La Fiscalía pide 96 años de cárcel para ‘el violador del ascensor’ por dos agresiones sexuales en las inmediaciones de La Paz
Pedro Luis Gallego fue condenado a 273 años de cárcel por los asesinatos de Leticia Lebrato, Marta Obregón y por 18 agresiones sexuales; quedó en libertad en 2013 tras la anulación de la Parot y volvió a entrar a prisión en junio de 2017, acusado de estas dos agresiones sexuales y el supuesto intento frustrado de otras dos que lograron huir. Foto: El Mundo.

La Fiscalía pide 96 años de cárcel para ‘el violador del ascensor’ por dos agresiones sexuales en las inmediaciones de La Paz

Y el intento frustrado de otras dos
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07/6/2019 11:07
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Actualizado: 07/6/2019 11:16
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La Fiscalía Provincial de Madrid reclama 96 años de prisión para Pedro Luis Gallego Fernández, conocido como ‘el violador del ascensor’, por la presunta violación de dos mujeres y el supuesto intento frustrado de otras dos que lograron huir, en las inmediaciones del Hospital La Paz, de Madrid, entre diciembre de 2016 y abril de 2017.

Este individuo cuenta con un amplio historial delictivo.

Fue condenado a 273 años de cárcel por los asesinatos de Leticia Lebrato, de 17 años, en Viana de Cega (Valladolid), y de Marta Obregón, de 22, en Burgos, así como por 18 agresiones sexuales.

Salió de Alcalá-Meco en noviembre de 2013, tras pasar 21 años entre rejas. Quedó en libertad en aplicación del fin de la ‘doctrina Parot’.

Fue detenido de nuevo en junio de 2017, acusado de dos agresiones sexuales en Madrid, el 19 de febrero y 14 de abril de 2017, y por haber tratado de hacer lo mismo sin éxito con otras dos mujeres.

Deste entonces se encuentra en prisión provisional en la cárcel de Navalcarnero, donde en septiembre de 2017 intentó suicidarse.

El magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 33 de Madrid, Tomás Martín Gil, lo procesó en septiembre de 2018 por dos agresiones sexuales e intento de otras dos.

Según señaló en un auto, los hechos objeto de la investigación suponen delitos de detención ilegal, agresión sexual, lesiones, robo con violencia y contra la salud pública.

El magistrado justificó los indicios de criminalidad existentes en que dos de las supuestas víctimas le reconocieron en la rueda en sede judicial y que su ADN coincide con el hallado en las torundas vaginales de las otras dos mujeres.

El juicio se celebrará el próximo 3 de octubre.

EL ESCRITO DE ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

La primera acción delictiva que la Fiscalía imputa a este individuo se remonta a diciembre de 2016.

Según relata el Ministerio Público en su escrito de acusación, el 16 de diciembre, sobre las 23:35 horas, el acusado abordó “repentinamente” con una pistola intimidatoria a una joven, de 17 años, en una calle situada en la zona norte de Madrid, a la que trató de arrastrar hasta el coche con objeto de “privarle de su libertad, rehusando a apoderarse de su cartera y teléfono móvil ofrecidos por la víctima, quien se negaba en todo momento a acompañarle, siendo las exigencias del procesado las de alejarla de un lugar público-transitado y llevarla a un lugar cerrado y seguro».

Pese a todo, el delincuente no logró su pretensión ante la presencia de otros viandantes que impidieron esta acción y ello motivó que la joven tan sólo resultara con una herida leve en su rodilla.

Por estos hechos lo acusa de un presunto delito de detención ilegal y pide dos años y seis meses de cárcel.

Según expone la Fiscalía, dos meses después, el 19 de febrero de 2017, Pedro Luis Gallego Fernández acudió sobre las 00:00 horas a otra calle de la zona norte de Madrid donde, tras encañonar a una joven con una pistola le llevó hasta su coche, le «tapó con un gorro los ojos, la ató las manos por la espalda con bridas y la tumbó en el suelo de los asientos traseros del vehículo”.

A continuación, la llevó hasta un domicilio situado en Segovia “donde maniatada (…) e impedida de toda visión tuvo que soportar del procesado que la agrediera sexualmente (…) en cinco ocasiones”.

Sobre las 14:30 horas del día siguiente dejó a la víctima en una calle de Madrid “previo lavado del cuerpo para evitar dejar vestigios”.

Sustrajo a la víctima su teléfono móvil, auriculares, y 50 euros.

El Ministerio Público destaca que la joven perdió el curso que estaba estudiando ya que estuvo sometida a tratamiento psicológico por estos hechos.

Apunta que sufrió estrés postraumático, que tardó en curar 90 días impeditivos, y le dejó importantes secuelas psicológicas.

Por este caso lo acusa de presunta detención ilegal, por la que pide 15 años de prisión, por supuesta agresión sexual continuada, 19; por un presunto delito de lesiones, dos años, y por un supuesto delito de Robo con violencia, 3 años.

El tercer hecho delictivo por el que este individuo se sentará de nuevo en el banquillo de los acusados se refiere a unos hechos ocurridos sobre las 1:40 horas del 2 de abril del año 2017, cuando abordó en plena calle a otra joven a la que exigió a la fuerza que se introdujera en el coche, “llegando a empujones a meterla dentro del vehículo, al tiempo que (…) recibía golpes con una pistola”.

La víctima, no obstante, logró huir del lugar “recibiendo golpes en la cabeza que provocaron tumefacción Parieto -occipital y hematoma que sanaran con una asistencia médica tras 7 días, siendo solo uno impeditivo”.

La Fiscalía lo acusa de un delito de detención ilegal, por el que reclama dos años y seis meses, y de
un supuesto delito de robo con violencia, por el que pide 4 años.

La última acción delictiva que se le imputa al acusado ocurrió sobre las 22:45 horas del 14 de abril de 2017, también en una calle de Madrid, cuando el procesado abordó a otra mujer a la que tras colocarle una pistola en la cabeza la introdujo “a empujones” en un coche.

“Tras darle leves golpes, le puso una brida y luego una cinta de pegar de pintor en las manos, y tras taparle los ojos la sentó en el asiento del copiloto llevándola hasta la gasolinera (…) sita en el término municipal de Las Rozas obligándola a mantener relación sexual completa”, reseña la Fiscalía.

A continuación, el acusado llevó a la mujer hasta Segovia donde durante más de seis horas la estuvo forzando sexualmente.

Al amanecer la limpió y la llevó nuevamente a Madrid abandonándola en la calle.

La víctima sufrió estrés durante 90 días, lesiones que requirieron periódica asistencia médica, dejando como secuela un estrés postraumático de entre 6-15 puntos, así como dos cicatrices pequeñas en la muñeca izquierda.

Lo acusa de los presuntos delitos de detención ilegal (15 años), agresión sexual (12 años), de un delito continuado de agresión sexual (19 años) y de un supuesto delito de lesiones (dos años).

Pedro Luis Gallego Fernández cometió su primera agresión cuando tenía 19 años, en 1976, pero no ingresó en prisión hasta el 20 de junio de 1979.

Salió de la cárcel y volvió entrar en varias ocasiones tras reincidir en sus delitos hasta mediados de los años 90, cuando fue condenado y encarcelado.

Aprovechaba su profesión como mecánico de ascensores para acceder a los portales de sus víctimas.

Su ‘modus operandi’ para consumar su agresión era el de esperar a que entraran en el portal de su vivienda para, al llegar al ascensor, sujetarlas e introducirlas en el habitáculo para forzarlas de modo muy cruel, según testificaron sus víctimas.

CERVERO: ‘LOS ASESINOS Y VIOLADORES EN SERIE NO SE REHABILITAN’

La derogación de la ‘Doctrina Parot’, además de la apertura de la cárcel para etarras, supuso la liberación de 169 violadores y asesinos.

Hasta el momento, cuatro de los violadores excarcelados con la derogación de la Parot han reincidido.

Se trata de Pedro Luis Gallego‘el violador del ascensor’; Félix Vidal, ‘el violador del estilete’; Pablo García, ‘el violador del portal’; y Antonio García.

José Luis Cervero, criminólogo y guardia civil, ha manifestado a Confilegal que los autores de delitos comunes con el tiempo pueden llegar a rehabilitarse, pero que los asesinos y violadores en serie nunca.

“Está demostrado científicamente que una vez que estén en libertad seguirán haciéndolo”, afirma.

José Luis Cervero fue durante más de 40 años agente operativo de los Servicios Secretos de la Guardia Civil.

Cervero explica que generalmente son psicópatas, que “el psicópata desalmado no tiene sentimientos ni emociones, y que la falta de empatía le obliga a seguir matando o violando porque se les van almacenando una serie de fantasías en su mente que le llevan a hacerlo creyendo que así se va a liberar de ellas”.

De hecho, indica que “aprovechan el tiempo que están privados de libertad para reflexionar sobre cómo cometieron el delito, los posibles errores que tuvieron y cómo evitarlos en la próxima vez”.“Tratan de mejorar su estilo para no ser detenidos ni descubiertos”, expresa.

El anterior responsable de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, también ha advertido de que los violadores son “un gran peligro porque tienen una tasa de reincidencia muy alta”.

En el caso de los pederastas, según la abogada y criminóloga Beatriz de Vicente, “más del 90% reincide”.

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