La ONG Transport & Environment denuncia el fraude en los aceites de cocina usados como biocombustibles en Europa
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15/12/2024 21:07
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Actualizado: 15/12/2024 21:09
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La ONG Transport & Environment (T&E) ha puesto en el centro del debate una de las prácticas menos conocidas pero más preocupantes en el ámbito de las energías renovables: el fraude en los aceites de cocina usados (UCO o used cooking oil, en inglés), convertidos en biocombustibles.
Según un informe reciente, gran parte de este mercado, que representa más de un tercio del consumo de biocombustibles en Europa, está plagado de irregularidades que podrían calificarse como un claro ejemplo de «greenwashing».
Así lo afirma en su informe «Used Cooking Oil: The Certified Unknown« (Aceite de cocina usado: El certificado desconcido), que acaba de ver la luz y que lleva como subtítulo «Una mirada en profundidad a la certificación de biocombustibles y al fraude de aceites de cocina usados».
Un caso de «greenwashing»
El término «greenwashing» se refiere a la práctica de aparentar sostenibilidad mediante estrategias de marketing o certificaciones engañosas. En el caso del UCO, el problema radica en la falsificación de su origen sostenible.
Aunque se presenta como un residuo reciclado y respetuoso con el medio ambiente, el informe de T&E revela que una porción significativa de estos aceites podría estar adulterada con aceites vírgenes, como el de palma, o incluso provenir de fuentes completamente inventadas.
Esta estrategia permite que empresas y actores en la cadena de suministro se beneficien de subsidios y precios elevados en el mercado bajo la apariencia de sostenibilidad, mientras socavan los objetivos ambientales que la Unión Europea pretende alcanzar con sus políticas de energías renovables.
La certificación: un sistema que está roto
Los sistemas de certificación global, como el International Sustainability & Carbon Certification (ISCC), creados para garantizar la sostenibilidad y la trazabilidad en la producción, el procesamiento y el uso de materiales, particularmente en las industrias de los biocombustibles, la bioeconomía y la economía circular, se basan en auditorías de documentación y no en pruebas físicas de los biocombustibles.
Esto significa que el cumplimiento de los estándares de sostenibilidad depende, en gran medida, de la honestidad de los operadores a lo largo de la cadena de suministro, un enfoque vulnerable al fraude.
T&E denuncia que solo un 9% de los puntos de origen del UCO en los principales países exportadores (China, Malasia e Indonesia) han sido auditados de manera presencial.
En los casos restantes, se ha utilizado como método de verificación una simple llamada telefónica o correo electrónico, abriendo la puerta a la falsificación de datos y al inflado de cifras sobre la cantidad de aceite reciclado disponible.
Ejemplos de fraude: del restaurante ficticio al etiquetado múltiple
El informe detalla varios escenarios de fraude en los que el «greenwashing» es evidente: En restaurantes inexistentes; muchas empresas incluyen puntos de origen ficticios en sus declaraciones para justificar grandes volúmenes de aceite usado recolectado.
En certificaciones duplicadas; lotes de biocombustibles son registrados varias veces bajo diferentes esquemas para maximizar beneficios económicos. Y en adulteración con aceites vírgenes; los aceites reciclados son mezclados con aceites de palma u otros productos no sostenibles, simulando ser completamente reciclados.
Estas prácticas no solo afectan la transparencia del mercado, sino que también permiten la entrada de aceites insostenibles, como el de palma, a pesar de las restricciones impuestas por la Unión Europea para combatir la deforestación.
Greenwashing disfrazado de energía renovable
Lo más preocupante es que estos biocombustibles fraudulentos cuentan con el respaldo de certificaciones oficiales, lo que crea una falsa sensación de sostenibilidad.
Este es el núcleo del «greenwashing»: productos que se venden como ecológicos pero que, en realidad, perpetúan el daño ambiental.
En palabras de T&E, esto convierte al actual sistema de certificación en un aliado involuntario del fraude, al no garantizar que los aceites usados sean realmente reciclados ni que su producción no implique consecuencias negativas para el medio ambiente.
Recomendaciones para frenar el fraude
La ONG T&E propone medidas concretas para abordar esta problemática: 1. Suspensión las importaciones de biocombustibles difíciles de certificar; 2.- Reformar la regulación para excluir estos biocombustibles de de los objetivos de energías renovables; 3.- Establecer unidades de investigación sobre el fraude y procedimientos de quejas formales para mejorar la supervisión; y 4.- Priorizar el reciclaje doméstico y el uso de fuentes locales para reducir la dependencia de cadenas de suministro vulnerables al fraude.
El informe de T&E no solo expone las fallas del sistema, sino que también lanza una advertencia sobre las implicaciones éticas y ambientales del «greenwashing».
De acuerdo con un reciente informe elaborado por KPMG, titulado «The Challenge of Greenwashing: An International Regulatory Overview» (El desafío del greenwashing: una visión general de la regulación internacional), entre 2022 y 2023 las acusaciones de «greenwashing» aumentaron un 21,1 %.
Sectores como moda, energía y servicios financieros lideran los incidentes, impulsados por consumidores y ONG que exigen transparencia ambiental.
Este incremento refleja mayor vigilancia y presión regulatoria, pero también un cambio en las estrategias corporativas: el «greenhushing», donde empresas evitan declaraciones ambientales para no ser señaladas.
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