El terrorismo yihadista dejó al menos 10.600 muertos en todo el mundo en 2018
según el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo, que contabilizó 1.571 ataques, en 37 países
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05/3/2019 17:52
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Actualizado: 05/3/2019 18:03
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El terrorismo yihadista dejó al menos 10.598 muertos en todo el mundo en 2018, según ha informado hoy el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), que ha presentado su informe anual.
Esta entidad, que depende de Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), contabilizó el año pasado 1.571 ataques, en 37 países.
Europa fue escenario de seis de ellos, que se saldaron con 13 víctimas mortales, lo que supone una reducción de un 79% respecto a 2017, cuando hubo 15 atentados.
En el acto han intervenido la presidenta de Covite y del OIET, Consuelo Ordóñez; el experto en terrorismo yihadista Luis de la Corte, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y director del área de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad; el analista Moussa Bourekba, investigador en Barcelona Centre for Internacional Affairs (CIDOB); y el director del OIET, Carlos Igualada.
Según han expuesto, Afganistán se ha convertido, con diferencia, en el país con mayor número de atentados y víctimas como consecuencia principalmente del incremento de poder de los grupos talibán.
El 38,3 % de las víctimas mortales del terrorismo yihadista sufrieron atentados en países del centro o el sur de Asia; el 33,8% de las víctimas lo fueron en países del Medio Oriente y el Norte de África; el 25,2% en África Subsahariana; y Europa Occidental registró el 0, 08% de los fallecidos.
Los talibán es el grupo terrorista que causó el mayor número de víctimas mortales el año pasado, 2.493, el 23,5% del total de víctimas a nivel mundial. Le sigue el Daesh Central (Siria e Irak), responsable de 1.745 asesinatos, casi el 16%, y Boko Haram, que dejó 1.225 muertos, un 11% del total.
Luis de la Corte ha explicado que se han reducido en más de un 83% las víctimas del terrorismo yihadista y en un 46% los atentados yihadistas.
Ha indicado que esto ha podido deberse a la reducción de la actividad propagandística de Daesh debido a la descentralización de este grupo terrorista y a su pérdida de poder territorial, que ha sido, a su vez, un factor de desmovilización.
EN ESPAÑA HUBO 23 OPERACIONES POLICIALES ANTIYIHADISTAS Y 58 DETENIDOS
El Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo ha informado que en España hubo 23 operaciones policiales y 58 detenidos, la cuarta cifra de detenciones más elevada de toda la década, tras los 102 de 2015, los 84 de 2017 y los 76 de 2016.
Explica que de las 58 personas detenidas el año pasado, 29 se radicalizaron en el entorno de las prisiones.
«El 64% de los detenidos tenía nacionalidad marroquí, siendo la española la segunda nacionalidad dada con mayor frecuencia (20%). El resto eran ciudadanos sirios, a los que es preciso añadir el caso de un ciudadano holandés, un argelino y otro senegalés», detalla.
Son 57 hombres y una mujer. De los 58 detenidos, el de mayor edad tiene 58 años y el de menor edad es la mujer, de 19 años.
LOS CINCO PAÍSES MÁS AFECTADOS
Afganistán, Irak, Somalia, Siria y Nigeria han sido los cinco países más afectados por el terrorismo yihadista durante el año 2018, según revela este informe. El 79% de las víctimas mortales del yihadismo –7.741 de un total de 10.598 – se concentran en estos cinco países.
El OIET señala que este porcentaje no difiere apenas del de 2017, en el que el 77% de las víctimas del terrorismo se concentraban en los cinco países más afectados de ese año, que eran los mismos, solo que en distinto orden: Irak, Afganistán, Nigeria, Somalia y Siria.
«Al igual que el año pasado, tres de cada cuatro víctimas del terrorismo fallecieron en los cinco países más afectados por el fenómeno terrorista. Afganistán es el país que más pérdidas humanas ha tenido como consecuencia de este fenómeno, con al menos 3.589 muertos.
El Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo indica que el 34% de las víctimas del terrorismo islamista a nivel mundial se han producido en un solo país.
Asimismo, apunta que este año Afganistán ha desbancado a Irak como país con mayor número de víctimas a causa del terrorismo yihadista.
Según el Anuario del Terrorismo Yihadista 2018, el atentado más sangriento de 2018 fue el perpetrado en la localidad de Baluchistán, en Pakistán, que dejó 149 muertos, y cuya autoría es de Wilayat Khorasan, la filial de Daesh en la región.
MAURITANIA Y SENEGAL, NUEVOS FOCOS DEL TERRORISMO YIHADISTA EN EL SAHEL
Destaca que 2018 ha visto cómo, mientras a duras penas Túnez y Argelia conseguían mejorar la seguridad de sus respectivos países, el resto de las naciones de la región avanzaban en mayor o menor medida hacia la desestabilización fruto de factores como la presión demográfica, las rivalidades étnicas, el cambio climático, y sobre todo e influido por estas, el yihadismo, y que países hasta ahora estables como Mauritania o Senegal han sufrido las primeras amenazas serias en su territorio.
El informe señala que «Marruecos, pese a una frenética labor policial de desarticulación de células yihadistas, ha sido testigo de un horrendo ataque que acabó con la vida de unas turistas nórdicas y países como Níger o Burkina Faso han contemplado como en cuestión de meses en diversas regiones del país se implantaban y actuaban repetidamente grupos yihadistas, lo que forzó a dichos países a declarar el estado de emergencia».
Apunta que «Libia no consigue que una de las diferentes facciones que se disputan el poder se imponga definitivamente sobre el resto, lo que permite a los grupos yihadistas usar el país como base desde donde actuar, mientras que Mali y Nigeria, tras unos prometedores resultados en la lucha anti yihadista de coaliciones militares internacionales, ven como estos últimos recuperan el terreno gracias a las rivalidades étnicas, la falta de pericia de las fueras militares nacionales y sus abusos a los derechos humanos de la población civil».
LAS ILUSIONES ÓPTICAS DE LA RADICALIZACIÓN YIHADISTA: DE LOS PATRONES A LOS DETALLES
El analista Moussa Bourekba ha expuesto que, en el ámbito del análisis de la radicalización violenta, los conflictos en la zona de Oriente medio y del Norte de África (MENA), y en particular el auge del autoproclamado Estado Islámico (EI) entre 2014 y 2016, parecen haber consolidado dos tendencias contraproducentes.
«Por una parte, atribuir a Al Qaida cualquier forma de violencia política cometida por los musulmanes llevó in fine a multiplicar su poder de atracción a escala global (creaciones de ramas locales); mientras que, por otra parte, el poder de atracción de la organización terrorista reforzó el mito de un apoyo social masivo de buena parte de los musulmanes hacía esas organizaciones», ha detallado.
Ha manifestado que aunque se dispone cada vez de más datos cuantitativos y cualitativos para analizar este fenómeno, el abanico de debates científicos sobre las motivaciones, los factores y los canales que favorecen el proceso de radicalización sigue ampliándose ad infinitum.
Prospectiva 2019: ¿Habrá una nueva oleada de atentados terroristas yihadistas en Europa?
De acuerdo con el análisis realizado en el Anuario, y con la exposición del experto Luis de la Corte durante su presentación, se ha reducido en más de un 83% las víctimas del terrorismo yihadista y en un 46% los atentados terroristas yihadistas. La reducción ha podido deberse, ha asegurado el autor, a la reducción de la actividad propagandística de Daesh debido a la descentralización de este grupo terrorista y a su pérdida de poder territorial, que ha sido, a su vez, un factor de desmovilización.
De acuerdo con lo manifestado por De la Corte, es poco probable que 2019 transcurra sin la ocurrencia de uno o varios ataques de inspiración yihadista.
Ha explicado que, si tomamos como referencia la tendencia de 2018 y asumimos que nada importante cambiará respecto a ese año, lo que cabría esperar es un terrorismo yihadista de baja intensidad, vinculado a atentados más bien rudimentarios y con pocas víctimas, realizados en espacios urbanos abiertos, dirigidos contra población civil o contra responsables de la seguridad (policías o militares) y preferentemente perpetrados por personas que se habrían radicalizado en solitario, que carecerían de adiestramiento, pues no habrían tenido oportunidad de viajar a Siria ni a ninguna otra zona de conflicto y que carecerían de vínculos directos con ningún gran entramado u organizaciones terrorista.
Ha dicho que el impacto causado por ataques de ese tipo realizados por individuos con ese perfil tendería a ser mínimo, siempre y cuando su número no creciera de forma significativa respecto de los que se produjeron en 2018.
No obstante, ha hecho hincapié en que “la predicción del futuro mediante una simple extrapolación de tendencias del pasado es siempre arriesgada, pues los escenarios donde opera el fenómeno a predecir y el fenómeno mismo pueden experimentar alteraciones decisivas”.
“El dinamismo y la capacidad de cambio que ha caracterizado al fenómeno yihadista aconseja no descartar sorpresas ni dar por supuesto que, de un año para otro, todo seguirá igual”, ha añadido.
Según este Observatorio de Covite, que «para frenar el terrorismo yihadista es preciso actuar contra él desde todos los niveles, afrontando sus dimensiones macro, grupal e individual».
«Y para ello hace falta la confluencia, en este fin común, de toda la sociedad unida, especialmente a la hora de prevenir, identificar y poder frenar procesos de radicalización, que seguirán produciéndose», destaca.
También dice que «se precisa el desarrollo de una cultura de seguridad, que haga a todos los actores corresponsables en la medida de sus posibilidades» y que «clave en esta línea es la involucración del ámbito municipal, y de servicios educativos, sanitarios y de servicios sociales».
RESUMEN EJECUTIVO DEL ANUARIO DEL TERRORISMO YIHADISTA 2018
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