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Una reflexión sobre todo lo que José Luis Dader ignora u oculta

Una reflexión sobre todo lo que José Luis Dader ignora u oculta
Felicísimo Valbuena, periodista y consultor
07/6/2017 04:55
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Actualizado: 07/6/2017 09:38
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En mi última columna en Confilegal me ocupé del acto en el que José Luis Dader presentó, junto con dos profesores más, un opúsculo que lleva por título «La cibercampaña en Castilla y León” (coordinado por José Luis Dader y Eva Campos).

Resumiendo, con ese artículo quería probar las grandes lagunas de conocimientos que, quienes leen despacio, pueden identificar en los escritos de Dader.

La novedad de esa columna, de ésta y de otra posterior, es que también mostraba la fachada y el patio trasero de Dader en el aspecto ético-moral. Escribe una cosa y dice otra sin inmutarse.

Y es posible demostrar esto leyendo lo que escribe, pero sobre todo, en esta ocasión, han resultado muy útiles las transcripciones que me han facilitado dos personas que asistieron al acto y grabaron lo que allí Dader dijo.

Finalmente, dejaba en claro que mi forma de abordar los escritos de Dader y sus acciones es el humor.

Todo lo que sale del teclado de Dader es tan sumamente aburrido, que solo el humor hace posible que el tedio no derrote al interés por transmitir cómo es este profesor y qué hace.

Así, quienes hayan leído las columnas que he escrito sobre Dader podrán hacerse una idea de cierto tipo de profesores y profesoras de nuestras Universidades que estamos sosteniendo con nuestros impuestos.

A favor de Donald Trump

Y ahora entro en el asunto de esta columna.

El acto era para presentar el libro citado, pero nada más empezar a hablar, Dader quiere conseguir lo que los estudiosos denominan “efecto de primacía”, la primera impresión: que el auditorio, la mitad del cual son chinos, se queden con el nombre de Donald Trump, al que va a dedicar más atención, y muy favorable, que a cualquier otro personaje.

De la hora que duró el acto en una sala de la Casa de Zamora, Dader consumió la mitad, y dedicó gran parte del tiempo, a Donald Trump.

Empieza así su intervención:

“La sorpresa que a tantos nos ha llamado la atención de cómo y por qué ha podido ganar Donald Trump las elecciones. Pero en parte, la victoria de Donald Trump también ha sido por la gestión computacional de campañas. No ha sido solamente esto que nos llama a todos la atención, de que si su lenguaje es estridente, sus insultos, sus grandes retos a los medios de comunicación… sino que también ha sido porque ha gestionado las bases de datos y las conexiones online de una manera muy inteligente”.

Sin embargo, más adelante dice:

“Hay un dato interesantísimo, que casi nadie ha hablado de él, sobre la actividad computacional de la campaña en Estados Unidos, que es que cuando empezó la campaña, Donald Trump pues era un ‘outsider’, nadie le hacía caso, etc. Y hubo, en alguna rueda de prensa, periodistas que le preguntaron: “Oiga, ¿usted cree que va a poder hacer algo ante la enorme maquinaria de análisis de datos que tiene el partido demócrata y Hillary Clinton, en particular?”. Y él dijo: “Bah, eso de la minería de datos está sobredimensionado”. Es decir, no le dio prácticamente ninguna importancia.

“De hecho, él contrató a su director digital de campaña cuando ya había empezado la campaña y esa persona se pasó del orden de seis meses, que él mismo lo ha contado, trabajando con un ordenador portátil desde el cuarto de estar de su casa. Es decir, no tenía, prácticamente, medios. Pero incluso aunque no tenía medios, precisamente su falta de medios le llevó a agudizar el ingenio y empezó a hacer ya toda una serie de pequeños experimentos, en comunidades muy pequeñas, donde veía en qué medida mandar un tipo de mensaje, u otro, tenía efectos. Y aunque no tenía manera de replicarlo, él lo lanzaba en otras comunidades y efectivamente, empezaba a funcionar.

“Pero lo más llamativo de todo es que viendo que eso, de alguna manera, iba dando resultado, cuando en el mes de agosto, ya Donald Trump consigue la nominación o la designación, por parte del partido republicano, contactó a una empresa especializada en geomarketing y análisis de microsegmentación, que se llama Cambridge Analítica. Cambridge Analítica es una empresa británica, que es la principal, o una de las grandes claves de la victoria del Brexit en Gran Bretaña. Es decir, ya, efectivamente, contrató a una empresa, que además tiene un sistema que lo llaman Oceans, de un análisis de estilos de vida, donde agrupan personas por estilos muy particulares, de formas de vida, mentalidades, etc. Y sobre esos grupos, después, focalizan mensajes ya perfectamente establecidos”.

Donald Trump, sobre quien versó la intervención de Dader.

A Trump le sale todo bien

Según Dader, a Trump le sale bien todo. ¿Que no cree en la minería de datos? No importa. Para eso tiene a un experto.

Es que tampoco hace caso al experto. No importa. Incluso, es mejor que no le dé medios para que cumpla su trabajo. Así el experto puede sacar todo lo que lleva dentro.

Y acierta, sí, acierta. Ayuda decisivamente a Trump a ganar la campaña de la designación republicana.

¿Y la Presidencia?

Entonces, Trump sí le da medios al experto y éste, valiéndose de la empresa Cambridge Analítica, su gran arma, focaliza mensajes. Pero eso sí, unos mensajes “perfectamente” establecidos”.

Esto suena a cuento infantil. El experto, a solas con su ordenador en su cuarto, es como Pepito Grillo, la conciencia de Pinocho,  o el ratón Timothy, que enseñó a volar a Dumbo. En fin, caiga la bola en rojo o en negro, Trump siempre gana.

En mi columna anterior, creo que ya dejé en claro lo mucho que Dader ignoraba sobre lo que ahora está hablando.

Por el contrario, ¡qué mal le va a Hillary Clinton!

“Se van a, digamos, poner en circulación, a través de una serie de anillos de voluntarios, este tipo de mensajes para conseguir que cada voluntario, a su vez, lo transmita a otra cadena y así, sucesivamente. Eso, al final, acaba siendo lo que marca la diferencia y si no, que se lo pregunten a la señora Hillary Clinton, que a pesar de que tenía, probablemente, la mejor y más vasta red de esas características, fue capaz de utilizarla con menor inteligencia, fundamentalmente, en las últimas semanas de campaña”.

Hillary no supo aprovechar su «escalera de color», según Dader

O sea, que Hillary tenía una escalera de color y, sin embargo, no supo aprovecharla.

¿En qué se basa Dader para asegurar que Hillary perdió la ventaja que se le suponía?

¿Por qué fracasa su red y precisamente los últimos días?

Dader responde en plan cotilleo de programa del corazón: “que se lo pregunten a la señora Hillary Clinton”.

Es la salida facilona de quien no domina ni los hechos ni sus palabras.

Dader cree descubrir la rueda teórica, pero los inventores han sido otros. Él se encarga de pincharla.

Hacía solo tres semanas de la toma de posesión de Donald Trump y Dader se puso a hacer pinitos en la Casa de Zamora. Quería interpretar teóricamente por qué había triunfado el ya Presidente norteamericano.

Y cuando Dader se adentra en algo que tenga que ver con la teoría, es cuando muestra también sus grandes vacíos. Parece creerse que está descubriendo la rueda, pero resulta que es una rueda teórica que habían inventado otros. Cualquiera que tenga interés por la teoría, y nada hay más práctico que una buena teoría, puede comprobar en los libros o en Internet, la verdad de las cosas, y cómo Dader no sólo no descubre la rueda sino que, encima, la pincha.

Hillary Clinton, candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos. (EP)

“Porque realmente, las grandes campañas en Estados Unidos están descubriendo, se está viendo, que hay mucha más capacidad de una influencia en dos etapas, en dos escalones, donde no importa tanto quiénes son los que, en primer lugar, se acercan a la red y toman el mensaje, sino qué hacen con ese mensaje los que se acercan a la red”.

“De forma que, aunque haya, por ejemplo, un sector de población como las personas de más de 60 o 65 años, que utilicen poco las redes, el asunto es que los que sí las utilizan pueden después, realizar ese efecto de desborde o ese efecto multicapa, al que antes me refería. Y de hecho, la personalización de los mensajes que se está ahora trabajando en este nuevo tipo de campañas persigue, sobre todo, esto. No persigue hacer un mismo mensaje idéntico para todo el mundo, tal y como se hacía en la vieja comunicación de masas; sino que se pretende generar muchos mensajes particularizados, que van a llegar a unos primeros receptores que, a su vez, ellos, se dedicarán a reenviar o a redifundir a través de, incluso, contactos personales. De manera que lo online y lo offline comienza a estar tremendamente comunicado”.

Creo que como mejor podemos encarar estas palabras es haciendo lo mismo que los forenses con las pruebas. Toman una pista clave y se convierten en pescadores: tiran el sedal aguas arriba.

¿A qué se refiere Dader cuando escribe “vieja comunicación de masas”?

No lo dice, pero vamos a deducirlo: ¿A la llamada “teoría de la aguja hipodérmica”  o de la “bala mágica”?

Entonces, se estaría refiriendo a hechos históricos muy lejanos:

El papel de los medios de comunicación norteamericanos al suscitar una opinión pública favorable hacia la guerra hispano-norteamericana en 1898, con expresiones como la célebre “¡Acordaos del Maine!”.

Al poder aparente de la máquina propagandística de Joseph Goebbels en la Segunda Guerra Mundial; también, a la manera en que el estalinismo utilizaba los medios. Pero la Guerra de Cuba queda muy lejos; Goebbels se suicidó en 1945 y Stalin murió en 1953.

¡Tela!, como dicen ahora los jóvenes.

¿Qué cosas han ocurrido desde hace tantos años hasta 2017?

Joseph Goebbles, ministro de Propaganda del gobierno nazi de Adolf Hitler.

Él no lo dice. Hay una explicación: Que ignore, de verdad, las implicaciones de las teorías que han ido surgiendo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Entonces, acude, aun sin saberlo, a lo que, según Laurence Peter, hacen los chinos: “Cuando no conozcas algo, cambia su nombre”. Miles de chinos morían cada año por el desbordamiento de un río al que llamaban Río Terrible. Entonces, decidieron llamarlo Río Pacífico. Seguían ahogándose miles de chinos, pero parecía que habían cambiado algo.

Es lo que le ha ocurrido a Dader. Él habla del influencia en dos etapas, efecto desborde o efecto multicapa. Según él dice, en un momento de sus múltiples intervenciones, es como lo denomina Podemos. Los profesores que conocen las teorías de la comunicación pueden alzar las cejas del asombro y reírse. Y los estudiantes que viven en el entorno de Internet, pueden descubrir con gran facilidad que Dader está ocultando información muy importante. Jenny Gumpertz afirmaba que, en una Biblioteca, la página más importante es la que está arrancada.

O sea, que Dader reduce la comunicación electoral triunfante a Trump y a Podemos. No es así, por más que él quiera cambiar su vestuario verbal. ¿Qué es eso de que las campañas norteamericanas están descubriendo ahora el fluir de la comunicación en dos pasos – two-steps flow of communication- , o múltiples pasos –multiple steps flow of communication?. Esa teoría tiene casi 70 años.

Paul Lazasfeld. Bernard Berelson y  Hazel Gaudet  publicaron su célebre libro The People’s Choice ¡en 1948!. Y ya llevaban diez años investigando sobre su teoría. O esa teoría ha cumplido ya 62, si nos fijamos en cuando Paul Katz y su director de tesis, Paul Lazarsfeld, publicaron Personal Influence en 1955. Incluso, Dader probablemente ignora que no es lo mismo la teoría primitiva de la aguja hipodérmica o de la bala mágica que la teoría de un solo paso, cuando los ciudadanos reciben directamente, sin intermediarios, la noticia del lanzamiento del Sputnik o del asesinato de Kennedy. Más aún, los profesores W. Lance Bennet y Jarold B. Manheim, de la George Washington University, , presentan una nueva concepción de la teoría de un solo paso.

No quiero impartir aquí una clase. Lo que sí deseo dejar en claro es que cualquier estudiante puede acceder a Google y  darse cuenta de todo lo que Dader ignora u oculta.

¿De verdad que Trump es el político que ha inventado los mensajes contradictorios?

“Sin embargo, precisamente, las redes sociales lo que permiten es justamente contradecirse. Y de hecho, por ejemplo, pues un experto en contradicciones ha sido Donald Trump. Es decir, Donald Trump se permite el lujo de prometerle a los señores de Kentucky una serie de cambios que van a ir en la línea de lo que quiere la gente de Kentucky. Y a los señores de Nuevo México, pues les promete otra cosa completamente distinta. ¿Por qué puede hacerlo? Porque utiliza un mensaje muy personalizado, exactamente para tipos de personas que corresponden a un determinado perfil. Entonces, hay tantos mensajes como perfiles. Y al revés: la obsesión está en ser capaces de identificar el mayor número inimaginable de diferentes perfiles y generar todo tipo de mensajes, aunque sean contradictorios. Con lo cual, como vemos, es que cambia completamente la lógica a la hora de hacer campañas. Lo cual, esto puede ser muy bueno para ganar elecciones, pero a lo mejor, no es muy bueno para la democracia. Entraríamos en otro problema”.

Ni una sola vez pronuncia Dader la palabra “lobby” o “grupo de presión”. Pues claro que muchos políticos procuran complacer en sus campañas a muchos “lobbies”. Y Trump se ha dedicado a hacer lo mismo. Siempre diciendo que es en interés de los americanos, por supuesto, pero ¿está favoreciendo, o no, al lobby del automóvil, de las armas, de la energía, de los cereales, etc.?  Y así sucesivamente.

Si Dader quiere ponerse al día, que empiece leyendo el libro Who Runs Congress que el célebre Ralph Nader y otros publicaron en 1972. Y de ahí en adelante, que lea 15 libros más sobre “lobbies”. Muchos estudiantes son mucho más inteligentes de lo que supone Dader y no ignoran cómo los candidatos actúan durante las campañas electorales.

“Claro, efectivamente, una de las cosas que se ha puesto de relieve ya en nuestras campañas españolas y ya digo, de una manera acusadísima en la última confrontación estadounidense, es ese esfuerzo que realizan los partidos y líderes políticos por lidiar a la prensa, quitar miedo a la prensa, cambiar la agenda de los medios. Es decir, crear una nueva agenda, en la que ya no importa si los medios están decididos a seguir o no, porque es una agenda que tiene capacidad de retroalimentación autónoma. Y entonces, empieza a funcionar de manera que los medios que inicialmente, se siente muy poco como digamos, distantes de esto, pero en último momento, se ponen muy nerviosos, porque empiezan a ver que, en realidad, la gente está hablando de una cosa que no es de la que están hablando ellos. Con lo cual, ellos se sienten obligados a ir a rebufo de esa conversación en las redes y entonces, empiezan a su vez, sin querer, a amplificar pues todo tipo de ataques, de insultos, o de estridencias, simplemente porque tampoco se quieren quedar con una agenda pequeñita en la que ellos ya no sean los protagonistas. Entonces, efectivamente, esa es una de las cosas que está pasando”.

El Presidente Roosvelt ganó la elección de 1936 teniendo la prensa en frente. Por eso, desde entonces, él quiso tener un programa llamado “Charlas junto al fuego”, en el que  se dirigía por radio a los norteamericanos. Su sucesor, Harry Truman tuvo sus agarradas con la prensa, algunas de ellas muy graciosas, como cuando criticaban a su hija pianista.

El presidente Richard Nixon desconfiaba de los periodistas.

Ronald Reagan, que ganó las elecciones con la prensa a favor, también siguió con esa costumbre de dirigirse semanalmente por radio, durante cinco minutos, al pueblo norteamericano por encima de las cabezas de los políticos y de la prensa. Él se jactaba de no tener amigos periodistas. Y al final de cada mandato presidencial, la Casa Blanca suele estar en muy malas relaciones con la prensa. Y de quien más ha podido aprender Trump ha sido de Patrick Buchanan, que primero escribió un célebre discurso de Richard Nixon en el que éste atacaba a la prensa; después fue una estrella en el programa Crossfire, de la CNN y, finalmente, un candidato republicano presidencial fallido. Trump ha dado un paso más, pero no en el primero, en su enfrentamiento con la prensa.

El ahorismo de Dader

 En mi última columna de Confilegal, afirmé que Dader está instalado en la falacia de la novedad. Como afirmó Balzac sobre los malos periodistas: “Viven de lo que han matado el día anterior”. ¿En qué consiste esta falacia? David Hackett Fisher, un autor genial, ha estudiado las falacias de los historiadores y las ha documentado con muchos casos. Para él, esta falacia consiste en un llamamiento a la modernidad, o la novedad, o la juventud. Su popularidad entre los historiadores es quizás parcialmente explicada por la anécdota de Marc Bloch acerca de otro gran erudito.

“Había ido con Henri Pirenne a Estocolmo. Apenas llegamos, cuando me dijo:

-¿Qué vamos a ver primero?. Parece que aquí hay un nuevo Ayuntamiento. Entonces, como para alejar mi sorpresa, agregó: «Si yo fuera un anticuario, tendría ojos sólo para lo antiguo, pero soy historiador; por eso amo la vida».

“Cualquiera que sea la explicación, el argumento “ad novitatem” (argumento de la novedad)  aparece en varias formas en la escritura histórica.

Uno de ellos es el hábito desafortunado, que los historiadores han adquirido y que el público ha animado, de asumir que a un sujeto se le otorga una significación especial si se puede demostrar que es cronológicamente primero en cierto aspecto. David Marshall Lang, autor de una bella biografía de Alexander Radischev, argumenta en su título por la importancia de su protagonista llamándolo El Primer Ruso Radical (Londres, 1959). Pero si «radical» significa «una persona que favorece cambios rápidos y radicales en leyes y métodos de gobierno», como Webster lo define, entonces seguramente había radicales rusos antes de Radischev, y otros después de él. Se podría argumentar que cada uno de ellos fue «primero» en algunos aspectos, pero no en otros. Sin embargo, Radischev conserva un significado histórico por el tipo de radical que fue y por las cosas radicales que hizo. La cuestión de si fue primero es una cuestión menor, de mucha menor importancia”.

Otra forma de argumento de la novedad es el excesivo peso que algunos otorgan a la interpretación más reciente de cualquier asunto. En cierta medida, esto es lo más opuesto a la primacía, puesto que se otorga el premio al libro que ha sido publicado en primer lugar. Mirando hacia atrás, el primer libro es el más nuevo y novedoso (Hackett Fisher dedica un amplio párrafo a citar obras que a él le parecen más importantes, aunque hayan sido publicadas hace años)

“También buena parte de la falacia del argumento ad novitatem reside en el absurdo culto a la juventud de finales de la década de 1960, en sus modas juveniles y modas, y en la presunción infantil de que nadie puede jamás confiar en alguien que tenga más de treinta años”.

Y no olvidemos que dos escritores franceses, Chamfort en el XVIII y Flaubert en el XIX, estaban convencidos de que las cosas que más se ponían de moda eran las estupideces.

No puedo seguir abusando de Confilegal ni de los lectores. Sólo diré que Dader considera que Trump, en sus mensajes de Twitter, ha conseguido la bi o multidireccionalidad de tipo horizontal. Y que Trump ganó 75 delegados en seis estados porque supo emplear big data y minería de datos como nadie. ¡Qué suerte tiene Donald Trump! Pepito Grillo y el ratón Timothy le han hecho volar electoralmente. Mientras tanto, ¿dónde ha quedado Obama para Dader? En una simple cita.

Que no se me olvide: Dader repite varias veces, como si fuera su burladero en los toros, un estribillo: “Y vuelvo a decir: quizás eso no es una buena noticia para la democracia. Pero sí que es una noticia muy importante para la eficacia en cuanta a la movilización electoral”. A propósito de los aciertos de Trump, claro. Cada uno es libre de defender a un candidato que quiera, llámense Obama, Trump o Hillary Clinton. Lo importante son los argumentos y las teorías. No hay nada más útil que una buena teoría. Por tanto, las coartadas, los álibis, sobran en política. O uno puede abordar el doble efecto con una teoría consistente.

Agradezco, de nuevo, a quienes me pasaron las grabaciones del acto en la Casa de Zamora, porque así los estudiantes que lean esta columna ahora, o dentro de tres años, se pueden dar cuenta de cómo se pueden divertir encontrando que profesores, con varios sexenios de la ANECA, muestran unas goteras teóricas que necesitan un retechado muy serio.

Enviaré a Confilegal una tercera columna de la que avanzo el título: Cómo no hay que realizar una investigación No lo haré en un plazo inmediato, por no atorar el interés de los lectores.

 

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