Tres sicarios colombianos a juicio por el asesinato de un hombre al que confundieron por error con otro
|
12/5/2019 06:15
|
Actualizado: 12/5/2019 15:18
|
Mañana lunes nueve hombres y mujeres, todos ellos miembros de un tribunal del jurado, comenzarán a juzgar en el edificio de la Audiencia Provincial de Madrid, a uno de los hombres más peligrosos que han habitado España en los últimos veinte años. Se trata del colombiano José Arbey Rentería, de 42 años, alias «Snoopy». Un «cobrador del frac» del inframundo del narco.
Por 20.000 o 30.000 euros es capaz de organizar el pase a «la otra vida» a cualquiera.
Junto a él también serán juzgados sus compatriotas Breiner Augusto Portilla Tapasco, de 41 años, y Johnson Andrés Medina Vargas, de 32 años.
Los tres están acusados del asesinato a tiros de José Luis Lucas Serrano, de 32 años, un joven al que supuestamente confundieron con el que era su objetivo: uno de los hombres de confianza de Francisco Javier Martín Sáez, alias «Niño Sáez», el mayor alucinero de España y delincuente habitual vinculado con el narcotráfico.
Éste, al parecer, «tenía que pagar» el robo de un envío de cocaína. Era un asesinato por encargo.
EL EMPRESARIO Y EL «ALUCINERO» SE PARECÍAN
Lucas Serrano se parecía físicamente al objetivo.
Los dos conducían el mismo coche, un Smart de color blanco. Y los dos acudían al mismo edificio, el 21 de la madrileña calle Córdoba.
El primero, la víctima, en paro, estaba haciendo un curso del antiguo INEM.
El segundo, tenía por costumbre mantenerse en forma en el gimnasio Liceo, dos plantas por encima de donde Lucas Serrano, un ejecutivo en paro, licenciado en empresariales y cuatrilingüe –hablaba, aparte del español, inglés, francés y portugués–.
De acuerdo con las pruebas que se van a aportar al juicio, Lucas Serrano fue objeto de una larga vigilancia previa, de tres semanas, por parte de Breitner Portilla y de Johnson Medina.
En ningún momento se dieron cuenta del error.
A SANGRE FRÍA
Esa concatenación de circunstancias condujo al asesinato del joven, a sangre fría, el viernes 12 de septiembre de 2014.
Fue pasadas las 18.00 horas. Lucas Serrano se acababa de montar en su coche tras dejar el edifico.
Un motorista, que resultó ser Breiner Portilla, alias «JJ» –uno de los alias que utilizó Jhon Jairo Velásquez Vásquez , el sicario de confianza de Pablo Escobar– se le acercó por el lado derecho del copiloto, llamando su atención.
Éste salió del vehículo. Momento que aprovechó el colombiano para bajarse de la moto, rodear el vehículo del joven por detrás y descerrajarle ocho disparos a una distancia de dos o tres metros.
El español fue alcanzado tres veces en la cara, y cinco en el cuello, el pecho, y el brazo derecho muriendo segundos después.
De acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular, que representa a los padres y las hermanas de Lucas Serrano –a cargo del conocido abogado penalista, Jaime Sanz de Bremond– la orden de asesinar fue dada por «Snoopy», quien está acusado como coautor.
Lo mismo que Johnson Medina, quien supuestamente le facilitó la moto y el arma que utilizó Breiner Portilla, y que nunca ha sido hallada.
El juicio representa todo un desafío. Porque no es la primera vez que «Snoopy», en prisión preventiva desde hace dos años por una condena de 5 años de otro caso por tenencia ilícita de armas, es juzgado por acusaciones similares, de las que, hasta ahora, ha salido con bien.
PRUEBAS CON BASE
Sin embargo, esta vez su suerte podría haber cambiado. Los indicios parecen más que solventes.
El hilo de la madeja fue el hallazgo de la moto.
La Policía Municipal de Madrid la encontró a las 21.10 horas de ese día entre una valla y unos setos, en la confluencia de las calles de Cristo de la Vega y Doctor Tolosa Latour, donde Breiner Portilla la dejó abandonada a toda prisa.
¿Por qué? Al parecer, en su huida, se dio de bruces con un control rutinario de la Policía Nacional.
Había alterado la matrícula de la moto, una Kymco gris, modelo Xciting 500, con cinta aislante, convirtiendo la numeración de 7959 GBH en 7898 GBH, para así dificultar su identificación en el caso de que fuera grabado por alguna videocámara.
Si se hubiera sometido al control con toda probabilidad habría sido detenido. Improvisó. Tomó un atajo. Poco después la abandonó. Pero se le olvidó, en el habitáculo, bajo el asiento, el móvil Blackberry que había utilizado para comunicarse con «Snoopy» y con Johnson Medina, que contenía restos de ADN suyo.
La Brigada de Policía Científica halló también, en los mandos, restos de disparo, producto de la transferencia de las manos.
Las investigaciones posteriores, realizadas sobre las comunicaciones realizadas entre los tres teléfonos, demostraron que Breiner Portilla, «Snoopy» y Johnson Medina se comunicaron con nombres en clave mediante voz y SMS.
Los posicionamientos de ese día, y muchos otros también, demostraron que «Snoopy» se encontró en las inmediaciones del lugar.
EL CASO FUE RESUELTO DOS AÑOS MÁS TARDE
La investigación tardó dos años en resolverse. El 31 de mayo de 2016 fue detenido Johnson Medina a las 3.15 de la madrugada en el piso de Leganés en el que se hallaba.
Breiner Portilla, que había conseguido huir a Colombia, vía Portugal, pocos días después del asesinato en Madrid, se hallaba en Bogotá.
«Alguien» le dio el soplo de la detención de Johnson Medina, por lo que ese mismo día, 31 de mayo de 2016, trató de salir de la capital colombiana a Panamá. La cantidad de maletas que llevaba y el nerviosismo llamaron la atención de la policía colombiana. Fue detenido.
Once meses más tarde, el 28 de abril de 2017, fue extraditado a España.
«Snoopy», por su parte, había sido detenido en agosto de 2015 en Mijas, Málaga, cuando, al parecer, estaba preparando otro hecho similar en la persona de un empresario marbellí.
El Grupo II de la Brigada de Crimen Organizado de la Policía Nacional lo impidió. Fueron arrestados y encarcelados. José Arbey Rentería se encontraba, ese 31 de mayo de 2016, en prisión preventiva, a la espera de juicio por ese hecho.
Un año más tarde, el jefe sicario y sus secuaces aceptaron una pena de prisión de cinco años por un delito de depósito de armas.
Desde 2017, al igual que Breiner Portillo y Johnson Medina, José Rentería, «Snoopy», está acusado en firme del asesinato de Lucas Serrano.
LO QUE PIDE EL FISCAL Y LA ACUSACIÓN PARTICULAR
Las dos acusaciones, la pública y la particular, difieren en cuanto a la petición de las penas.
Para el supuesto autor material, Breiner Portilla, la fiscalía solicita 23 años y 4 meses de prisión; 20 años de cárcel por un delito de asesinato, 1 año y seis meses por el delito de tenencia ilícita de armas, y un año y 8 meses por un delito de falsedad en documento oficial, además de una multa de 1.440 euros.
En el caso de Johnson Medina, la pena solicitada es de 17 años, por un delito de asesinato, como coautor, y un año y seis meses por tenencia ilícita de armas.
Por lo que respecta a «Snoopy», lo que solicita el Ministerio Fiscal es 18 años de prisión.
Para todos ellos, además, pide que indemnicen a la pareja de Lucas Serrano con 120.000 euros y a los padres y hermanas con 15.000 euros cada una.
La acusación particular, por su parte, es sensiblemente más dura. Porque para los tres pide 25 años de prisión por el asesinato del joven.
A Breiner Portilla le aumenta 1 año y 6 meses por el delito de tenencia ilícita de armas y 1 año y 9 meses por un delito de falsedad en documento oficial.
Y a Johnson Medina, igualmente 1 año y 6 meses por la tenencia ilícita de armas.
Además, solicita para cada uno de los padres 40.000 euros, y 15.000 euros para los tres hermanos del asesinado.
Noticias Relacionadas: