El origen del Libro Blanco, según Alain Casanovas fue una respueta colectiva a una necesidad práctica: : establecer criterios objetivos sobre qué es el Compliance y cuáles son las funciones mínimas y exigibles de quien lo lidera dentro de una organización. Foto: Confilegal.
Alain Casanovas: “El Libro Blanco de ASCOM ha marcado un antes y un después en la profesionalización del Compliance”
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01/7/2025 16:16
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Actualizado: 01/7/2025 16:20
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“El Libro Blanco ha marcado un antes y un después en la profesionalización del Compliance en España. Antes de su publicación en 2017, muchos profesionales eran designados como responsables de cumplimiento sin saber del todo qué se esperaba de ellos… pero lo más preocupante es que quienes los designaban tampoco lo sabían con claridad”, afirmó Alain Casanovas, socio responsable de Compliance Legal de KPMG España.
Fue durante su intervención en el Congreso Compliance en la Actividad Empresarial, celebrado en la sede de CEOE y organizado por ASCOM de la que es presidente de su Consejo Asesor y socio de honor.
Casanovas ofreció una reflexión directa y contundente sobre el impacto que ha tenido el Libro Blanco de la función de Compliance promovido por la Asociación Española de Compliance.
Según explicó, el origen del Libro no fue una iniciativa personal ni académica, sino una respuesta colectiva a una necesidad práctica: establecer criterios objetivos sobre qué es el Compliance y cuáles son las funciones mínimas y exigibles de quien lo lidera dentro de una organización.
“Todos podríamos haber escrito un ensayo con nuestras ideas sobre el ‘Compliance’, pero eso no habría servido cuando alguien cuestiona lo que haces o te pide explicaciones desde una perspectiva legal o institucional. Por eso, el valor del Libro Blanco está en que recoge una visión consensuada, rigurosa y alineada con estándares internacionales”, señaló.
De la intuición a la profesionalización
Para Casanovas, el impacto del Libro fue inmediato. No solo estructuró el rol del ‘Compliance Officer’, sino que aportó seguridad jurídica, legitimidad profesional y un marco técnico común, que ha sido adoptado y adaptado incluso fuera de España, con versiones propias en países como Argentina y Chile.
“El hecho de que este documento haya cruzado fronteras confirma que lo que hicimos en su momento tenía y tiene sentido. No fue un texto oportunista, sino una herramienta necesaria para dar solidez a una función que es cada vez más crítica en las organizaciones«.
Un enfoque más exigente y realista
Respecto a la actualización del Libro Blanco, publicada recientemente, Casanovas destacó que se ha pasado de una simple enumeración de tareas a identificar el núcleo duro de responsabilidades del Compliance Officer, es decir, aquellas actividades que no pueden dejarse de hacer —como la evaluación de riesgos— sin comprometer el modelo de cumplimiento.
“Ya no vale decir que el Compliance hace muchas cosas: lo importante es identificar qué cosas son responsabilidad directa, porque no hacerlas puede implicar una responsabilidad legal. Esta claridad es fundamental en un contexto donde se empieza a hablar de responsabilidad personal por omisión«.
“No se trata solo de tener un canal de denuncias. Hay que saber qué pasa con él, qué denuncias llegan, cómo se gestionan, cuánto tiempo se tarda y qué consecuencias tienen. Ese nivel de control es parte de la profesionalización que impulsa el nuevo Libro Blanco», afirma Casanovas.
Más cultura, menos vigilancia
Uno de los aspectos que más enfatizó fue la evolución hacia una visión más cultural y ética del cumplimiento:
“En un entorno digital y descentralizado, el control tiene sus límites. No podemos vigilar a todo el mundo todo el tiempo. Lo importante es que las personas entiendan por qué deben actuar bien, no por miedo a ser observadas, sino porque creen en lo que hacen. El buen Compliance no se basa en la presión, sino en convicción».
Canal de denuncias: de formalidad a pilar estratégico
Casanovas también puso el foco en el cambio radical respecto a los canales de denuncia. Si en 2016 los estándares apenas los mencionaban, hoy se consideran un pilar del sistema, cuya supervisión recae —al menos en parte— sobre la función de Compliance.
“No se trata solo de tener un canal de denuncias. Hay que saber qué pasa con él, qué denuncias llegan, cómo se gestionan, cuánto tiempo se tarda y qué consecuencias tienen. Ese nivel de control es parte de la profesionalización que impulsa el nuevo Libro Blanco».
Mirando hacia adelante
Como cierre, Casanovas adelantó la próxima publicación de un documento que abordará una cuestión sensible: qué ocurre cuando el Compliance cae en una estructura que no le da soporte ni legitimidad, y si realmente se puede exigir responsabilidad al profesional en esos casos.
“No todo vale. A veces el problema no es el ‘Compliance Officer’, sino el entorno en el que lo colocan. Esta es una reflexión que también debemos afrontar con rigor si queremos seguir avanzando.”
Con estas palabras, Alain Casanovas dejó claro que el Libro Blanco de ASCOM no es solo un documento técnico, sino una piedra angular en la consolidación del Compliance como una función profesional, especializada y esencial para la sostenibilidad ética de las empresas.
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