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¿Brexit no es Brexit?
26/7/2017 04:58
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Actualizado: 25/7/2017 18:16
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El resultado del referéndum đel Brexit fue una sorpresa para todos. Varias han sido las consecuencias:
- El primer ministro David Cameron tuvo que dimitir y ser sustituido por Theresa May;
- Theresa May convocó elecciones para fortalecer su posición ante la Unión Europea, pero la salió el tiro por la culata: perdió la mayoría absoluta que obtuvo Cameron y debilitó su posición lejos de reforzarla;
- El Reino Unido ha activado el mecanismo del artículo 50 del Tratado de la Unión Europea para hacer efectiva esa salida.
¿Cuál es el resultado de todo eso?
Pues que, a primera vista, las posiciones están muy alejadas y no puede preverse claramente cuáles serán las consecuencias de esa salida. Como ha dicho el ministro Luis de Guindos, no se puede estar fuera de la Unión Europea con una relación con la misma mejor que la que tiene un miembro.
Theresa May, que por cierto estaba contra el Brexit en el referéndum, se puso a la cabeza de la manifestación y afirmó, en la línea de Pedro Sanchez y su famoso no es no, que «Brexit means Brexit» (Brexit significa Brexit).
Pero los ingleses no son tontos y no deberían estaría dispuestos a aceptar el Brexit a cualquier precio. «Brexit is not any Brexit» (Brexit no es cualquier Brexit). Algunas voces cualificadas reclamaron sin éxito un nuevo referéndum sobre las concretas condicïones en que se materialice el Brexit.
Pero los expertos dicen que el Brexit no es reversible, que el Reino Unido saldrá de la Unión Europea sí o sí, que una vez celebrado el referéndum el proceso no tiene marcha atrás.
Pero, analizándolo los resultados del referéndum, se llega a la conclusión de que el resultado no fue uniforme en todo el país, que en Londres y Escocia salió no al Brexit, que el Brexit ganó en el campo frente a las grandes ciudades y en definitiva que el Brexit se impuso en las tierras más alejadas de la innovación y más ancladas en el pasado.
En realidad, el Brexit es malo para Europa, que perdería uno de sus grandes miembros, pero es aún peor para el Reino Unido, que tendería a un penoso aislamiento.
Con todo su antieuropeísmo y sus políticos euroescépticos, el Reino Unido es de los países que más europeo ha sido en muchas cosas y que más se ha beneficiado de pertenecer a Europa.
En esas circunstancias, la salida de Europa del Reino Unido no debería producirse.
No puede ser que un partido marginal, populista y que prácticamente ya ha desaparecido, condicione toda la vida política británica hasta alcanzar un resultado claramente perjudicial para el Reino Unido.
Pero alguien tiene que alzarse públicamente contra el Brexit en el Reino Unido. Ya lo han hecho personas aisladas como Tony Blair, pero éste está totalmente desprestigiado. Debería surgir un verdadero líder británico que se opusiera al Brexit, en el Partido Conservador o en el Laborista.
Y que ese líder proeuropeo ganara las elecciones, de modo que, con o sin nuevo referéndum, parara este absurdo proceso de desconexión.
Lo que tanto se dice en España, sería más necesario en Europa: es tiempo de hacer política. Y que los líderes europeos ofrezcan al Reino Unido el tratamiento adecuado para reconocer sus «hechos diferenciales».
Pero no sé si lo que cuento es demasiado bonito para ser cierto.
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