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Opinión | «El sambenito digital»: una muestra inquisitorial en nuestros días

Opinión | «El sambenito digital»: una muestra inquisitorial en nuestros días
Javier Nistal Burón, jurista del Cuerpo Superior de Instituciones Penitenciarias y exdirector general de Ejecución Penal y Reinserción Social de Instituciones Penitenciarias, explica el viejo concepto del sambenito y cómo en nuestros días se ha transformado y potenciado a través de las redes y medios de comunicación digitales. Imagen generada por IA.
18/5/2025 05:35
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Actualizado: 17/5/2025 15:06
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“Cargar o colgar el sambenito” a una persona es una expresión popular que referencia la acusación infamante sobre alguien con la finalidad de desprestigiarle.

Si le añadimos el calificativo de “digital”, ello supone hacer públicas acusaciones injustas o infundadas sobre ese alguien a través de las “redes sociales” con tal objetivo descalificador.

Esta expresión tiene unas profundas raíces históricas de naturaleza religiosa que nos remontan a los tiempos de la Inquisición en España (del siglo XV a la primera mitad del siglo XIX) en los que se instauró el denominado Tribunal eclesiástico del “Santo Oficio”, que asumió la persecución, enjuiciamiento y condena de los herejes en la Iglesia Católica.

Este Tribunal imponía a aquellos penitentes que confesaban sus culpas y mostraban arrepentimiento el castigo de salir a la calle vestidos siempre con un saco de lana amarilla con la cruz de San Andrés y otros símbolos de escarnio público.

Esta especie de poncho que se conocía inicialmente como «saco bendito», porque era bendecido por un sacerdote, con el tiempo, esa denominación se transformó en «San Bendito» y finalmente en «sambenito».

No obstante, hay algunos historiadores que defienden, como más lógico, que el origen del “sambenito” procede del nombre que se daba al gran escapulario que los monjes benedictinos (orden fundada por San Benito) llevaban sobre el hábito, que les llegaba de hombro a hombro y les colgaba hasta la altura de las rodillas.

Y, dado que, la prenda diseñada por la Inquisición española recordaba a ese escapulario, dicha prenda acabó recibiendo ese nombre.

LAS CARACTERÍSTICAS DEL “SAMBENITO DIGITAL”

En cualquier caso, sea cual sea el origen de la denominación dada a este ropaje penitencial de la Inquisición, en lo que sí hay coincidencia es en la finalidad del mismo, que no era otro que la de humillar y deshonrar públicamente a quien lo portaba, de donde surgió el dicho popular «cargar con el sambenito», expresión que se emplea para etiquetar negativamente a alguien difamándole y desacreditándole.

Hoy en día, “colgarle un sambenito” a una persona utilizando las redes sociales conlleva una connotación negativa e indeseada para el afectado, que tiene ciertas semejanzas con las actuaciones inquisitoriales del “Santo Oficio”,como son:

Primero, el anonimato, como pasaba en tiempos de la Inquisición, que ahora proporcionan las redes sociales, donde se esconden los difamadores detrás de ese antifaz que proporciona Internet, lo que dificulta identificar a los responsables y tomar medidas legales contra ellos.

Segundo, que sobre el difamado recae una presunción de culpabilidad, que no de inocencia, no teniendo éste la más mínima oportunidad de defenderse, viéndose sometido a un proceso inquisitorial online, una especie de “auto de fe digital”. Y es que las acusaciones injustas vía online pueden ser difíciles de desmentir o corregir, especialmente, si se difunden por medios que no permiten la respuesta.

Tercero, que el afectado por estas informaciones falsas queda sometido a un escarnio público de alcance incontrolado por la enorme difusión que tienen las redes sociales. Y es que una vez que una información se difunde en la RED, se pierde el control sobre cómo se puede llegar a interpretar y a utilizar ésta.

EL OBJETIVO Y LAS CONSECUENCIAS DEL “SAMBENITO DIGITAL”

Como ya hemos apuntado el objetivo del “sambenito digital” es denigrar de forma inmisericorde a una persona a través de un mecanismo profundamente desacreditador que implica difundir en las plataformas online comentarios, críticas y acusaciones difamatorias sobre esa persona, a través de rumores falsos e informaciones ofensivas para dañar su reputación y prestigio.

Las consecuencias de este proceder pueden ser funestas, pues afectan negativamente a la vida personal, profesional y social de esa persona, con la agravante del contexto digital donde se difunde la difamación, cuyo efecto negativo se amplifica al expandirse de forma tan rápida y llegar a tantos destinatarios.

Todo ello, puede tener un impacto social y emocional de consecuencias muy graves en la persona etiquetada con ese “sambenito”, pues ésta se va a ver sometida durante mucho tiempo a una fuerte presión social por la exposición púbica a críticas infundadas y burlas ofensivas, lo que agravará la inevitable angustia, ansiedad, inseguridad, inquietud, frustración, irritación y miedo que generan estas situaciones, todo lo cual puede afectar al estado físico y mental del afectado.

RESUMEN

A modo de conclusión, podemos afirmar que la expresión “le han colgado un sambenito” tiene hoy en día unos efectos negativos semejantes a los que pudo tener en tiempos de la Inquisición en España.

Además, con el añadido de que en los tiempos actuales el “sambenito digital” es mucho más duradero e implacable, pues a diferencia de los medios físicos usados por los inquisidores, la “difamación digital” permanece en línea durante muchísimo tiempo, incluso después de ser desmentida o retirada, haciendo que el impacto negativo en la persona afectada se perpetue en el tiempo.

En resumen, es evidente que la sociedad del siglo XXI ha creado su propia “maquinaria inquisitiva” a través de las redes sociales que pueden operar como canales de descrédito, desprestigio y denigración de las personas con una eficacia denigratoria superior a la que tenía la Inquisición en su momento.

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