Jesús Villegas: «El acoso es una especie de cáncer gigantesco que afecta a toda la sociedad»
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15/4/2017 04:59
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Actualizado: 14/4/2017 16:03
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La lacra del acoso moral presenta en el ámbito del derecho penal múltiples manifestaciones (acoso laboral, familiar, ciberacoso, el stalking, acoso inmobiliario o el escarche). Confilegal ha contacto con el magistrado Jesús Villegas, uno de los autores del libro «Los Delitos de Acoso Moral», que acaba de publicarse, con el que hablamos de su historia, tipología y sus numerosos problemas jurídicos.
El libro es un trabajo minucioso elaborado desde el Observatorio Vasco sobre el acoso y discriminación por jueces, fiscales, profesores y abogados que abordan a través del este tema a través de un examen de la jurisprudencia existente. Y las últimas reformas que ha habido con la aparición de la Ley Orgánica 1/2015 de 30 de marzo.
Confilegal ha hablado con uno de los autores y miembro de este Observatorio quien nos detalla algunos de los casos tipificados en la nueva ley, su origen y, en muchos casos de su repercusión social.
¿Que és lo más destacado de este libro?
Los primeros ha hay que destacar es que el acoso, que empezó en el ámbito laboral, se ha ido expandiendo. El acoso es una especie de cáncer gigantesco que afecta a toda la sociedad. Y por ello, el legislador ha creado delitos específicos de acoso que abordan esas situaciones concretas. Tenemos el acoso laboral, un delito muy antiguo como el acoso sexual y se ha introducido el acoso inmobiliario, y otros muchos.
También se ha dado respuesta a toda una serie de acosos que han surgido en el mundo virtual.
¿Cuál es el Objetivo de este Observatorio contra el acoso al que perteneces desde hace años?
Luchar contra la degradación. Defender la integridad moral y comprobar como esos ataques se producen en diferentes escenarios. Lo más importante es que los árboles no nos impidan ver el bosque. El problema es que las relaciones humanas a aveces se plantean en términos de humillación, de dominación. Puede ser un jefe respecto a un empleado o podemos hablar de violencia doméstica.
Independientemente del escenario donde se plantee el acoso, la humillación o la degradación de un ser humano, lo importante es que hay que combatirlo. La figura de acoso moral es como la raíz de ese árbol de humillación y dominación, cuyas diferentes ramas, son los diferentes escenarios de los que hemos hablado.
¿Uno de los delitos más novedosos que destaca la Ley Orgánica 1/2015 de 30 de marzo es el del stalking, no?
No creas. El stalking es una cosa muy antigua, donde en las relaciones de pareja alguien se empecinaba con otra persona y era incapaz de asumir un rechazo o la ruptura de una relación. Por ello, iniciaba una persecución. Esto en terminadas épocas históricas, es un tópico, como en la literatura renacentista o medieval. Se veía como cierto tipo de galantería. Lo encontramos, por ejemplo, en El Decamerón de Giovanni Boccaccio.
Sin embargo, hoy sabemos que todos tenemos derecho a la libertad sexual y a decicir con quien me quiero relacionar o no. Cuando alguien te dice que no es que no. No hay que insistir.
Hoy en día, mandando mensajes de teléfono o de WhatsApp puede hacerle la vida imposible, literalmente, a alguien.
Habláis de la visión de túnel, ¿a qué os referís con ello?.
Un caso prototípico de de vision de túnel fue el del caso Jokin, un joven que sufrió acoso escolar o «bullying» y se suicidó a los 14 años en Guipúzcoa. Sus psicólogos aseguraban que este chico tenía visión de túnel. Era incapaz de pensar en ninguna otra cosa que no fuera el acoso que estaba sufriendo.
¿Y los escraches?
Esto es algo totalmente diferente. Los escraches surgieron en Argentina tras la dictadura. Había determinados torturadores que se encontraban en libertad, porque la justicia no había podido actuar contra ellos, e intentaban reintegrarse en la sociedad. Y sus propios vecinos les hacían el vacío.
Por eso, en su origen está en una tensión social que no se ha resuelto. La sociedad necesita que se aplique la ley, y que llegado el caso se aplique un castigo. Cuando surgen zonas de impunidad o cuestiones sin resolver se produce un malestar y el Derecho tiene que llegar a ellas.
Cuando hablamos de impunidad al amparo de la política se genera mucho malestar. Y genera situaciones patológicas, como los escraches. No quiero tener una manifestación delante de mi puerta cuando voy a un acto, salgo a comprar, llevo a los niños al colegio.
El escrache es una fórmula interesante de acoso porque es la colectividad la que intenta «expulsar» a un miembro incómodo.
Además, aquí surge otro problema, y es que algunos escraches cuentan con el apoyo o la simpatía de la opinión pública, produciéndose una colisión entre el derecho y determinadas demandas sociales que el legislador debe resolver.
Se trata de una violencia social que se muestra de una manera muy diversa.
Como experto conocedor del acoso inmobiliario, ¿de dónde surge el concepto?
Llevo muchos años estudiándolo. Tuve un caso muy famoso hace años, cuan do trabajaba en el País vasco, de la casa Tangora
Se trata de una figura que es Estados Unidos se denomina «blockbusting«, y que yo traduzco como «revientacasas». Era un mecanismo que empleaban, y aún hacen, algunos especuladores inmobiliarios que querían hacerse con bloques de pisos o terrenos para construir.
Allí jugaban mucho con el racismo. Contrataban a gente problemática, a minorías raciales, y los colocaban como inquilinos en edificios y barrios residenciales. Montaban escándalos, la gente se asustaba y empezaban a abandonar la zona. Con eso bajaban los precios y estos especuladores compraban.
Algo que se hizo en España con los arrendamientos de renta antigua, que venían de después de la Guerra civil.
Hoy en día podemos seguir estudiando esta materia es con algunos Ocupas. Algunas mafias intentan utilizar estos movimientos para amedrentar a los vecinos.
Incluso, se han ido creando empresas privadas «de matones» que contratan los propietarios para echar a los ocupas.
Por lo que cuentas, ante todo este tipo de acosos, no podemos plantear hasta qué punto es legal hacerle la vida imposible a alguien.
Lo que nosotros defendemos es que tras todas la formas de acoso hay un bien jurídico protegido que es la integridad moral. La igual cómo lo ataques.
Dentro de la defensa de la integridad moral es donde se encuentran todas la formas de acoso. El acaso es la violación de la integridad moral. Llamamos acoso a los ataques que se hacen a la integridad moral.
El legislador ha intentado regular estos nuevos escenarios donde sed producen esos ataques a la integridad moral.
¿En tu opinión personal la citada Ley Orgánica 1/2015 de 30 de marzo es una buena ley o se ha quedado corta?
Personalmente, pienso que más que crear delitos específicos para cada uno de los ámbitos donde se puede producir el ataque a la integridad moral sería mejor tener un tipo genérico, que defienda la integridad moral, y se pueda aplicar en todos los ámbitos.
Soy partidario de defender el artículo 173 del Código Penal como tipo genérico para la integridad moral y que luego se aplique a la empresa, a la escuela, a la vivienda…
Creo que la unificación conceptual del fenómeno. Si empezamos a hacer tipos específicos esto se puede convertir en algo infinito.
¿Cuándo presentáis el libro en Madrid?.
La semana que viene, el sábado 22 de abril, en restaurante «Puro Teatro», en la calle Malasaña.
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