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Puigdemont tiene la culpa de que sus colegas políticos estén en prisión preventiva

Puigdemont tiene la culpa de que sus colegas políticos estén en prisión preventiva
Manuel Álvarez de Mon Soto, ha sido magistrado, fiscal y funcionario de prisiones. Actualmente ejerce la abogacía. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
24/5/2019 06:15
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Actualizado: 23/5/2019 23:34
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Si Carles Puigdemont no se hubiera fugado, junto a los 4 exconsejeros de su gobierno autonómico, si no se hubiera convertido en un prófugo, eludiendo su responsabilidad y la acción de la justicia, los políticos presos, a los que el Tribunal Supremo está enjuiciando en esos momentos en el Salón de Plenos del primer palacio de justicia de España, posiblemente estarían libres.

TV3, la televisión pública autonómica catalana, tituló en la misma línea el vídeo sobre mis declaraciones extraídas de la entrevista que me hicieron el pasado sábado 18 de mayo en el programa «Preguntas Frecuentes»: «Si Puigdemont no estuviese fuera los presos (del juicio del procés) estarían libres».

¿Por qué llegué a esa conclusión de que la fuga de Puigdemont y de los cuatro exconsejeros es la causa la causa del mantenimiento de la prisión preventiva de 9 encausados en el juicio referido?

Porque si examinamos lo que es la prisión preventiva o provisional –que es lo mismo, solo mera diferencia semántica– y las resoluciones judiciales dictadas en la causa para decretarla, por parte del magistrado instructor Pablo Llarena, se lleva necesariamente a esa conclusión.

La huida de Puigdemont y de los otros es lo que mantiene en prisión preventiva a Oriol Junqueras, Jordi Turull, Josep Rull, Joaquim Forn, Raül Romeva, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Dolors Bassa y Carme Forcadell. 

PELIGRO DE FUGA 

Examinemos brevemente lo que es la prision provisional y sus fines para, por descarte, llegar al motivo del peligro de fuga como única causa subsistente de la prisión preventiva de los encausados citados.

La provisión provisional es la medida cautelar más radical y represiva que puede imponer el Estado a una persona no condenada, por sentencia firme, a pena privativa de libertad por un delito que indiciariamente haya cometido un individuo.

Y que lleve por regla general aparejada pena igual o superior a 2 años de privacion de libertad, según establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal, supuesto que concurre en los encausados en el juicio del llamado «procés».

Ahora bien, y según la misma ley, la prision ha de cumplir al menos uno de estos fines: el evitar ocultar pruebas, peligro de reiteracion de atentar al bien jurídico protegido de la víctima o el peligro de fuga.

A estas alturas del juicio no hay ya peligro de ocultar pruebas, ni posibilidad de llegar al punto máximo de consumación del delito.

O sea, la declaración unilateral de independencia, por carecer los encausados de poder institucional para ello, sin perjuicio de una hipotética conspiración.

Pero debería, de momento, excluirse por el principio de presunción de inocencia y porque la prisión preventiva no es, en modo alguno, una pena anticipada.

Su aplicación tiene que ser restrictiva, como reiteradamente ha dicho el Tribunal Constitucional y ha recomendado el el Consejo de Europa.

QUÉ PASARÍA SI UNO DE LOS PRESOS SE FUGARA 

¿Qué queda, entonces, para fundamentar el mantenimiento de la prision provisional?

Si se fugara un solo encausado, que ahora esté siendo juzgado, antes de que acabe el proceso, las consecuencias serían irreparables. El juicio podría ser nulo y tendría que repetirse. 

La postura de Puigdemont, desde el punto de vista humano, representa un egoísmo personal evidente y una insolidaridad manifiesta hacia sus compañeros de viaje, que, hasta ahora, se han pasado más de un año y medio en la cárcel.

Él, desde mi punto de vista, tiene la principal culpa de la situación que han vivido y viven los procesados y enjuiciados por el Supremo en estos días.

El inquilino de Waterloo, con su huida, demostró la pasta de la que estaba hecho. Sobre su conciencia llevará siempre los días y las noches que sus compañeros han pasado en las cárceles. Porque él y solo él tiene la culpa.

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