El magistrado de la causa, José Manuel Fernández-Prieto intervino para recalcar a las partes que la seleccionadora nacional, Montse Tomé, comparecía como testigo y no como acusada. En la imagen respondiend a las preguntas de la fiscal, Marta Durántez. Foto: AN.
La seleccionadora nacional no convocó a Jenni Hermoso tras el beso de Rubiales porque no estaba en condiciones
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11/2/2025 05:35
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Actualizado: 10/2/2025 23:56
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La seleccionadora del equipo femenino de fútbol, Montse Tomé, declaró ayer en el juicio contra Luis Rubiales por el beso que le dio a Jenni Hermoso que no convocó a la jugadora tras aquel episodio debido a «motivos deportivos» y a la «presión mediática» que la jugadora enfrentaba en ese momento.
Tomé dejó claro que no se trató de un castigo, sino de una evaluación técnica. «Desde mi punto de vista, Jennifer no estaba en las condiciones deportivas adecuadas para jugar los partidos posteriores al Mundial de Sidney», señaló.
Hermoso había sido reconocida como la segunda mejor jugadora del torneo, pero según la seleccionadora, su estado físico no era el óptimo tras el campeonato.
Además, Tomé aseguró que su decisión fue completamente autónoma y que ni Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol, ni Jorge Vilda, su antecesor en el cargo, influyeron en ella. «No tenía relación con ellos en ese momento», afirmó.
En su declaración, la entrenadora explicó que Hermoso no había tenido suficiente entrenamiento con su club y solo había jugado dos partidos tras el Mundial, sumando apenas 10 minutos en total.
También reconoció que la difícil situación que vivió la jugadora influyó en su decisión. «La presión mediática que soportó hizo que tomara esa decisión como seleccionadora», declaró, insistiendo en que en ese momento había otras futbolistas en mejores condiciones para competir.
Momentos tensos en el juicio
Durante su testimonio, la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, competente en este caso, Marta Durántez le pidió que aclarara si la exclusión de Hermoso fue por razones deportivas o anímicas.
«Todo influyó en el rendimiento deportivo», respondió Tomé.
También explicó cómo vivió el momento del beso que Rubiales le dio a Hermoso en la ceremonia de entrega de medallas. «No era consciente de la magnitud de la situación. No lo viví en primera persona ni participé en ninguna conversación sobre ello. No presencié el beso y tampoco hablé con Jennifer al respecto», aseguró.
Tomé, que fue la segunda entrenadora de Vilda durante el Mundial, recordó que se incorporó a la Federación en 2018. Al preguntarle quién era el presidente en ese momento, dudó: «No lo sé con certeza. Entré en la Federación de la mano de Jorge Vilda».
El juicio tuvo momentos de tensión, con algunos intercambios entre el juez José Manuel Fernández-Prieto y los abogados.
En un momento dado, el magistrado intervino para recalcar que Tomé comparecía como testigo y no como acusada. «No estamos enjuiciando a la testigo. Esto ocurrió después del Mundial. Convocó o no convocó, pero no es la acusada en este caso», señaló, calificando algunas partes del testimonio como «insulsas».
Uno de los momentos más tensos se dio cuando la abogada de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) interrogó a Tomé sobre si Hermoso sufrió acoso. El juez interrumpió: «Está insistiendo demasiado en el tema. ¿Qué quiere?, ¿que le forcemos a decir lo que usted quiere?».
Testimonios sobre la celebración en Ibiza
También declaró como testigo Salvador Losa, conseller de Deportes de las Islas Baleares, a petición de la defensa de Rubén Rivera, quien fue director de Marketing de la Federación.
Losa explicó que contactó con Rivera para felicitarle y ofrecerle Ibiza como destino para que las jugadoras pudieran celebrar su triunfo. Dejó claro que todas las celebraciones estaban previstas independientemente del beso de Rubiales y sus consecuencias.
Según su testimonio, vio por primera vez a las jugadoras en un breve encuentro tras su llegada a la isla, cuando estaban cansadas después del viaje. «Durante la comida, yo estaba ocupado organizando el evento», comentó, asegurando que no vio a Rivera acercarse a Hermoso.
Losa explicó que saludó a las jugadoras de manera general porque no las conocía personalmente. «Venían con ropa de calle, gafas de sol y acompañantes, así que mi felicitación fue genérica», afirmó.
En este juicio, Rivera, Jorge Vilda y el exdirector de la Selección masculina, Albert Luque, enfrentan penas de un año y medio de prisión por presuntas coacciones a Hermoso. Rubiales, por su parte, afronta una pena mayor: dos años y seis meses de cárcel por coacciones y agresión sexual.
La última testigo de la jornada fue Alejandra Hernández, esposa de Rubén Rivera, quien explicó que estuvo en el viaje a Ibiza porque su familia estaba de vacaciones allí.
Según su relato, Rivera le pidió ayuda para atender las necesidades de las jugadoras. «Me encargué de conseguir productos de higiene íntima y bañadores. También me aseguré de que los invitados respetaran su descanso y recogí material para que lo firmaran más tarde», contó.
Aseguró que su marido estuvo ocupado todo el tiempo organizando la estancia de las jugadoras y que nunca lo vio acercarse a Hermoso.
El juicio se reanudará hoy a las 10:00 horas con la declaración de varios peritos y de los acusados.
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