Entrevista | Encarnación Muñoz, psicóloga forense: «El entorno familiar y social juega un papel crucial en los procesos de radicalización»
Encarnación Muñoz López es psicóloga forense del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de órganos con Jurisdicción Estatal, en esta entrevista habla sobre la radicalización. Foto cedida.

Entrevista | Encarnación Muñoz, psicóloga forense: «El entorno familiar y social juega un papel crucial en los procesos de radicalización»

|
09/12/2024 05:35
|
Actualizado: 08/12/2024 14:55
|

La radicalización de los jóvenes en España es un fenómeno preocupante que ha captado la atención de la sociedad y las autoridades en los últimos años. Este proceso, impulsado por factores como la exclusión social, la falta de oportunidades económicas y el acceso indiscriminado a contenidos extremistas en internet, conduce a algunos jóvenes a adoptar ideologías extremas, ya sea de carácter político, religioso o social.

Encarnación Muñoz López es psicóloga forense del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de órganos con Jurisdicción Estatal. Y, en esta entrevista en Confilegal, aborda este asunto.

La profesional explica cómo se puede prevenir, el papel que desempeña su especialidad en los juicios y la manera en la que ha evolucionado esta situación durante los años, entre otras cosas.

¿Qué entendemos por radicalización juvenil y cómo se puede prevenir?

La radicalización violenta juvenil es un proceso preocupante y complejo que se caracteriza por la adopción de ideologías extremistas que legitiman la violencia como herramienta para alcanzar sus objetivos. Esta transformación, lejos de ser repentina, es un proceso progresivo moldeado por factores psicológicos, sociales y contextuales que, en algunos casos, puede desembocar en la participación en actos violentos o terroristas.

Prevenir la radicalización violenta requiere un enfoque integral que abarque diversos ámbitos. Familias, centros educativos y organizaciones comunitarias deben colaborar para detectar tempranamente a los jóvenes en riesgo y brindarles el apoyo necesario.

Para ello, es fundamental que estos actores estén capacitados para identificar las señales de alerta y los factores de riesgo asociados a la radicalización.

Afrontar este complejo desafío requiere un esfuerzo conjunto de la sociedad, que incluya el fortalecimiento de la cohesión social mediante la lucha contra la discriminación y la marginación; la promoción del pensamiento crítico y la alfabetización mediática; y la colaboración con plataformas digitales para contrarrestar la propaganda extremista online con narrativas que fomenten la tolerancia y la convivencia pacífica. El compromiso a largo plazo es fundamental.

¿Cuál es su papel en un juicio?

En la jurisdicción de menores, los psicólogos forenses formamos parte de los equipos técnicos multidisciplinares que intervienen a lo largo de todo el procedimiento judicial. Si bien la ley establece varias funciones para los equipos técnicos, nuestra función principal es el asesoramiento a jueces y fiscales.

Esta asesoría se materializa mediante la elaboración de un informe sobre el menor, que abarca su situación psicológica, educativa, familiar y social, así como cualquier otra circunstancia relevante.

La radicalización en jóvenes no se debe a una única causa, sino a la compleja interacción entre las características del individuo y su entorno

Este informe es clave para comprender la conducta infractora, identificando las necesidades criminógenas y los factores de riesgo y de protección, con el fin de orientar la adopción de la medida educativa más adecuada de las previstas en la ley.

¿Cuáles son los factores psicológicos más comunes que contribuyen a la radicalización de los jóvenes?

La radicalización en jóvenes no se debe a una única causa, sino a la compleja interacción entre las características del individuo y su entorno. Numerosas variables, incluyendo factores de riesgo y de protección, entran en juego, y la forma en que se combinan es crucial para entender las trayectorias individuales.

A pesar del creciente interés en este fenómeno, aún sabemos relativamente poco sobre cómo estos factores contribuyen a la radicalización.

Diversos factores pueden influir, desde necesidades no cubiertas (falta de pertenencia, búsqueda de significado personal), la percepción de injusticia o discriminación (real o percibida), hasta una visión negativa de la sociedad, incertidumbre, baja autoestima, carencias emocionales, falta de empatía o pensamiento crítico, e incluso la influencia del grupo de iguales.

También existen factores de protección, como un fuerte apoyo social, la resiliencia, la identidad positiva, los vínculos familiares fuertes, la participación en actividades prosociales o la capacidad de analizar información críticamente, que pueden mitigar el riesgo. Avanzar en el conocimiento de estos factores y de cómo interactúan es esencial para desarrollar estrategias de prevención e intervención más efectivas.

¿Existen perfiles psicológicos concretos que puedan indicar una mayor vulnerabilidad a la radicalización? ¿Cómo se identifican?

No existe un perfil psicológico único o concreto que indique una mayor vulnerabilidad a la radicalización.

La experiencia muestra una gran diversidad de perfiles en individuos radicalizados, lo que subraya la importancia de considerar la interacción de múltiples factores en cada caso, en el contexto individual y social de cada persona.

¿Qué papel juega el entorno familiar y social en estos casos? ¿La ideología también tiene algo que ver?

El entorno familiar y social juega un papel crucial en los procesos de radicalización. La familia es el primer contexto de socialización, donde se transmiten valores, creencias y formas de interpretar el mundo. Un ambiente familiar disfuncional puede crear un terreno fértil para la vulnerabilidad.

El entorno social y las relaciones interpersonales también ejercen una influencia significativa, ya que, por lo general, el proceso de radicalización se da en el seno de un grupo, ya sea de forma real o percibida. El grupo sirve para cubrir las necesidades de aceptación y de afiliación, y valida la ideología y la narrativa extremista.

Un ambiente familiar disfuncional puede crear un terreno fértil para la vulnerabilidad.

Las ideologías extremistas se aprovechan de esta necesidad humana de significado, construyendo narrativas que fomentan la percepción de agravios y victimización. Se presentan como víctimas de un enemigo externo, de una injusticia que debe ser corregida.

Estas narrativas simplifican la realidad, dividiendo el mundo en «buenos» y «malos», «nosotros» y «ellos», justificando la violencia contra los «enemigos» y prometiendo una solución a las injusticias percibidas.

¿De qué forma colaboran con otros profesionales como policías o abogados?

Por lo general, nuestra colaboración con profesionales como policías y abogados es puntual. Sin embargo, con otros profesionales, por ejemplo, del entorno educativo, servicios sociales, salud mental, sí es habitual.

¿Ha evolucionado la forma de radicalizarse? Ello en el sentido de que antes no había redes sociales y ahora sí.

La forma de radicalizarse ha evolucionado drásticamente. Hace solo unos años, la radicalización ocurría principalmente a través del contacto directo con personas del entorno cercano: familiares, amigos, vecinos, parejas u otros conocidos; la radicalización solía ser un proceso más localizado.

Sin embargo, en la actualidad, esto ha cambiado y la mayoría se radicaliza en el entorno «online».

Ahora, la radicalización puede ocurrir de forma remota, a través de plataformas «online», foros y grupos de chat. Esto permite a los individuos acceder a una gran cantidad de contenido extremista, conectarse con personas de ideas afines en cualquier parte del mundo y participar en comunidades virtuales que refuerzan sus creencias.

La mayoría se radicaliza en el entorno «online».

¿Cómo evoluciona la salud mental de una persona que ha decidido salir de un grupo violento?

La desvinculación es un camino largo y complejo, no lineal y variable. No se trata simplemente de «salir» del grupo, sino de reconstruir la identidad, las relaciones y la propia vida.

Conlleva el cese del contacto con personas radicalizadas, el desarrollo de nuevas relaciones, la participación en actividades que lo alejan del entorno extremista y la adopción de nuevas rutinas y hábitos.

La evolución de la salud mental tras la desvinculación de un grupo violento dependerá de las necesidades psicológicas individuales y de otros factores, como el apoyo social, el acceso a recursos (programas de desvinculación/desradicalización, terapia…), el contexto socioeconómico, la motivación personal, etc.

Noticias Relacionadas:
Lo último en Profesionales