Las consecuencias psicológicas tras sufrir un caso de acoso se observan en un 80% de las víctimas, y debe contemplarse en los tribunales. Foto: Confilegal
Trastorno de estrés postraumático, depresión o ansiedad: los daños psicológicos en casos judiciales de acoso
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16/10/2024 05:36
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Actualizado: 16/10/2024 00:51
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Tras sufrir acoso, ya sea sexual, laboral o de otra índole, las consecuencias no siempre son sencillas de paliar. Especialmente, en el terreno de los daños psicológicos de la víctima. Una realidad que no sólo afecta a la salud mental de quien lo ha sufrido, sino que también debe verse reflejada ante los tribunales.
Hasta 591 víctimas de acoso han intervenido en una investigación, publicada por la revista europea de Psicotraumatología, en la que el resultado es claro. El acoso trae consigo fuertes consecuencias en la salud mental de aquellos que lo sufren.
En concreto, tal y como pone de manifiesto el especialista en contrapericiales y docente de Máster de Psicología Forense de UNIR, Miguel Pérez Urzay, «aproximadamente el 80% de las víctimas presentan síntomas indicativos de un trastorno diagnosticable, como trastorno de estrés postraumático, depresión o ansiedad».
«Las víctimas que sufren múltiples comportamientos de acoso muestran mayores niveles de depresión, ansiedad y somatización», destaca el informe. Algo que se agrava en el caso de que sea acoso por parte de una expareja. Y es que el daño psicológico es peor que en casos en los que el acoso viene producido por otros conocidos o extraños.
Una realidad que, sin embargo, no siempre es valorada en los tribunales, según el experto.
«La experiencia nos dice que muchas veces no se objetivan adecuadamente la presencia de lesiones psicológicas. Y ello provoca que la víctima perciba una menor reparación económica, y viva el proceso con una intensa sensación de injusticia, por no ver reconocidas sus secuelas», explica Pérez Urzay.
Los daños psicológicos del acoso pueden provocar sensación de injusticia
Una realidad ante la que, para el experto forense, es necesario que sean los propios abogados los que, en el proceso judicial, estén especialmente atentos a las consecuencias de este acoso en sus clientes.
En primer lugar, conociendo cuáles son los principales síntomas asociados a una situación de acoso. «Son los síntomas ansiosos, depresivos o trastorno de estrés postraumático».
Seguidamente, el profesional de la abogacía puede actuar hasta en tres campos con su cliente. «A nivel terapéutico, derivarle para que tenga atención profesional. A nivel judicial, es conveniente que se valore el daño psicológico que sufre esta persona. Y, en trato personal, en el día a día, tener una actitud de escucha activa. No intentar racionalizar o debatir los pensamientos o sentimientos que tiene. No quitarles importancia».
«En la gran mayoría de ocasiones, no se valora ni se objetiva adecuadamente el daño psicológico de estas situaciones», lamenta Pérez Urzay en el campo judicial. Ello, debido a que «se recurre poco a los informes periciales». Y es que, en gran parte de los casos, «se usan informes clínicos, terapéuticos, pero que no tienen valor pericial porque no tienen nexo de causalidad. Tampoco descartan la presencia de simulación, esencial en estos casos».
Y es que los informes periciales son capaces de detectar, no sólo casos simulados de daños psicológicos, sino también el grado de los mismos, de haberlos. Ello, gracias a un exhaustivo trabajo.
«Lo que se hace es mantener una serie de entrevistas clínico-forenses. Se valora la sintomatología, la situación de acoso que ha vivido, si la persona puede estar simulando sintomatología. También se aplican pruebas psicométricas; test específicos forenses que objetivan el estado emocional de la persona. Y por último, se examina toda la documentación y pruebas de la situación de acoso. Con ello se establece un nexo de causalidad entre el acoso y el daño psicológico», explica el experto.
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