí presentes, añadió: «Aplaudo de verdad a los despachos que habéis suscrito ese manifiesto«.
Alonso hizo patente a todos los que le estaban escuchando con detenimiento la excepcionalidad de dicha decisión y cómo valoraba el paso que habían dado:
«Sé, de verdad, porque he estado en ellos, lo difícil que os resulta a los despachos hacer manifestaciones públicas. Todos os unisteis en defensa del Estado de Derecho», dijo.
Y concluyó, visiblemente emocionado: «Por ello, me siento profundamente orgulloso de estar en esta institución. De ser parte de su historia. Y de que mi retrato cuelgue de una institución tan excelsa».
Lo que provocó una ovación extensa e intensa. Todos los presentes se sintieron identificados con cada una de esas palabras.
Lo dicho, el actual presidente de CIAM-CIAR, la principal institución de arbitraje de habla hispana, no tenía ninguna necesidad de decir lo que dijo en su acto. Allí estaba escuchándole también su vicepresidente, Javier Íscar.
Pero todos los que conocen bien a José María Alonso sabían que lo haría. Porque es su forma de ser. Jamás ha rehuido los problemas. Siempre les ha hecho frente.
Ayer no fue una excepción. No defraudó a nadie.
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